Un día en la vida de un cívico “a plan de pan, fideo y arroz”

Paceños y potosinos llevan víveres a los manifestantes. Preparan el almuerzo desde las 5:00. En un día, utilizan hasta tres quintales de fideo y dos quintales de papa. Sellan el brazo a los que ya recibieron su plato.Página Siete /  Página SieteUn día en la vida de un cívico “a plan de pan, fideo y arroz” El preparado del almuerzo, en el coliseo, ayer.En el coliseo de la UMSA, al menos 10 personas distribuyen el desayuno entre los potosinistas, que consiste en un café caliente en vasos desechables que va acompañado de un solo pan. Se ve una fila larga de personas que esperan su turno. «Coladores”, bromea uno de ellos cuando ve que alguien se adelanta un poco.Los potosinos llegaron a La Paz para exigir que el Gobierno atienda su pliego de 26 puntos. Desde su arribo  a la ciudad hubo varios enfrentamientos y medidas de presión. La última se registró este miércoles.Pero, ¿cómo se proveen de alimentos? Gran parte de su tiempo lo dedican a la preparación de la comida en al menos cuatro ollas comunes y  casi todos colaboran. Los grupos que conforman el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) se turnan para cocinar: un grupo se hace cargo del desayuno y del almuerzo; otro del té o la cena.Este viernes le tocó al Sindicato de Trabajadores de la Caja de Seguridad Social (Casegural), y el menú que se le encargó era estofado de carne. Unas mujeres pelaron papas, zanahorias, cebollas y otras frieron el fideo. Utilizaron cuatro grandes ollas  para su cocción. «No pesamos, sólo calculamos, deben ser tres quintales de fideo, dos quintales de papa, 12 kilos de carne de res y 20 kilos de pollo por día”, dice la representante de este sector, Amalia Santillán Gómez.»¿Cómo mantienen la carne fresca?”, preguntó Página Siete a Santillán. «Lo guardamos en cajas de refrigeración”, dijo.Otra cocinera explicó que si demoran es porque no alcanzan las hornillas de las dos cocinas que tienen, mientras bate la olla con un palo de escoba, porque el cucharón se quedó pequeño. Usan agua del coliseo para cocinar y lavar el servicio.A las 13:30, el aroma a estofado ya se nota, y a esa hora empiezan a servir en platos desechables que son lavados después. Los comensales hacen una fila larga para recibir su plato.A cada uno de ellos se le marca el brazo, para evitar dobles raciones. Cuando ya todos comieron se les ofrece  un extra si es que sobra.La mayoría llegó a La Paz con sólo una muda. «Utilizamos dos días la misma ropa y luego vamos a la Gruta de Lourdes a lavarla”, dice una mujer, que junto a otras dos hizo una cuota para comprar detergente. Sus prendas de vestir cuelgan en las barandas del coliseo, donde apenas llega el sol en la tarde.Afirman que el aseo personal es importante «para seguir en la lucha”, por lo que acuden a duchas públicas.Cada media hora aparece algún voluntario paceño o residente potosino con víveres para los cívicos. «Estamos a plan de pan, fideo y arroz”, dice un cívico, que prefiere el anonimato. Otros pasan por el lugar, los ven y regresan con botellas de agua o sodas.  Mientras ésta es la rutina de los adultos, los más de 30 niños pasan sus días jugando en el Coliseo.En la noche, si no hay reunión, inician su descanso temprano y lo hacen sobre una fila de colchones y algunas frazadas. A veces ven películas y comparten un tiempo de distracción, hasta que empieza el día o la marcha.