En el olvido la medición de la calidad educativa

Postulado. Según los expertos, la educación como principal función del Estado, en el caso de Bolivia, en los últimos diez años, no ha sufrido ningún cambio sustancial.



Ref. Fotografia: Dudas. Cada año que pasa, el sistema educativo del país no logra constituir una estrategia propia. El gobierno reafirma que todo está en proceso.

Bajo el argumento de construir propios sistemas y modelos de evaluación y seguimiento a la calidad educativa, el gobierno boliviano, junto a otros países de la región, el 2012 tomó la decisión de abandonar el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes –PISA (por sus siglas en inglés).  Desde entonces hasta la fecha, según expertos y analistas, todo quedó al olvido. «No se hizo ni lo uno, ni lo otro. Entonces en Bolivia actualmente no hay un sistema de medición, por decisión propia del gobierno», cita Álvaro Puente, experto en educación. 



Si bien con la Ley No 070 de la Educación “Avelino Siñani-Elizardo Pérez”, a través de su Art. 83, se crea el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa-(OPCE); esta institución según Rolando Barral, experto en el tema,  lo único que ha logrado en estos años es ser intervenida por el Ministerio de Educación, en lugar de constituir una instancia técnica y descentralizada de medición. 

«Según la Constitución Política del Estado, dice que esta instancia debe ser independiente, sin embargo el Ministerio de Educación lo ha intervenido y lo ha subordinado por encima de la constitución, por esa situación no hay nada y no hay interés de evaluar y medir», señaló Barral.
 
Situación en contexto. Según estudios y el análisis de los propios expertos, en los últimos 20 años, las investigaciones sobre la calidad educativa han sido una prioridad para los gobiernos de diferentes países.
A esta investigación se han unido instituciones como Unicef, la Unesco, PISA, que desde un enfoque particular (institucional) han dado ciertos indicadores de calidad.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) enfatiza que la educación, considerada como un proceso de transformación que involucra cambios entre los factores y los productos, debe contar con un “sistema de control” que permita saber cómo este está operando, si los productos finales se adecuan a los estándares de calidad preestablecidos. 

Además, puntualiza que el proceso educativo al ser prolongado en términos de tiempo, debe hacerse controles intermedios para asegurar que los niños están aprendiendo bien y así evitar que aprendizajes de mala calidad sigan en el proceso sin que se corrijan sus defectos. 

Otros análisis señalan que en Bolivia, la calidad educativa solo estuvo inscrita en artículos, pero de tipo general: ley 1565  (Reforma Educativa) y 070 (Abelino Siñani-Elizardo Pérez. Solo la última ley ha puesto en práctica los términos inscritos en relación a la calidad educativa creando el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa. Sin embargo, pese a congresos y reuniones sus propuestas no son conocidas y más aún no sabemos qué tipo de enfoque persigue.

Ante esta situación, María Luisa Talavera, directora del Instituto de Estudios Bolivianos, señaló que la medición se encuentra en «una especie de parálisis», aún habiendo creado el OPCE, cuya labor hasta el momento es casi «desconocida» o nula. «Estamos como en statu quo. Pasan diez años, no hay mayores avances, es una situación rara lo que vive nuestra educación respecto a la medición de la calidad educativa. Ante esto, algo habrá que hacer. Y lo peor es que no sabemos en qué estamos», señaló.

Sin mayores cambios. Para Orlando Huanca, experto y exdirector de la Carrera Ciencias de la Educación de la Universidad Mayor San Andrés (UMSA), no solo que no se hace medición y evaluación de la calidad educativa, sino que en términos de implementar la nueva Ley 070, se sigue trabajando con el anterior sistema normado por la Reforma Educativa, mas aún cuando los paradigmas y objetivos señalados por las políticas de este gobierno son más cualitativos que cuantitativos.

«El gobierno, desde el 2005, ha cambiado su postura con una nueva propuesta, lo cual hasta el momento no ha resultado pese a tener un enfoque constructivista en términos cualitativos. La mayoría de los docentes sigue trabajando con la anterior Reforma. Entonces, esa es su mayor debilidad: no haber obtenido indicadores concretos de la calidad educativa», señaló Huanca.

