El casco viejo, Villa Fátima y San Pedro, los más peligrosos de La Paz

Análisis. Presencia de pandillas, consumo de alcohol y migración son algunas causas.

Inseguro. El exsurtidor Delta, ubicado en Villa Fátima, es uno de los sectores más peligrosos del barrio. Foto: Víctor Gutiérrez

Inseguro. El exsurtidor Delta, ubicado en Villa Fátima, es uno de los sectores más peligrosos del barrio. Foto: Víctor Gutiérrez



Según la Policía, el casco viejo, Villa Fátima y San Pedro, en ese orden, son las zonas más peligrosas de La Paz. En la primera se concentra el 35% de los delitos contra la integridad corporal de 2015, y entre las tres, el 23% de los homicidios y asesinatos.

La Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) investigó 550 delitos contra la integridad corporal —lesiones graves y leves, lesiones gravísimas y lesiones seguidas de muerte— y 44 asesinatos y homicidios.

Con base en estos datos, el Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana (ONSC), que depende  del Ministerio de Gobierno, hizo  un estudio de caracterización.

En el núcleo histórico —que abarca los barrios de Santa Bárbara, El Rosario, San Sebastián, Casco Urbano Central, San Jorge y cancha Zapata— se cometieron 195 de los 550 ataques violentos que dejaron lesionadas a decenas de víctimas.

El director del ONSC, Humberto Echalar, explicó que por la edad de los damnificados se presume que los agresores son pandilleros. “De acuerdo con el estudio, el rango de edad de las víctimas es menor a los 17 años, lo que nos hace inferir que existirían grupos juveniles que operan en estas zonas del casco viejo”.

Además, el Observatorio identificó otros 22 vecindarios en los que se presenta este fenómeno: Miraflores (62), Sopocachi (60), Los Andes (51), San Pedro (42), San Sebastián (41), Alto Las Delicias (16), Tembladerani (15), Villa Copacabana (15).

También cita a Alto Achachicala (11), Villa Victoria (9), Belén (7), Villa Nuevo Potosí (6) y Villa Pabón (4). En el Macrodistrito Sur están Achumani (3), Chasquipampa (2), Cota Cota (2), Irpavi (2), Obrajes (2) y Ovejuyo (1).

Este tipo de ataques no son muy mediáticos y pocos son denunciados. Las autoridades calculan que la cifra llega a 3.000.

Para Mary Hermosa, presidenta de la Asociación Comunitaria Centro, los módulos policiales no cumplen con su función.

“No hacen nada por la seguridad; cuando hay partidos de fútbol o manifestaciones, los sacan a los agentes de los módulos y éstos se quedan vacíos”.

La División de Homicidios de la FELCN, por su parte, maneja su propia georreferenciación, cuya base es su trabajo diario, según la cual Villa Fátima es la “más peligrosa de la urbe”. “De acuerdo con la experiencia y los datos que manejamos en la división, se pudo evidenciar que es el epicentro de los delitos contra la vida de las personas; es la más peligrosa”, sostuvo el teniente Omar Medina, jefe interino de esa repartición policial.

Si bien el Observatorio no contempla a Villa Fátima como zona roja, en este vecindario se cometieron 4 de los 44 homicidios ya  investigados el año pasado, igual cantidad en San Pedro y dos en el centro histórico.

Zonas rojas Casco Viejo

Los factores —según Medina— son muchos: la cantidad de bares, discotecas, lenocinios, locales clandestinos como El Caballito y la gran población migrante asentada en el barrio proveniente de los Yungas (La Paz) y Beni.

Después de Villa Fátima, en orden descendente, se encuentran: San Pedro, con 4; La Portada, 3; Bajo Llojeta, casco viejo y Miraflores, con 2 cada uno.

El capitán destacó que el 85% de los casos que atendió esta división (37) está relacionado con el consumo de bebidas alcohólicas.

Sin embargo, el coronel Ronald Suárez, comandante de la Estación Policial Integral (EPI) La Merced, opinó que la inseguridad se redujo en este vecindario.  

“Es falso que Villa Fátima sea la zona más peligrosa de la ciudad, nosotros realizamos un trabajo integral, patrullamos en los puntos más complicados que se detectaron”.

Quejas. Según Suárez, se identificaron cuatro factores de riesgo en este barrio: los alcohólicos consuetudinarios apostados en la exgasolinera Delta, los bares y cantinas, los salones de fiesta y, finalmente, los prestes. “Desplegamos nuestro personal —50 uniformados divididos en dos turnos de a 25— en estos puntos para evitar que se transgreda la ley”, precisó.

