El presidente y la libre migración

Javier Paz Garcíajavierpaz177__thumb212111Evo Morales ha planteado la libre migración de los ciudadanos del mundo. La iniciativa me parece encomiable; sin embargo, hay razones para dudar de la sinceridad de Morales.En primer lugar, hay que destacar que la libre migración, aunque no exclusivamente, es un postulado propio del liberalismo y Morales es un declarado enemigo de esta filosofía política. Y es que el socialismo significa control y dependencia de los ciudadanos por parte del Estado. Todo Estado socialista es por definición burocrático, policíaco, liberticida porque el objetivo del socialismo es el control de los medios de producción y su distribución de acuerdo con los designios de la élite política. El liberalismo es lo contrario: la mayor libertad para la gente conviviendo en un Estado cuya función principal es garantizar ciertos derechos civiles y políticos.En segundo lugar, quiero notar que la postura de la libre migración es análoga a la del libre comercio, la cual es un anatema de Morales. Las consecuencias económicas de ambas políticas son similares en el sentido en que ambas generan mayor desarrollo económico y mejores condiciones de vida en lo agregado.En tercer lugar, hay que apuntar que los mayores oponentes a la libre migración son las personas o países que Evo Morales admira y toma como ejemplo. Fidel Castro, ídolo de Morales, tenía prohibida la salida al exterior de sus ciudadanos; la Unión Soviética, China y los países comunistas, en general, construyeron grandes aparatos represivos para limitar la movilidad de sus habitantes incluso dentro de sus mismos países; y, por último, y no porque no haya más ejemplos, rememoro el muro de Berlín, ese monumento a la ignominia socialista. Basta notar que Morales es un admirador y defensor de Castro, Gadafi, Ahmedineyad o Bashar al Asad para evidenciar la hipocresía de su postura.En cuarto lugar, Bolivia no es ningún ejemplo en cuanto a buen trato a los migrantes, ni siquiera cuando hay situaciones humanitarias de por medio. Para ejemplo, rememoro la llegada y expulsión de Bolivia (nada menos que por ilegales) de seis africanos en 2011 que huían de las guerras civiles en sus países. Todo sentido de humanidad indicaba que estas personas debieron ser acogidas por el Estado boliviano: africanos huyendo de países en permanente guerra civil, pobres, con un idioma ajeno al nuestro, en busca de una tierra de paz y esperanza. En Bolivia no encontraron más que rechazo. Este es uno de los numerosísimos casos donde no hay congruencia entre lo que Evo Morales dice y lo que en realidad hace.El Deber – Santa Cruz