Periodistas preconizadores

Esteban Farfán RomeroESTEBAN FARFAN«Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas». George OrwellEn Bolivia, el Día del Periodista fue establecido en honor a un valiente abogado que hacía de periodista (Cirilo Barragán) que fue primero desterrado a Los Yungas y luego ejecutado (fusilado) sin juicio en Oruro, por orden del dictador Mariano Melgarejo, (supuestamente) el 10 de mayo de 1865. Una serie de críticas a su gestión molestó mucho al caudillo, lo que desató su ira que fue aplacada con la muerte del hombre de la pluma.El Día del Periodista recién fue institucionalizado el año 1943, aunque el Decreto fue creado en 1938 en la presidencia de German Busch (justo cuando acabó la Guerra del Chaco). Con esta norma se reconoció al periodismo como profesión y se estableció algunos derechos sociales, que nunca se cumplieron.Sin embargo, historiadores como Jaime de la Fuente Patiño y Nicanor Aranzaes afirman que el abogado Cirilo Barragán no fue ejecutado en esa fecha, los motivos no fueron sus escritos solamente (publicados en su folleto “El Juicio Público”), sino por haber encabezado una/varias revuelta en su contra aprovechando un momento de ausencia del dictador, proclamando presidente a Manuel I. Belzu. Los hermanos Barragán (Cirilo, Vicente y Román) eran políticos activos pro Belzu que defendían sus ideas políticas en las calles y a través del único medio de comunicación masivo existente en ese momento, la prensa.Investigaciones revelan que Alberto Gutiérrez, picante detractor de Melgarejo, publicó un libro “El Melgarejismo” (1916), en el que distorsiona la verdad de los hechos, cargando tintas contra el dictador tarateño. Esto habría que investigar para no seguir persistiendo en el error histórico.Creo que el 10 de mayo se establece como Día del Periodista porque ese día Busch aprobó un Decreto que reconocía la profesión y algunos derechos sociales porque no hay ninguna mención a Cirilo Barragán en el considerando. Busch aprobó dicho decreto por recomendación de la delegación boliviana que participó en la VI Conferencia Internacional Americana realizado en La Habana en 1928, (del 16 de enero al 20 de febrero) y que aprobó la realización de Congresos Panamericanos de Periodistas y el establecimiento de la “Jubilación, pensión y montepío para los periodistas”.La resolución dice: La Sexta Conferencia Internacional Americana, Resuelve: Recomendar a los países de América:1º. Que reconozcan al periodismo su categoría de función pública;2º. Que establezcan en sus legislaciones la jubilación, pensión y montepío para los obreros intelectuales y manuales de la prensa diaria y periódica, incluyendo en ella a los corresponsales noticiosos o agentes de informaciones;3º. Que la Caja de Pensiones, Jubilaciones y Montepío esté formada por los aportes: a) de los beneficiados; b) de las empresas de prensa; c) por subsidios fiscales; d) por donaciones e ingresos extraordinarios.Cada país determinará la proporcionalidad de estos aportes, conforme a sus propias modalidades. (La Habana, 18 de febrero de 1928).Pero más allá de estos datos históricos, que me parecen muy importantes, lo que deseo es hacer una breve reflexión del rol de los periodistas en el escenario público, administrando un bien público como es la información. Sé que me van a llover rayos y centellas por lo que diré/escribiré aquí, pero estoy acostumbrado a sufrir este tipo de vituperios, en su mayoría viscerales, cuando digo lo que pienso, porque ineludiblemente afecto intereses apoltronados.Con la llegada de Evo Morales al Gobierno, la polarización política en el escenario público se ha acentuado entre pros y contras. Esta división de los políticos y de la sociedad, ha afectado por defecto también a los periodistas.En la actualidad, fácilmente se puede identificar a los periodistas que están a favor y en contra del Gobierno, más evidentes y notables son los pros. Esta especie de dicotomía mediática ciega, fanática, irracional y acrítica está erosionando el capital más importante y preciado que tiene la prensa, la credibilidad. Por eso la prensa ha bajado mucho en credibilidad. Cuantiosos de manera indisimulable ya no son periodistas, sino fanáticos, fans fascinados, hechizados e hipnotizados con el mesianismo populista de Evo Morales.Antes de seguir, creo que debemos hacer una pregunta de Perogrullo, ¿qué es ser periodista? Porque parece que periodista es todo aquel el agarra un micrófono dice cualquier cosa o teclea una computadora. En los pueblos, es suficiente que cualquier persona compre una Radio, y se declare periodista.En el caso