La marcha, las Siervas de María y el Jubileo de la Misericordia

yanezArturo Yañez CortesMe resisto a que el trío de la dama de azul, el de las hormonas descontroladas y su jefazo; el hipócrita proceso de designación del nuevo defensor “del pueblo” (entiéndase del gobierno) y otros escándalos con los que (nos) atormentamos cotidianamente dados los niveles de degradación personal e institucional que ya no sorprenden a nadie e indignan a casi tod@s, logren distraernos de otros acontecimientos en curso que, más aún en éste año jubilar de la misericordia, debieran por lo menos llamarnos la atención, sí es que no obligarnos a la acción.Uno es la marcha de las personas con capacidades diferentes que se dirige a la sede contra lluvia, nieve, viento y sobre todo, no sólo la indiferencia de much@as (que ya es mucho decir) sino hasta el trato cruel, inhumano, degradante y humillante que reciben es@s nuestr@s compatriotas, principalmente desde el trono del poder y sus amarrawat@s y Cia.Otro es lo que sucede con las Siervas de María que desde siglos atrás, han dedicado –tal cual- sus vidas a la atención de enfermos en el Hospital Santa Bárbara de Sucre y ahora, por la angurria de poder partidario que le mete no más no sólo por encima de las normas sino hasta del sentimiento básico de gratitud, han generado que sus superiores anuncien que dejarán su hospital, pues como bien lo dijo el Arzobispo de La Plata, se convirtieron en una piedra en el zapato de las autoridades de Salud de Chuquisaca.Aunque existen por cierto distancias entre ambos eventos, encuentro por mi parte una vinculación fundamental que los caracteriza y une: el vil ejercicio del poder, peor cuando se delira que es y/o será, eterno e ilimitado. Y es que el trato otorgado desde el trono a quienes están en situación evidente de desigualdad y/o prestan un invalorable servicio a los que tienen aquella situación, constituyen tratos crueles, inhumanos y degradantes.Tan evidente es esto, que el derecho humanitario precisamente considera como  tales aquellos actos bajo los que se agrede psicológicamente a otra persona, ocasionándole temor, angustia, humillación o realiza un grave ataque contra su dignidad, para castigar o quebrantar su voluntad o resistencia moral. Cambiando lo que haya que cambiar, sería muy difícil no concluir para ambos casos, eso es lo que ha sucedido y sucede.¿Habrán abordado estos temas el Presidente Morales en su fugaz y reciente entrevista de hace unos días a su “Hermano Papa”? ¿Estaría el Presidente enterado que estamos en pleno jubileo de la misericordia? ¿Sabrá que con ese motivo incluso el Papa emitió la Bula “El rostro de la Misericordia”, convocando a redescubrir las obras de misericordia corporales y espirituales, entre ellas visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, de beber al sediento, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, perdonar al que nos ofende o consolar al triste? Qué lejos quedó el accionar del poder de aquello de Mateo, 25,40: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.Está claro que por ello, La Bruyere dijo que: “Los puestos de responsabilidad, hacen a los hombres eminentes más eminentes todavía y, a los viles, más viles y pequeños”…El Día – Santa Cruz