La presidenta de WWF apuesta por la desaparición de las petroleras en los próximos 30 o 40 años

Estuvo en Bolivia, invitada por la Universidad Nacional Ecológica. Plantea que se traduzca el problema medioambiental a todos los ciudadanos. Cree que los gobiernos locales pueden aportar con estrategias para atenuar la crisis climática que vive el planeta. Cree que aumentará la inversión en energías renovables

la presidenta de wwf con esperanzas frente a la crisis climática

La presidenta de WWF, con esperanzas frente a la crisis climática

Se llama Yolanda Kakabadse, es ecuatoriana y preside la mayor fundación conservacionista independiente del mundo, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).



 Es por tanto una de las personas que más saben de cambio climático, de energías fósiles y renovables, así como de los pasos urgentes que se deben dar en la sociedad para avanzar en conciencia y en acciones que permitan frenar el calentamiento del planeta. Estuvo en Santa Cruz, invitada por la Universidad Nacional Ecológica, y desayunó con un puñado de periodistas para compartir sus inquietudes.

Para ella, el problema no debe ser definido como cambio climático sino como crisis climática, porque implica un problema cuya solución es responsabilidad de todos: ciudadanos, industrias y gobernantes. No obstante, su primera provocación es a los medios, para que sean capaces de traducir el problema a la sociedad. “Si la gente no sabe qué es emisión de gases o efecto invernadero, no se sentirá parte de las soluciones para esa temática”.

La propuesta es que el tema medioambiental esté en la agenda de los periodistas y que eso permita una demanda desde la sociedad a fin de que las autoridades generen políticas públicas.

Por ejemplo, plantea la necesidad de mostrar con claridad que la salud, la alimentación y el bienestar en general dependen de la protección del medioambiente. “En áreas que fueron deforestadas se ha encontrado 278 veces más malaria que en zonas que no fueron tocadas”.

El desperdicio
Kakabadse está preocupada por la cantidad de desperdicio que generan las sociedades. “El 43% de la comida envasada se va a la basura”, refiere con inquietud. Cuestiona que muchas industrias ponen fecha de caducidad a los productos con el afán de vender más y no necesariamente porque ya están vencidos. Y complementa señalando que si solo se desperdiciara una tercera parte menos de los alimentos que consumimos, se podría dar de comer a 800 millones de personas que se van a dormir con hambre en el planeta.

Las soluciones que sugiere están basadas en la creatividad y pone de referentes a los jóvenes y a los niños a los que considera motores de esta conciencia medioambiental.

En esa línea, recordó un hotel en el que había una convención. En las mesas del restaurante se podía leer que la comida era gratis, pero si el comensal dejaba algún tipo de desperdicio, este sería cobrado. O en otro evento en el que el servicio de atención a los asistentes ofrecía lo mismo a todos los salones, a fin de generar menos desperdicios.

Las petroleras
Pero lo que más contagia de esta ambientalista es su optimismo y la sonrisa en el rostro cuando habla de esfuerzos de industrias que cambiaron su modo de producción para utilizar menos agua o para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Ella confía plenamente en que las empresas petroleras están destinadas a desaparecer en 30 o 40 años más. Basa su visión en experiencias de países, como Noruega, que están comenzando a invertir más en generación de energía renovable y cada vez menos en la industria de los hidrocarburos.

Sin embargo, es conciente de que pasos más firmes para el logro de ese objetivo demanda fijar metas a nivel de países.
En este momento, la emisión de gases que calientan el planeta tiene su base más importante en el petróleo, pero esta historia puede ser transformada en la medida que se utilice energía solar o hidráulica.

¿Y el extractivismo?
Si bien la presidenta de WWF prefiere no opinar sobre hechos particulares como el de Bolivia y la exploración hidrocarburífera en áreas protegidas, considera que las industrias tienen que desplegar medidas para atenuar el impacto ambiental.

“Aunque siempre habrá un efecto, hay que tratar que este sea mínimo”, refiere, pero subraya que en esta temática son fundamentales los acuerdos sociales para reducir el impacto y tomar medidas técnicas para prevenir posibles daños.
En Bolivia hay una disputa entre los indígenas guaraníes y el Gobierno, porque los primeros exigen una consulta previa antes de que las máquinas comiencen a perforar sus tierras. 

El rol de los gobiernos
El papa Francisco decía a los movimientos populares que eran ellos los que deberían promover el cambio. Lo hizo cuando estuvo en Bolivia. Esta mujer delgada, de cabello corto y muy sencilla coincide con esa idea, no solo con relación al individuo que puede tener mayor conciencia en el uso de los recursos, sino también en los gobiernos locales, de manera que estos generen estrategias de educación y de promoción del cuidado del medioambiente.

Con una sonrisa, ella prefiere tener esperanza y no deprimirse por el problema, aunque sabe que el camino aún es largo y complicado

Fuente: eldeber.com.bo