Los soberanos argumentos de La Haya

Juan Marcelo Columba Fernández*COLUMBAdjetivación política y constataciones discursivas sobre el contencioso entre Bolivia y Chile“Demoledora”, “brillante”, “excelente”… jubilosos adjetivos y comparaciones futbolísticas. La certeza de la política criolla. Sería muy divertido evaluar las argumentaciones presentadas por Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya en términos de goles, pero la evaluación especializada de los alegatos pareciera sobrepasar las cándidas declaraciones del célebre líbero del rodillazo y de su “insider” izquierdo.Las patriotísimas declaraciones de los políticos bolivianos en torno al tema no abundaron en detalles sobre el fundamento de sus vehementes epítetos ¿En que basan tales calificaciones? ¿En la adecuación de los alegatos a una normativa internacional? ¿En la coherencia interna de la argumentación? ¿En el balance de los contraargumentos? ¿En la verdad o falsedad de las premisas? ¿En una ética, o bien, una estética argumentativa? – Resultaría interesante una crítica de los discursos argumentativos presentados en la Corte Internacional… – No sé… ¡Mejor alabamos nuestra “superioridad histórica, moral, lógica y argumental”! – Tal vez una breve mención de las obligaciones generadas por los compromisos chilenos, argumento ampliamente desarrollado en los alegatos… – Qué va… ¡Mejor el golazo del universal Messi!Dejando de lado la seriedad que caracteriza a los gobernantes plurinacionales es posible constatar, a vuelo de pájaro, algunos elementos discursivos vinculados a los alegatos presentados ante la CIJ. En primer lugar, es menester subrayar la dimensión multilingüe de los discursos. Las argumentaciones bolivianas fueron expresadas, en su mayoría, en el idioma del ilustre naturalista Alcide d’Orbigny – lengua cuya enseñanza se encuentra injustamente a la deriva en lo que respecta a las políticas educativas del país. Los alegatos chilenos, de su lado, fueron expresados casi en su totalidad en lengua de Su Majestad la Reina Victoria. El acceso a un conjunto de discursos de estas características hace indispensable un abordaje políglota especializado.Por otra parte, se puede observar que la frecuencia de uso del término “soberano” (“souverain” en francés y “sovereign” en inglés) incluyendo las derivaciones, alcanzó más de 300 actualizaciones en los discursos de los representantes de ambos países. Esta recurrencia y la ausencia de una definición explícita sobre el concepto de soberanía, habrían suscitado la pregunta final del juez Hisashi Owada sobre la semántica de la expresión “sovereign access to the sea” o acceso soberano al mar. Un aspecto que, en los alegatos bolivianos, parece referirse a la autoridad política que el país aspira recuperar y, en los discursos chilenos, se asocia a lo establecido en el tratado de 1904 firmado al finalizar la Guerra del Pacífico, vale decir, el “dominio absoluto i perpetuo” (sic) del territorio. Queda por ver cómo esta suerte de negociación de sentido, en el ámbito jurídico internacional, podrá resolver el contencioso entre dos naciones hermanas y si  la sentida reivindicación marítima boliviana volverá a ser el objeto de una instrumentalización política.*Lingüista