Matilde Casazola: «La música es mi destino»

 


Cuando Matilde Casazola Mendoza se inclinó por hacer música, nadie en su familia se sorprendió. Desde entonces han pasado muchos años, funciones de títeres,  100 canciones, dos guitarras e incontables poesías. La obra de la cantautora y poeta chuquisaqueña se empezó a conocer por el año ’74, cuando volvió a su tierra después  de nueve años de vivir una aventura de amor con el que fue su esposo, un  titiritero argentino llamado Alexis Antíguez. Ahora, instalada en Sucre y acompañada de sus tres gatos en su jardín, en el que aún están las flores que su madre plantó, se dedica a trabajar en su obra inédita, de la que ya tiene el primer volumen. «La presentaré recitando poesía y cantando», adelantó la artista, que hoy estará en Cochabamba con su libro «Matilde Casazola. Obra Poética, Serie autobiográfica Vol.1». Fundida de versos, llena de miedos y con un valiente corazón habla con El Día.



¿Cómo se anima a publicar esta obra?
M.C.: Fue una invitación de Marcelo Ramírez, director de la editorial 3600. Hemos ido leyendo y corrigiendo. Fue un trabajo prolongado. A esto le sigue un siguiente volumen.

¿De dónde viene ese talento para componer?
M.C.: Desde mi adolescencia he estudiado piano y guitarra. Poco a poco he ido descubriendo esto de inventar canciones. Al mismo tiempo salían unos textos que me imaginaba y así se fueron creando melodías. 

¿Le gusta la soledad?
M.C.: Me gusta mucho. Es un elemento que se necesita para escribir y componer. Pero también tiene que ser matizada con encuentros de personas amigas y con el mismo público. 

¿A qué compositor invitaría a cenar?
M.C.:   A César Espada, Luis Rico y Cergio Prudencio.

¿Tiene algún miedo?
M.C.:  Tengo muchos. Si bien los tengo también los combato. Los artistas somos muy sensibles, los golpes de la vida nos acatan más fuerte.  

¿Qué no puede hacer si se trata de componer?
M.C.:  No puedo hacer un texto improvisado. Tengo que sentirme bien con la poesía del texto. 

¿Recuerda su primer éxito?
M.C.: La canción que más se difundió, quizá por la temática, es la «Cueca del regreso». Después está «Tanto te amé». También hay otras canciones. 

¿Qué hay de doña Matilde la cantante?
M.C.:  Desde el primer recital que di hubo un gran interés en el público. Yo no soy cantante, soy cantora. Voy expresando en las letras temas profundos. Este hecho no fue muy entendido, sin embargo, hubo grupos sensibles al arte que me apoyaron. Siempre mostré la canción poética porque la música es mi destino.
 
¿Cuáles fueron las últimas alegrías que le ha dado la música? 
M.C.: Que muchas personas me hablan de mis temas. Esto es para mí muy hermoso porque siento que estoy recogiendo frutos.

¿Cuál es el instrumento con el que se lleva mejor?
M.C.: La guitarra. El piano también me gusta, pero como no tenía era un problema para poder estudiar. Hasta ahora solo tuve dos guitarras, la primera, que me la hizo Pedro Fernández, me duró 30 años y se llamaba «Estrella». La segunda es «Luna», me acompaña desde hace 10 años, es una Yamaha. Ellas tienen alma.

¿Se puede vivir de la composición musical en Bolivia?
M.C.: Creo que no. La composición es un trabajo lento y exigente. Quizá el intérprete puede vivir de sus presentaciones, pero el compositor no. En todo caso, se tiene que alternar con otra actividad para sobrevivir.
 
¿Cómo ve la composición en el país?

M.C.: Hay trabajos de compositores actuales. Son exponentes de diferentes geografías. Sería interesante que el Estado diera becas a los compositores de modo que tuvieran dos años para dedicarse a su arte. Así se podrían demostrar sus obras. 

Fuente: eldia.com.bo