El trencito de la sonrisa

MANFREDManfredo Kempff SuárezEste año S.E. se adelantó al Papá Noel y ha estado repartiendo “regalos” por todas partes. Tres carreteras en el Beni por un monto superior a los 700 millones de U$, más una planta industrializadora de leche y un frigorífico también industrial; un tren bioceánico para Cochabamba; gigantescos proyectos hidroeléctricos y termoeléctricos en Tarija, además de tren y autopista; planta solar y otras cosillas en Pando; centro nuclear en El Alto por valor de 300 millones de U$, y así por el estilo a lo largo y ancho del país. Miles de millones de dólares.No podía ser que en Santa Cruz el Tata Noel no apareciera antes de la Navidad, cuando dos meses después será el referéndum que decidirá su suerte personal y el destino de la democracia boliviana. Llegó el Tata Noel y, ni corto ni perezoso, se reunión con el alcalde para anunciarle que regalará, a este departamento que tanto ama, un tren eléctrico que costará la fabulosa suma de 750 millones de verdes, que unirá a Santa Cruz con Warnes y Montero, convenio que se firmará la primera semana de enero próximo, por supuesto. No ha dicho nada de los regalitos ofrecidos en Mutún, Puerto Busch, Rositas, y otros. Pero, también, ya sería mucho pedirle.Como de costumbre (para hacer las cosas rápidamente, dicen) el trencito se construirá por invitación directa, obviando las antipáticas licitaciones, y será construido por un consorcio germano-suizo. Eso de alemanes, suizos y austriacos, da una sensación de eficiencia y honestidad que tranquiliza a este país que está espantado de tanto pillastre. Así que S.E. (convertido en Tata Noel) ha cumplido con los cruceños y ahora continuará su periplo por cuanto lugar poblado exista en el país.El alcalde cruceño, que estaba sentado al lado de S.E., no cabía de dicha con el anuncio. Tenía cara de niño feliz ante las luces del árbol navideño o de abuelito queriendo abrir su regalo. Cuando terminó el ofrecimiento del trencito, y el burgomaestre se retiraba tomado de la mano de S.E., los periodistas le preguntaron si apoyaría el “Sí” en el referéndum de febrero. “Sí, desde ahurita”, contestó. ¿Qué más iba a decir? ¿Cómo iba a decir “no” si el Tata-Noel acababa de regalarle un trencito eléctrico carísimo?Lo desagradable fue que los masistas felices por el “Sí” del alcalde, tomaron la plaza. No hubo nadie que les hiciera contraparte. Nadie que gritara el “No”. Pena grande, porque no cabe duda que los cruceños de hoy ya no somos los de ayer. Peor aún, parecemos especie en extinción.