El turismo, estancado por falta de promoción

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Pese a que en términos de turismo receptivo, el número de visitantes al país, entre el 2010 y el 2014 haya crecido en un 31,6%, el desarrollo de esta actividad económica catalogada como la “industria sin chimenea”, sigue estancada a expensas de una falta de promoción y facilitación al ciudadano extranjero que pretende conocer Bolivia y disfrutar de toda la oferta y los destinos que ofrece ella.

«El país avanzó bastante para fortalecer el turismo con la mejora de caminos, el teleférico (en La Paz), el aeropuerto en Uyuni. Pero desgraciadamente somos de los únicos países que pide papeles a los turistas, a los nacionales cuando entran y salen y si no tienen o lo perdieron les clavan multas», sintetiza a modo de diagnóstico Constantino Klaric, Director de Proyectos Especiales de la línea aérea Amaszonas.



Según entendidos en el tema, aún siguen siendo insuficientes los logros desarrollados por el Gobierno  en los últimos años en términos de una política integral que implique promover fuera del país el destino Bolivia.

No obstante, se destaca la mejoras en infraestructura vial, aeroportuaria, hotelera y el fortalecimiento de destinos tradicionalmente ya posicionados como el lago Titicaca, Tiahuanacu, el Salar de Uyuni, la ruta del vino en Tarija, la gran Chiquitania y el fuerte de Samaipata en Santa Cruz, la biodiversidad de Rurrenabaque, entre otros. «Los datos preliminares en términos económicos todavía no son significativos para considerarlos una alternativa económica relevante, aunque las potencialidades son altamente significativas por los escenarios existentes, nuestra generosa extensión y nuestra bajísima densidad demográfica», describe Carlos Hugo Molina, experto en el tema y actual Rector de la Universidad Ecológica de Santa Cruz

Falta promocionar el turismo. Si bien, como señala Juan Luzio experto y empresario de Transturin (Bolivian Travel Agency), Bolivia cuenta con sitios, servicios y destinos desarrollados en distintas regiones del país, aún no puede catalogarse a sí mismo, ante los ojos del mundo, como un destino turístico. «De hecho, no existe una política promocional del destino Bolivia. Me han anunciado que 1,7 millones de $us se destinarían para promoción turística y no para sueldo. Si fuera así me parece fantástico. La promoción turística del destino Bolivia, es prioritario. Eso es lo que no se hizo nunca y no se está haciendo tampoco», manifestó.

A su vez Molina, enfatiza que Bolivia para ser un Destino Turístico, necesita completar el armado integral de la estrategia. «Las Misiones Jesuíticas, por ejemplo, carecen de inversión nacional para su posicionamiento», argumentó.

La crítica también apunta a que eventos como el Rally Dakar que involucró a Bolivia dos años consecutivos, la reunión en Santa Cruz de Grupo de Gobernantes y Jefes de Estado G-77 en junio 2014 y la visita del papa Francisco  a nuestro país hace pocas horas, solo han generado movimientos económicos importantes pero flujos turísticos esporádicos.

Dicen que falta una plan de gobierno a largo plazo y una promoción turística que solo se mueve a nivel interno y de manera muy local y doméstica. «Es que no hay una política consensuada con el sector privado del turismo en este país. El Estado se ha encargado de crear una empresa pública de turismo (Boltur), con un millón de dólares de inversión,  con ello se busca comercializar turismo, cuando esta labor debe ser inherente a la parte privada», argumentó Luzio.

En ese contexto, Molina, remarcó que el Gobierno tendrá que aceptar inteligentemente que su papel no es el competir deslealmente con los actores de gestión turística; su rol es otro si de verdad quiere cumplir su papel. «La experiencia señala que los servicios turísticos sostenibles deben estar en manos de los actores turísticos. Este punto hay que discutirlo a fondo para que luego no existan frustraciones previsibles», argumentó.

Piedras en el camino. Rafael Rivas, economista de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), enfatizó que a las debilidades de la políticas desde el Estado respecto al turismo, expresadas por Klaric, Molina y Luzio, tienen que ver necesariamente con la oferta de servicios de Bolivia hacia el exterior para atraer el turismo receptivo y además de ello, dentro el turismo interno.

«Muchas de las agencias en Bolivia promocionan el turismo en otros países y el turismo interno se lo promueve también muy débilmente», describe Riva.

Pero Rivas hace énfasis en otros  aspectos preocupantes que no solo el Estado, las autoridades y la población deben superar: la imagen país. Recordó como ejemplo que por un paro y bloqueo de carreteras en Tiquina (población en el lago Titicaca), a principios de este año, varios turistas fueron evacuados hacia el Perú, lo cual dejó un mal precedente a la “imagen país” de Bolivia.

Además, describió que si se quiere promocionar el turismo, no solo corresponde a las instituciones públicas y privadas, sino que es inherentes a todos los bolivianos. «Se trata de hacer un trabajo integral de promoción: de lo que es la red embajadas y agregados comerciales que tiene Bolivia; las empresas encargadas de promover el turismo deben realizar alianzas estratégicas sumar nuevos destinos», apuntó.

Luzio argumenta que la promoción de Bolivia, de manera sostenible a largo plazo, tiene que estar basada en la “consistencia”. «Promover turismo no es hacerlo en unas cuantas ferias no es llegar al consumidor final, dado que estas están dirigidas a la industria y los intermediarios. Debemos llegar al consumidor final, a los mercados emisores grandes. En Bolivia la poca inversión que hay es totalmente interna, para promoverse así mismos, para la imagen del Gobierno», puntualizó.

