Presupuesto en salarios creció 5 veces en 10 años

Ante la estrepitosa caída de los ingresos desde el 2014, los analistas ven que lo previsto para 2016 será difícil de sostener. Pese a que este tipo de gasto no se modifica, se cumple.



Ref. Fotografia: Infografía: Mario Roca

'En este período de casi una década del Gobierno de Evo Morales en el poder del Estado Plurinacional, el gasto fiscal referido a sueldos y salarios ha crecido en cinco veces. Según los datos del Presupuesto General del Estado (PGE), provenientes del Ministerio de Economía y Finanzas, el 2005 se utilizó Bs 7.379 millones, en tanto que el 2016 la cifra proyectada alcanzó a Bs 34.388 millones, con una diferencia marcada del 466%.



El análisis de la Fundación Jubileo al PGE señala que dentro de los gastos corrientes, el ítem de sueldos y salarios aumenta nuevamente para el 2016 en 7,6% en relación al presupuesto 2015, pese a que desde el año pasado ya se experimenta una merma de ingresos por la caída de precios internacionales. «De igual manera, los niveles alcanzados por el crecimiento de estos gastos representan un riesgo latente de insostenibilidad a futuro, considerando la reducción de los ingresos», advierte el informe.

Eso refleja que el aparato burocrático del Estado ha crecido demasiado, lo que difiere del crecimiento real de la economía, señala el analista Julio Alvarado.

«No hay relación con el comportamiento real de la economía, dado que son fuentes de empleo o puestos de trabajo improductivos a menos de ser solamente burocráticos. Eso no solo es a nivel del Gobierno central, sino también en los municipios y gobernaciones», precisó.

Efecto en contexto. El incremento del gasto en sueldos y salarios en el Estado, según los expertos, es muestra del reflejo de una década gloriosa en bonanza económica que vivió el país. Los buenos precios de los ingresos hidrocarburíferos y en conjunto de las materias primas (gas, minerales y productos no tradicionales) situaron a Bolivia como uno de los países de la región con mejor crecimiento. Pero en esa medida, el contraste  fue la caída de los precios. El «súperciclo» de las materias primas llegó a su tope máximo el año 2013 y a partir de julio de 2014, con la estrepitosa caída del precio del petróleo, se experimentó también la baja de otros commodities. 

En ese ámbito, el Gobierno ha seguido sosteniendo cifras en alza del gasto referente a sueldos y salarios, lo cual según el economista Julio Alvarado  ya puede resultar insostenible con la actual situación, pese a que dichos gastos no son variables y menos reprogramables. «Esos son montos fijos que conllevan, además, responsabilidades a corto y a largo plazo, seguridad social, en fin. Esto hace que se convierta en un gasto fijo que no se puede disminuir, y la única forma de hacerlo es echar a la calle a la gente», señaló.
En una visión más técnica, el economista Germán Molina  señala que ese fenómeno de crecimiento se ha dado por cuatro razones básicas: la primera es que se ha incorporado, en la primera gestión dentro del PGE, a todas las municipalidades y gobernaciones;  la segunda se debe al crecimiento de las empresas públicas a partir de la nacionalización; la tercera, debido a los incrementos salariales y una cuarta razón inherente al crecimiento vegetativo sobre todo en el sector salud y magisterio con la consecuente creación de ítems durante los últimos años. 

Armando Méndez, expresidente del Banco Central, señala que la única manera que hace sostenible a esos gastos es crear un aparato productivo diversificado y grande. «Solamente se podrá lograr la sostenibilidad de esos gastos mientras el país diversifique su producción y sea competitivo. Desde siempre, y no solamente por estos diez años, la dependencia de las materias primas ha sido la principal característica de Bolivia. Si bien hubo bonanza y no se ha aprovechado, eso ha sido para todos: las instancias de gobierno y sectores económicos. No hay que extrañarse por ello «, dijo.

Cifras que describen. Los datos del Ministerio de Economía y Finanzas y el PGE reflejan que a la par de los buenos ingresos, durante los últimos diez años se han realizado sucesivamente mejoras en el incremento salarial, casi en un 336% al mínimo nacional. De Bs 500 el 2006 hasta llegar a Bs 1.656 el año pasado. Pero en esa medida, aunque las cifras son imprecisas, no ha avanzado en la calidad del empleo a menos de acrecentar el aparato burocrático no solo del nivel central del 

Estado, sino también de todas las entidades públicas territoriales. Los gastos en sueldos y salarios forman parte del gasto corriente que este año alcanza a Bs 117.631 millones, de los cuales 34.388 millones van a lo primero que equivale al 29,2%. En cambio el 48,9%  va a los gastos de bienes y servicios.