del Chaco y Tarija, han aparecido ‘periodistas’ insipientes como hongos por todos lados. Así como muchos que no gustan la matemática, optan periodismo/comunicación en la universidad para estudiar, de la misma forma muchos desempleados que deambulaban por las calles buscando algún apega y/o profesionales mediocres, se alquilaron un espacio de radio/televisión o se compraron un medio y se autodenominaron periodista, y listo.Sobre esto Sandra Crucianelli, periodista especializada en periodismo de investigación y periodismo de precisión, dice: «Muchos han estudiado periodismo huyendo de las matemáticas y de las estadísticas. Hay malas noticias: para ejercer periodismo hoy se requiere un nivel de precisión imprescindible.”En el caso de Tarija /Gran Chaco muchos han hecho negocios jugosos con la prensa, se han convertido en millonarios aceleradamente, cuando hace poco estaban en la calle. Contrataron un espacio, o se compraron un medio, adoptaron el formato sensacionalista en el que a golpe de escándalos/espectáculos ruidosos ganaron audiencia y después con los políticos jugaban a la extorsión favoreciéndose con jugosos contratos de publicidad y contratos de provisión de bienes y servicios, a cambio de propaganda, silencio, apriete, escándalo, promovidos, etc.El asambleísta Wilman Cardozo ha denunciado públicamente en reiteradas ocasiones que por lo menos dos medios muy conocidos en Yacuiba se han beneficiado de jugosos contratos con sumas desproporcionadas de la caja pública. De manera descarada se han convertido en propagandistas exclusivos de precandidatos y candidatos del MAS, habilitando espacios hasta de tres horas con preguntas flojas, generales, y simples, con una conducta genuflexa indisimulable, cerrando el paso a los opositores. ¿Preguntas inquietantes? Nunca. Bajan la cabeza y se traicionan por unas monedas. Tienen más lados que un dodecaedro.En Yacuiba tenemos como periodistas a personas que no tienen ninguna formación en periodismo, que dieron un gran salto de ser disc jockey, chofer, animadores a periodistas. No es necesario que se pase por la Universidad, hay muchos periodistas autodidactas muy respetados. Ahora con la internet no hay excusas. Cuando estudiaba, había que salir corriendo primero del pabellón para encontrar el libro requerido en la Biblioteca, ahora con un clic, se consigue un océano de material variadísimo; es una locura, es fascinante, no hay pretextos.Yacuiba y Tarija está poblada de periodistas mediocres, llanos, simples, conformistas que no hacen el mínimo esfuerzos, ni siquiera por informarse para tener el contexto, elemento esencial para ejercer esta profesión/oficio. Están ahogados en un océano de conocimientos de periodismo, política, sociología, derecho de 2 centímetros de profundidad. Pero son muy hábiles para hacer billetes rápido usando el periodismo. Han hecho del periodismo un lucrativo negocio, en el que lo único que les interesa son los cheques con varios ceros. Se ha desprestigiado mucho la prensa, por culpa de uno cuantos que al no tener vocación, comercian con un bien público muy preciado e importante para consolidar la democracia y su institucionalidad. Han hecho del periodismo un oficio, no una profesión. Se han convertido en expertos en corte y confección. Cuando los escucho, me pregunto; ¿lo dicen porque está convencido o porque está sometido?Ahora que la Internet ha democratizado la comunicación/información, se facilita usar cualquier plataforma y convertirse en periodista, ahora con apellido de ciudadano. No estoy de acuerdo con este tipo de denominación, porque el periodista requiere de un rigor, un protocolo, información, formación, pero bueno. Lo triste es que hay periodistas que alientan este tipo de moda. Pero, ¿qué es un periodista?La famosa Wikipedia dice: “Un periodista es la persona que se dedica profesionalmente al periodismo, en cualquiera de sus formas, ya sea en la prensa escrita, fotografía, radio, televisión o medios digitales. Su trabajo consiste en descubrir e investigar temas de interés público, contrastarlos, sintetizarlos, jerarquizarlos y publicarlos. Para ello recurre a fuentes periodísticas fiables y verificables. Así elabora sus artículos, que pueden tomar varias formas para su difusión: oral, escrita, visual.Existen varios principios que guían la labor del periodista, el principal de los cuales es el respeto por la verdad, el rigor en la búsqueda de la información fidedigna y verificable. En general, se considera buen periodista al que consigue información relevante, breve y exacta en el menor tiempo posible.”Más allá de lo conceptual, lo importante