Más megaobras por un mejor país

Gary Rodríguez - OKColumna – Buscando la verdadGary Antonio Rodríguez Álvarez (*) Recuerdo que en los años ´90, cuando la economía boliviana -altamente dependiente y vulnerable del mercado externo como sigue siendo hoy- no podía salir de la crisis en la que estaba, Don Jorge V. Órdenes L., PhD en Literatura Hispánica, y Licenciado en Economía por la Universidad George Washington con varios reconocimientos internacionales, me dijo algo que no olvidaré: “Hijo, la solución a la crisis es construir supercarreteras en Bolivia”.Gran economista como es él, sabía que invertir en infraestructura era lo mejor que podía hacer un Estado como política anticíclica para garantizar que la expansión del dinero en circulación no genere inflación, al provocar un gran movimiento económico con la contratación de servicios (mano de obra, transporte, etc.) y bienes (cemento, vehículos, combustible, etc.) para la construcción de infraestructura que no solo aumentaría el acervo de capital en el país sino que apuntalaría nuestro comercio exterior y nos haría parte del corredor interoceánico Atlántico-Pacífico.Viendo hoy las megaobras en ciernes desde el lado público como la doble vía Santa Cruz-Montero; la Planta Siderúrgica del Mutún; convertir a Viru Viru en Hub aéreo; construir el Puente Banegas en el Norte Integrado; y, del lado privado, la Industria ITACAMABA CEMENTO S.A. en Yacuses y el Parque Industrial Latinoamericano en Warnes, da para ser optimista pensando todo el bien que acarreará para la economía cruceña y de Bolivia, con el sector productivo y el comercio exterior como principales beneficiarios -aunque también el de servicios- lo que le viene bien a Bolivia para enfrentar con algún grado de éxito la ralentización de su crecimiento.Si a ello sumamos más inversión de portento como la ideada para solucionar el problema de “El Sillar” en la carretera Santa Cruz-Cochabamba; la construcción de Puerto Busch con el ramal ferroviario desde Motacusito; la vertebración carretera Sur-Norte del país; el Proyecto Rositas para riego y generación de electricidad -siempre que la inversión sea eficiente y transparente- ciertamente ayudará a enfrentar mejor la crisis que se aviene.Pero si tan colosales obras no se acompañan con políticas públicas coherentes para viabilizar las gigantescas posibilidades de desarrollo que tiene el país, y persiste la inseguridad jurídica, la recurrencia de anuncios de nacionalizaciones, los inconsultos aumentos salariales y las insufribles restricciones para exportar, puede que semejante esfuerzo público-privado llegue a ser en vano…(*) Economista y Magíster en Comercio InternacionalFacebook.com/Garyantoniorodriguezalvarez