«No se estimuló el crecimiento de la economía formal. Al contrario, se la castigó con remuneraciones extraordinarias y exigencias tributarias excesivas que han provocado el cierre de muchas empresas pequeñas principalmente o su migración a la economía informal», describe en un contexto general del panorama laboral del país el economista Carlos Mejía. 

Según Jimmy Osorio, experto en política fiscal, las estimaciones que se han hecho este año, como refiere el PGE, aún son superiores ante la caída actual de los precios internacionales del petróleo, por lo que el panorama es complicado. 

En una retrospectiva a estos años describe que la eficiencia del gasto no ha sido considerada antes de la inversión, como exige incluso las normativas vigentes. «Solo han considerado la demanda social en base a una oferta política insostenible en el tiempo, sin siquiera un plan de desarrollo económico sostenible que permita generar mecanismos de nuevos ingresos y  menos de diversificar la economía del país», apuntó. 
Alvarado remarca, que de manera poco cuidadosa el Gobierno este año hizo una sobreestimación de los ingresos y no hay visos de que esto mejore, por eso el Gobierno está llamando a los expertos de la Cepal, el BID y el Banco Mundial. 

El contexto ha cambiado significativamente, cierra el análisis de la Fundación Jubileo, dado que los recursos públicos son limitados y decrecientes. El documento concluye con la recomendación de que  será fundamental priorizar y optimizar los recursos públicos, lo cual según analistas está en statu quo.

Punto de vista

Creció el gasto en salario y no en productividad laboral'

Roberto Laserna
Economista de la Fundación Milenio

El aumento de gastos en salarios, si bien toma en cuenta el incremento salarial, toma en cuenta también cuánto empleo genera en ese ámbito. En ese contexto, en las cifras de los gastos por su puesto en todos estos años hubo un aumento enorme en la masa salarial, por lo tanto las obligaciones fiscales también se incrementaron.  

Lo que resta saber es en qué condiciones están trabajando los sectores a los cuales van destinados esos recursos, como son los de salud, educación, policía y los militares. 

Y eso debería evaluarse a la luz de la calidad, cobertura y la pertinencia de esos servicios, donde lamentablemente no hay datos, como por ejemplo, en educación el problema es que no se sabe cómo estamos  en la calidad educativa. Eso no lo sabemos, para establecer el impacto de ese gasto público. 

El otro aspecto es que se ha hecho mucho énfasis, en todos estos años, al incremento en el salario mínimo,  pero ha tenido un efecto contrario sobre el salario real. En ese contexto, esos promedios reales han tendido a disminuir, con una escala salaria de bajo nivel con un caudal de empleo de baja productividad. Eso  ha tenido a la larga un efecto devastador y negativo. Es en total un panorama complejo. 

'El país ha ingresado a una situación de insostenibilidad'

Jimmy Osorio
Analista Económico

En todo esto hay dos factores que han incidido en este gasto. Por un lado las entidades privadas con la nacionalización han tenido que absorber a toda esa masa laboral y, por otro, la creación de empresas públicas. Todo ello ha inflado el presupuesto en sueldos y salarios. 

A eso hay que añadir, naturalmente, pese a que ha tenido un menor crecimiento vegetativo como son la Policía, Fuerzas Armadas, los sectores de salud y educación. 

Ante todo esto, habrá un déficit que no vamos a poder cubrir. Para ello el Estado va a tener que acudir a un endeudamiento. En realidad ya lo está haciendo con los desembolsos del Banco Central con la planta de potasio, estos días.
Estamos volviendo a las épocas neoliberales. Prácticamente no hay actividad económica que haga prever nuevos proyectos y la inversión pública está detenida. Es preocupante y será más aún después.

'El sector público es muy importante porque es parte del sector formal. No es de extrañarse que en Bolivia suba el gasto. Su incremento fue parte de la bonanza que hemos vivido durante todos estos años'.

Armando Méndez
Economista y Expresidente  del Banco  Central

Fuente: eldia.com.bo