es definir la conducta que debe asumir el periodista en situación de crisis y de cambio permanente. Pienso que el credo como culto dogmático de la imparcialidad, objetividad, balanceo, equilibrio que tanto énfasis se hace en las universidades, tomado como la Santa Palabra de Dios aplicada de manera secante a pie juntillas, desvencija, amputa, neutraliza e impide al periodista cumplir con su verdadero rol de intermediario social. Este credo se ha convertido en un sofisma de distracción.Me pregunto, ¿dónde debemos estar los periodistas?, ¿al lado del poder o del ciudadano? ¿Qué tipo de intereses debemos defender? ¿Del poder? Sea cualquiera este poder. Político, económico, religioso. La gran pregunta, motivo de ardientes debates en la universidad, ¿debemos tomar partido?Yo creo que si, porque no creo que haya periodistas neutros, independientes, objetivos, veraces. Este debate se ha superado en la década de los 60. ¿Los periodistas debemos asumir posiciones? Los periodistas debemos dejar de una vez por todas, de pretender que somos neutrales. Eso no es cierto.Yo creo que debemos aprovechar nuestra condición privilegiada para usar el periodismo como un arma efectiva y positiva para el único propósito noble que engrandece y distingue nuestra profesión; la justicia social. No somos jueces, ni fiscales, ni jurados, pero si somos testigos que podemos/debemos usar nuestras acciones para defender los derechos humanos siempre de lado del débil, para que este mundo sea mejor, sea más habitable.Yo creo que la prensa debe ser militante defensora del débil, de la víctima, del pobre, del menos. Debemos tomar postura, cuestionar con personalidad, autoridad a los que abusan en el ejercicio del poder más allá de las ideologías. El periodista no puede estar en el lado del poderoso, es el lugar equivocado. Desde Herodoto hasta ahora, los periodistas exitosos siempre, pero siempre, estuvieron en el lado de los débiles buscando justicia social, más allá de las doctrinas políticas, religiosas, económicas. Frente al abuso, le periodismo debe ser (necesariamente) contrapoder.Claro que técnicamente, los periodistas deben observar el rigor de la objetividad y el balanceo clásico, pero esa obsesión por los datos y las pruebas no deben inhibir al periodista de pensar, reflexionar y asumir una posición.Los políticos antes mandaban al cadalso a los que pensaban diferente, ahora son las sutiles. Aplican el palo y la zanahoria. A los periodistas preconizadores se los premia con contratos enjundiosos y a los críticos, se los asfixia, persigue, ridiculiza, estigmatiza.Los populistas, que no disimulan sus rasgos autoritarios, identifican a la prensa como su enemigo a la que hay que combatir. Clasifican a la prensa como buena/mala. La que hace de simple amplificadora, propagandista es la buena; la crítica, la que investiga, la que se pone de lado del débil es la mala. Recuerdo que Rafael Correa, obsesionado con la prensa mala, se quejó en la Cumbre de las Américas sobre el trabajo de la prensa independiente y tuvo una respuesta brillante del presidente Obama.Creo que el periodista debe mantener una distancia prudente del poderoso/del poder. Como dice Jorge Ramos, “entre ser amigo y enemigo (del poderoso) del presidente, del político, del general o del dictador, la decisión es muy sencilla; soy reportero, no quiero ser tu amigo”. No puede estar un periodista de lado del poderoso y llamarse periodista, porque sencillamente ha perdido esa condición. La naturaleza, el ADN del periodismo es ser contrapoder. Lo contrario es seguir la tradición objetiva de prosa.La única manera honesta de hacer periodismo es dejar de ser (hipócritamente) neutral y asumir partido. No hay tal neutralidad/objetividad, porque sencillamente somos personas, no máquinas, tenemos razón, cultura, valores, y todo un sedimento de experiencias acumuladas que nutren/impulsan nuestras subjetividades.Recuerdo que en tiempos de opositor, Evo Morales como dirigentes cocalero y después diputado, mantenía una relación fraternal y muy amistosa con los periodistas, porque le posibilitaban escenarios de visibilización efectivos. Muchos periodistas creyeron (ingenuamente) que Morales una vez en el poder, continuaría con esa relación amigable. Las cosas cambiaron inmediatamente Morales se hizo del poder. La prensa se ha convertido de la noche a la mañana en su principal enemigo, y de manera vergonzosa y abusiva, en muchas ocasiones ha humillado a inermes periodistas de calle. ¿Qué pasó? Simplemente Evo Morales comenzó a representar el poder efectivo y la prensa es antipoder, por lo tanto su enemigo. Rubén Blades dijo: El poder no corrompe; el poder desenmascara.Hace poco se ha publicado una entrevista a un periodista militante, Jaime Iturri,  en el que ha dicho que “no cree en la independencia (de los periodistas), sino en el profesionalismo”.  