Transporte y comunicación.  Otra de las atenuantes que evitan desarrollar turismo en Bolivia, tiene que ver con la vocación de servicio y conciencia turística donde la oferta no es de las mejores. «Aquí lo primero que decimos cuando uno visita una tienda es ¿va a comprar?, desde ese momento se ahuyenta al turista. Así que hay que trabajar y generar vocación de servicio al turista. Para eso hay que crear las condiciones necesarias», apuntó.

Promover el turismo y la conciencia interna de la población van de la mano para tener un turismo y turistas de calidad. Dicen los expertos, con esas dos premisas podrá desarrollar un mercado turístico de alto nivel, con una demanda de calidad. «Bolivia no debe conformarse con  el turismo mochilero, sino  con el turista que viene al país para disfrutar, pero cuando llega a hospedarse lo hace en un hotel de cinco estrellas», finalizó Rivas.

Según los panelistasSe hace turismo en Bolivia entre marchas y bloqueos

Drama. Según algunos expertos, del flujo de visitantes, que el 2014 el país ha registrado con 1.181.389 turistas, se lo hace en medio de una imagen país marcado por bloqueos de carreteras, marchas de protestas, dejando en duda un clima amigable con el visitante.

Carreteras. En el gobierno de Evo Morales, en los últimos diez años se ha dinamizado la articulación y ejecución de proyectos carreteros en el país. Sin embargo, en otras vías tradicionales que conectan con centros turísticos del país, el mantenimiento de las carreteras se encuentran desatendidas y en algunos casos, como la vía que conecta con la gran Chiquitania, en pésimas condiciones. Esta situación es vista como una de las limitantes para atraer turistas.

Restricciones. Más por situaciones políticas coyunturales, que por una visión de proyectar la imagen país a largo plazo, el Gobierno en los últimos años ha impuesto visas a ciudadanos israelíes y norteamericanos; esta acción es vista como un hecho adverso para el turista.

Precios. Las tarifas turísticas del país son diferenciadas por tratarse de extranjeros y por otro por ser nacionales. Esta situación, reduce la mirada del mercado solo a nivel local  y hace menos atractiva al extranjero, cuando el costo del servicio es el mismo.

Conexiones. Las interconexión aérea internacional en el país está en un promedio de un vuelo por día, lo cual evita generar condiciones para el turista.

PanoramaSegún el Gobierno aumentan los turistas al país

Flujo. De 807.187 turistas que visitaron el país durante el 2010, este creció un 31,67% el 2014, llegando a bordear los 1,2 millones de visitantes.

Inversión. El Gobierno ha destinado este año alrededor de Bs 58.038.927 millones  para fomentar el turismo a través del Viceministerio del sector. Entre esas actividades, se destaca la promoción y difusión de lo 10 destinos turísticos a nivel nacional e internacional: Sucre, Misiones Jesuíticas Santa Cruz, Ruta del Vino Tarija, el Salar de Uyuni, Cordillera Real La Paz, Yungas, La Paz, Lago Titicaca La Paz.

Ingresos. El Gobierno durante la gestión 2014 ha generado por turismo interno alrededor de  $us 519.739.46 y por turismo receptivo cerca de $us 655.423.694. Los eventos que marcaron diferencia el 2014 fueron el Rally Dakar, la reunión del G-77 de presidentes realizado en Santa Cruz.

Boltur. La Empresa Boliviana de Turismo, fue creada por el gobierno de Evo Morales con una inversión de Bs. 6.801.060 con la mirada puesta en los destinos no tradicionales principalmente, en el Chaco y la Amazonia. El fomento se basa en lo comunitario y en estrategias de promoción.

Dakar. Según el Gobierno, el paso del Rally Dakar por nuestro país, ha permitido generar un flujo de 245.000 turistas y un movimiento económico de Bs 433.900

Punto de vista

Carlos Hugo MolinaRector de la Universidad Ecológica

«Hace falta articular entre los órganos públicos’

“La cadena que interviene en el Turismo es altamente compleja y tiene que ver con la integración rigurosa de todos sus componentes; el valor de Bolivia tendría que ser el conjunto y no sitios aislados. El trabajo más difícil ya está realizado porque todos creemos que somos turísticos; si logramos convertir esa voluntad en Cohesión Social acompañada de Políticas Públicas, se habrá cerrado el círculo.

En Bolivia, Turismo quiere decir autoestima, valoración de lo que se posee, reconocimiento del otro que nos visitará, y desarrollo de una cadena económica de base ancha.

La concertación social es vital. Pues mientras persista el bloqueo como forma de protesta, seguiremos teniendo como a nuestros principales enemigos.  Hace falta una campaña nacional de certificación y acreditación de servicios turísticos. La creación de rutas integrales alentadas desde las Gobernaciones y el Gobierno central. El liberar la creatividad e iniciativa privada y social que ocupe su espacio de intereses legítimos.

Las experiencias turísticas que tienen los gobiernos centrales como oferentes de servicios, no son sostenibles. Y finalmente, escuchar a los actores locales, con sus voces, ritmos, saberes y sabores. Lo extraordinario es que todas las instancias públicas territoriales tienen en sus Planes de Desarrollo un acápite para el turismo, expresan una voluntad y destinan recursos. La pregunta natural es ¿cómo, con ese resultado casi natural, Bolivia no lo aprovecha? La respuesta es la falta de articulación entre los órganos públicos, la falta de empoderamiento de los sitios turísticos en los discursos gubernamentales y la todavía débil construcción del turismo como sistema”.

Ismael Luna Acevedo