Nació en Francia, tenía 26 años y es familiar del cabecilla de los atentados.
Primero Al Qaida, y luego Estado Islámico han evolucionado en torno al papel de la mujer. Éste, en un texto de 2015, insiste en su papel instrínsecamente «sedentario» dentro del hogar, pero las permite abandonarlo «si estudian teología, si su trabajo es el de médico o profesora, y si se proclama una fatwa en la que se le obligue a luchar en primera línea, involucrándose en la yihad porque la situación de la Umma (comunidad de creyentes) sea desesperada, como hicieron las mujeres de Irak y Chechenia con gran tristeza».
Cantera de «mártires»
Lo cierto es que varias fatwas no solo justifican, sino que apoyan la incorporación de la mujer a la yihad con todas sus consecuencias. Por eso cada vez más dan el paso, aunque la principal cantera de mujeres yihadistas está entre las viudas, huérfanas y familiares de combatientes muertos o detenidos, que de esta forma quieren aplacar su sed de venganza. El 15 por ciento de las que dan el paso están en disposición intelectual de perpetrar atentados suicidas.Pero además, Estado Islámico sabe que el ataque de una mujer tiene más efecto mediático, llaman menos la atención y por tanto es más fácil atentar y da la sensación de que el enemigo está en cualquier parte.Los controles de seguridad sobre las mujeres son menos estrictos que con los hombres, pues solo una mujer puede cachearlas si no se quiere ofender a su religión. Esta circunstancia, junto con sus ropajes amplios, les facilita la posibilidad de atacar.