Con respecto al trabajo del OPCE, Huanca observa que su mayor debilidad es su dependencia directa del gobierno a través del Ministerio de Educación. «Han hecho varios esfuerzos pero se tropezaron  con el control del gobierno. De paso, el OPCE, hasta el momento, no cuenta con recursos humanos preparados con una nueva visión orientada al concepto de la calidad de la educación. La mayoría de los indicadores que han estructurado, sigue al nivel de la anterior Ley 1565», argumentó.

En cambio, para Álvaro Puente, analista en este tema, recuerda  que en el país hasta el 2005 funcionaba en Subsistema Nacional de Medición de la Calidad de la Educación Pre-escolar, Primaria y Secundaria (Simecal), cuyo  equipo técnico del Consejo Nacional de Acreditación y Medición de la Calidad Educativa (Conamed) hacía medición de la calidad educativa.

«El último año que midió fue el 2000. En Santa Cruz, de  528 colegios de estudiantes del último año de la promoción que midieron, el 98% se aplazó, tanto que la nota más alta era apenas el 2% con 37. Era para llorar. De ahí en más no se hizo nada», rememoró Puente.

Huanca apunta que para medir la calidad de la educación se requiere una instancia independiente, como tal, sugiere que una de las alternativas, como se pretendió hacer en los últimos años, que dicha evaluación sea realizada por las universidades. 

Una de las grande trabas. Asimismo, el experto apunta que lo más preocupante es que la formación del estudiante se reduce solamente a docentes mal preparados en las normales del país, cuyas instituciones en primera instancia son dependientes del gobierno central, y  en segundo lugar, el ejercicio docente está caprichosamente guiado por el «escalafón del maestro», lo que evita que profesionales formados en otras casas superiores de estudio que no sean las normales, puedan ser docentes de escuelas y colegios del país. 

«En definitiva, en lugar de cualificar la formación del mismo docente, el magisterio desde una postura totalmente gremial debilita una educación cualificada en aula. Si los docentes se atienen a su escalafón y no admiten que otros profesionales se involucren en la formación de los estudiantes, entonces se debilita la educación misma. Así no hay competencia, evaluación y medición, entonces no habrá calidad de la educación», argumentó.

En tanto, Cárdenas complementa que dicha realidad es tan grave que el gobierno, en este periodo de diez años, en lugar de mejorar la calidad de los docentes ha premiado que prevalezca la antigüedad del servicio, como es la finalidad del «escalafón». «Es muy grave eso, el escalafón privilegia la antigüedad del profesor y no permite evaluar y medir cuán formado está ese profesional. Es lamentable», señaló. 

Desde el gobierno. Actualmente, el OPCE está vigente, responde Noel Aguirre, viceministro de Educación, como institución encomendada para trabajar y contruir de forma comunitaria un nuevo modelo de evaluación y acreditación de la calidad de la educación.

«Dada las características de la educación de cada uno de nuestros países, no es posible homogeneizar la calidad de la educación. Los contextos y las propuestas educativas son diferenciadas, conforme  a sus formas de organización social y comunitario», explicó.  

Aguirre sustentó que Bolivia dejó el PISA, por ser un organismo que reemplaza al Fondo Monetario Internacional que en las décadas de los años '70, '80 y '90 impusieron una serie de condiciones en el desarrollo de la educación a los países en vías de desarrollo. 

Gobierno
'El OPCE está siguiendo procesos'

 

Respuesta. Noel Aguirre, viceministro de Educación, en contacto con El Día, informó que actualmente el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa (OPCE) aún está estructurando una propuesta de medición de la calidad educativa, tanto en el concepto y la metodología.

«Hasta el momento se está trabajando en la elaboración de la currícula, formación de maestros, equipamientos, producción de material, infraestructura, entre otros, forman parte de un contexto nuevo de un nuevo sistema de educación», sintetizó  Aguirre.

Observatorio. La labor del OPCE, según Aguirre, estuvo centrada en procesos de medición pero fase experimental en los últimos años, cuyos aspectos están definidos en cuatro a dimensiones de la formación del ser humano: ser, saber, hacer y decidir. 

«Esas dimensiones no los tienen todos los países. En función a esas bases conceptuales el OPCE viene trabajando un diseño de medición de la calidad de nuestra educación. Esperamos que este año tengamos las primeras bases para desarrollar un sistema diferente», señaló.