Respecto a El Caballito, Suárez informó que se dispuso que esté bajo vigilancia las 24 horas para evitar que otra vez se abra, lo que —según dijo— contribuyó a disminuir la delincuencia.

¿Pero qué opinan los vecinos del desempeño de la Policía? Julio Chávez, presidente del Organismo de Control Social del Distrito 13, al que pertenece ese barrio, criticó la falta de presencia policial.

“No hay policías, dicen que no existe más personal. En la EPI cambian cada año de comandante, conversamos con uno y a los pocos meses llega otro que no sabe de nuestras necesidades”.

El dirigente añadió que la inseguridad que generan los antisociales también se extiende a barrios más alejados de este distrito, como Rosasani, 3 de Mayo, Villa El Carmen, Chuquiaguillo, Urkupiña y otros. El 27 de abril de 2015 fue descuartizado Boris David Z. G., de 32 años, por Néstor Clemente Ch., de 24, quien lo llevó hasta el cuarto que alquilaba en Alto Las Delicias. El asesino fue capturado cuando paseaba por la plaza Garita de Lima; los agentes hallaron en su maletín la cabeza y los brazos de su víctima.  

Dos meses después, un joven de 19 años fue encontrado sin vida en la calle Ocobaya, en Villa Fátima. De acuerdo con las pesquisas, pidió permiso a sus padres para pasar la noche en casa de un amigo. Allí consumieron bebidas alcohólicas, y, según esa familia, la víctima abandonó su vivienda a las 03.00.

Su cuerpo fue encontrado tres cuadras más abajo; lo mató un fuerte golpe que produjo un traumatismo encéfalo craneano. El caso todavía sigue abierto.

Zonas rojas Villa Fátima.

Hay 8 cámaras en puntos críticos de Villa Fátima

Kattya Valdés

El Gobierno Municipal de La Paz instaló 24 cámaras de videovigilancia en el casco viejo y en Villa Fátima; pero, según dirigentes vecinales entrevistados por este diario, son insuficientes para garantizar la seguridad ciudadana.

“En Villa Fátima tenemos ocho, en puntos críticos; otras seis serán colocadas en los próximos meses. Esto nos da la posibilidad de tener una reacción inmediata para evitar que se cometan delitos”, destacó el coronel Ronald Suárez, comandante de la Estación Policial Integral (EPI) La Merced.

En el Distrito 1, donde se halla el casco viejo, hay 16 equipos, informó Mary Hermosa, presidenta de la asociación comunitaria. Los dos sectores fueron identificados como zonas rojas de la sede de gobierno por la Policía, porque en sus avenidas, calles y plazas se registra la mayor cantidad de delitos contra la integridad personal y la vida.

En 2011 Villa Fátima ingresó al plan Zona Segura de la municipalidad, que tenía como base controlar los locales y comercios que expenden bebidas alcohólicas, incrementar el patrullaje policial, reducir los niveles de inseguridad, reordenar el transporte público, pintado y colocado de señalización horizontal y vertical vial, más alumbrado público, y la construcción de una EPI.

Seguridad. También se prohibió la apertura de nuevos establecimientos de expendio de bebidas alcohólicas, la comercialización de alcohol medicinal en tiendas, la venta de vasos desechables, etc.

El objetivo era eliminar los bares y cantinas de remate, y terminar con el consumo juvenil de alcohol en vía pública.

En 2012 fueron instaladas las primeras cámaras de videovigilancia en la Plaza del Maestro, en el exsurtidor Delta, en las avenidas Tejada Sorzano, de Las Américas, Las Delicias y Rosasani.

En la Subalcaldía Periférica se informó que la implementación del plan es un proceso que tomará tiempo —ya transcurrieron cuatro años— y que parte de él es la instalación de los equipos y la construcción de la EPI.

El 3 de enero de 2015, La Razón publicó el reportaje En Villa Fátima hay más locales que venden alcohol que fármacos, en el que verificó la existencia de más negocios que expenden bebidas alcohólicas (46) que farmacias (34) y que los robos agravados se producen incluso a plena luz del día.

“Yo he sido víctima de un asalto cuando estaba embarazada; quiero irme a vivir a otra zona porque Villa Fátima es muy peligrosa”, dijo Ada Sandy, una vecina consultada por este diario.

Fuente: la-razon.com