Iturri es conocido por tener facilidades para actuar de acuerdo a las circunstancias políticas. En tiempo de los partidos tradicionales, ha sido importante pieza en algunos emprendimientos empresariales que ha favorecido a los gobiernos de turno con la bajada de línea. El aludido Andrés Gómez (Erbol) le ha respondido diciendo que “no es amanuense, es periodista”. Respuesta perfecta y precisa. Amanuense es un escribano que registra lo que le dicta, lo que llamo periodistas notarios.Estoy de acuerdo con Iturri en que el periodista no es independiente, pero el Director de Contenido de ATB lo hace para justificar su posición. Iturri está en el lado equivocado de la disputa, porque el periodista deja de serlo cuando se pone de lado del poder. María Galindo escribe en Página Siete una interesante columna dedicada a Iturri.Hay notables periodistas valientes que ante la injusticia después de reflexionar, se opusieron al poder arriesgando sus vidas. Podemos nombrar a algunos famosos, Edward R. Murrow se enfrentó con el poderoso e influyente senador Joe MacMarthy, Walter Crontike criticando duramente y de manera incansable la Guerra de Vietnam, los reporteros del poderoso Washington Post contra el presidente Nixon. Nuestra Christiane Amanpour de CNN contra el presidente Bill Clinton por la guerra de Bosnia, Anderson Cooper contra el presidente Bush. Hace poco Carmen Aristegui hizo una denuncia que ha hecho temblar al presidente Peña Nieto sobre un hecho de corrupción, y como respuesta fue echada de su trabajo. Jorge Lanata en la Argentina.En nuestro país, tenemos a Carlos Montenegro, Luis Espinal, Carlos Valverde, Amalia Pando, Andrés Gómez y otros sin mucha bulla hacen su trabajo.Cuando un periodista se pone de lado del poder, deja de ser periodistas y se convierte en propagandista, en militante. No podemos /debemos escudarnos en la manida neutralidad para aparentar ser periodistas. Abundan periodistas que están muy cómodos y conformes apegados a la “verdad oficial”.He aprendido que el silencio es el peor pecado que puede cometer un periodista. Muchos han ganado mucho dinero ilícitamente con el silencio. Porque muchas veces el negocio no es publicar o dar cobertura, en muchas/muchísimas, es el silencio, la vista en otra parte.El buen periodismo siempre cuestiona al poder, y si no lo cuestiona, entonces hace propaganda, yo creo que tiene que cuestionarlo aun cuando las cosas estén bien, porque es obligación del funcionario público hacerlo bien. Yo creo que el periodismo no debe alabar al poderoso. Muchas veces el poder está disfrazado, lo que se ve no representa el poder. Si no cuestionamos al poder, nos convertimos en una simple y vulgar gacetilla.La esencia del periodismo intencionado y comprometido es la búsqueda de la verdad, y la verdad no está sentada en un esquina esperando la llegada de un reportero despistado a que se tropiece con ella y la recoja en su estado original; pura, casta, limpia, inmaculada y trasladarla cuidadosamente sin contaminaciones subjetivas, ni intereses, tratada de manera profesional, objetiva, balanceada y equilibradamente a los lectores y audiencia. Hay una verdad que corre debajo de la superficie.Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, experto en técnicas de manipulación colectiva llamó “la ingeniería del consenso” al manejo que hacen los poderosos al administrar “las opiniones” enmascaradas de la sacrosanta “opinión pública”.Bernays escribe en su exitoso libro La Ingeniería del Consenso: “La manipulación consciente e inteligente de los hábitos organizados y opiniones de las masas es un importante elemento en la sociedad democrática. Aquellos que manipulan el mecanismo oculto de la sociedad constituyen un gobierno invisible, que es el verdadero poder que gobierna nuestro país. (…) Somos gobernados, nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas mayormente por hombres de los que nunca hemos oído hablar. En casi cualquier acto de nuestras vidas, sea en la esfera de la política, de los negocios, en nuestra conducta social, o en nuestro pensamiento ético, estamos dominados por un número relativamente pequeño de personas que entienden los procesos mentales y los patrones sociales de las masas. Son ellos quienes manejan los hilos que controlan la opinión pública”.