Perspectiva
La medición según organismos del sector

 

Región.  Expertos internacionales coinciden que los países latinoamericanos como Bolivia, al abandonar los sistemas de medición internacionales, han puesto en la incertidumbre el estado actual de sus sistemas de educación. Las pruebas PISA, para citar como ejemplo, se toman cada tres años y miden el conocimiento de los jóvenes en matemáticas, ciencia y comprensión de la lectura. Según los expertos, se trata de la prueba estudiantil más respetada.

UNICEF: Esta instancia de las Naciones Unidas que la educación de calidad es clave para la igualdad entre los géneros, la seguridad humana, el desarrollo de las comunidades y el progreso de las naciones. Es un reto enorme, pero también una oportunidad. Como el motor de un coche o las alas de un avión, representa la diferencia entre permanecer inmóviles y avanzar hacia el futuro.

Mision. Unesco refiere que los gobiernos necesitan sacar el máximo provecho de las medidas políticas a su alcance para culminar con éxito la implementación de la agenda 2030 de la educación. La prueba de lectura que el LLECE, se aplica en sus estudios de calidad de la educación primaria en América Latina.

«Nosotros los seres humanos no podemos desarrollarnos de manera parcial, sino integralmente. No se reduce en saber sumar y restar. Lo que falta es cómo desarrollamos el sistema educativo. En eso estamos'

Noel Aguirre
Vice Ministro de Educación

Punto de vista

Álvaro Puente
Analista de la Educación

«El gobierno no quiere que nadie haga mediciones»

«Todo lo que haces debes saber que está bien hecho: esa es una premisa fundamental si uno quiere enmendar errores, mejorar y acentuar acierto. Todo ello no hay actual. 

En su momento existía el Simecal (Subsistema Nacional de Medición de la Calidad de la Educación Pre-escolar, Primaria y Secundaria), pero lo cerraron. En vez de empezar de cambiar la educación se optó por ese camino de cerrar el paso a cualquier sistema de medición. 

Ahora con este gobierno no solo no se hace mediciones, sino que no quiere que nadie las haga. Tienen conciencia de que el que mida va darse cuenta que la educación está mal.

Hay sistemas internacionales, hay sistemas globales que usan todos los países para medir la calidad de la educación, lo cual en nuestro país está vetado. Dicen que nuestro problema es distinto y no nos van ha comprender y por eso no quieren que nadie nos mida.

Eso creo que se debe a que por un lado son conscientes (los del gobierno) de la baja calidad de educación que tenemos. Además saben que no tienen programas, y optan por lo más fácil, de esconderlos. Esto es a propósito, es pensado, el gobierno prefiere que nadie sepa fuera de Bolivia del desastre de educación que tenemos».

Punto de vista

Víctor Hugo Cárdenas
Exvicepresidente de la República

«No hay un cariño hacia la medición de este gobierno»

«El gobierno sistemáticamente ha rechazado cualquier posibilidad de hacer un trabajo en serie en el campo educativo, en términos de medición de la calidad educativa. Todo ello se debe a un conjunto de acciones que se desarrolla pero con un criterio improvisado en todos sus sentidos. No hay un sistema de planificación con presupuesto, duración y estrategia orientada a implementar estas acciones.

Por esa situación, no hay un cariño hacia la medición de este gobierno, menos la inquietud hacia el seguimiento de indicadores. Por eso, han determinado salir del PISA, dado que han dicho que pertenecer a dicha prueba era ser neoliberal, por lo que fueron hostiles a ese sistema de medición de la calidad educativa.

Ahora, en el contexto general de nuestra educación, estamos en una incertidumbre total. Es difícil saber si estamos avanzando o en qué situación estamos. El único método para establecer es la medición de la calidad educativa.

Lo que sí podemos afirmar es que de los recursos que se destinan a Educación, el 95%, van destinados a pagar salarios. Pero dentro del plan quinquenal de inversiones de este gobierno, la educación junto a la salud, está en la cola. Hay demasiadas contradicciones de la nueva Ley Avelino Siñani frente a la anterior reforma que sigue vigente».

Fuente: eldia.com.bo