¿Frente a esta realidad me piden neutralidad? Los que detentan del poder políticos, se siente muy cómodos, complacidos con los periodistas que presumen de ser neutrales y objetivos. Formamos parte de un mundo en el que nosotros no podemos ser neutrales como si fuéramos una computadora o máquina de escribir que hace lo que le dictan u ordenan. Se confunde neutralidad con hipocresía e indiferencia, con mediocrismo.¿Cómo ser neutral ante tanta impunidad, corrupción, degeneración, antivalores, abuso, autoritarismo, descomposición? No me pidan neutralidad, imparcialidad cuando en mis narices se roban la plata que pertenece al pueblo, al niño que queda sin educación, al pobre que no puede pagar su salud en una clínica privada, al estudiante que es asesinado por un celular porque hay inseguridad en las calles. Veo demonios caminando en los pasillos del poder muy orondos, impunes disfrazados de humanos, ¿y quieren que cierre la boca y apague mi computadora?Desmond Tutu dijo: “Si permaneces neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor». El periodismo verdadero debe ser combativo y reivindicativo por esencia. Debemos recuperar la naturaleza del periodismo puro, verdadero, sin disfraces, sin anestesia. El periodismo no es solo una técnica, es una función social de servicio.Hay políticos poderosos que se sienten muy incómodos con el que piensa y escribe críticamente. Para ellos el periodista ideal es el aséptico, el ensortijado, el que no hace preguntas incómodas, difíciles y perturbadoras, sino el acrítico, el que agacha la cabeza, el que enciende la grabadora para que diga lo que quiere y transcriba literalmente lo que desea que se publique. Según ellos, el periodista esta castrado intelectualmente, está prohibido pensar, no puede interpelar, exigir respuestas, menos criticar.No me pidan neutralidad, me declaro total y absolutamente parcial en la búsqueda de la verdad, estoy matriculado con la verdad, la transparencia. Creo que más allá de los principios de la objetividad e imparcialidad que algunos teólogos de la comunicación siguen predicando desde los púlpitos del poder en plena complicidad, es tiempo de debatir la transparencia que debe poseer un periodista. Hay estudios que demuestran que la audiencia cree/confía más en el periodista que dice lo que piensa/cree, que aquel que se vanagloria de ser imparcial y objetivo, cuando en realidad no lo es.Parafraseando a Orwell, periodismo que no incomoda, no es periodismo, periodismo que adormece, que requiebra, que congela la crítica, es militante del poder, es amanuense, es escribano, no periodismo. El periodismo tiene la misión de alertar, de despertar la conciencia colectiva, de liberar la verdad, de alimentar cultura, no de dominar, o ser instrumento de dominación y sumisión desorganizando, confundiendo. Son tiempos del periodismo de precisión y de investigación.Para bien, la Internet ha sacudido y alterado los modelos clásicos de comunicación, por lo que si el periodismo no se acomoda a los cambios que estamos atravesando, irá perdiendo terreno, valor. Ha llegado el momento del cambio. Sabemos muy bien que no es el más fuerte o más inteligente el que sobrevive, sino el que se adapta a los tiempos, sin perder la esencia. Lo preocupando es que ante los cambios que suceden a nuestro alrededor, estamos perdiendo poco a poco la capacidad de intermediación. La sociedad está comenzando a distinguir el periodismo del simple ruido. Las redes sociales cada día ocupan más espacio que antes eran sagrados de los periodistas. Y vienen por más. Ya no somos la quintaesencia.Lo mejor del periodismo se produce cuando nos atrevemos a tomar postura, cuando cuestionamos a los que están en el poder y evitamos que abusen de su autoridad, cuando denunciamos una injusticia, cuando los desenmascaramos. Esta acción produce una satisfacción que no se compra con nada.Hay tres tipos de periodistas: Los que se limitan a hacer su trabajo reduciéndose a cumplir su trabajo de transmisores sin hacer mayores esfuerzos por mejorar su condición. Los que han hecho del periodismo un negocio lucrativo  en el que por sobre todas las cosas está el dinero. Han decidido comerciar con la información de manera abierta y desembocada. Y los que han tomado el periodismo como apostolado, que desarrollan sus actividades con idoneidad comprometidos con la sociedad.La única forma de hacer periodismo honesto, es tomando partido. Somos periodistas críticos o apologistas del poder. Nosotros elegimos qué lugar ocupar.Que el Día del Periodista sirva para reflexionar de manera autocrítica sobre nuestra realidad, y mejorar nuestro trabajo renovando los votos con la sociedad. (Yacuiba 09/05/15).