Por qué suben y caen los gobiernos?

ivanariasIván Arias DuránEsta pregunta ha estado rondando mi mente estos días y en la búsqueda de respuestas me encontré con “democracias y dictaduras en América Latina” de Scott Mainwaring y Aníbal Pérez-Liñán (2014). Basados en los sistemas de actores que articulan los supuestos sobre sus preferencias, lanzan cuatro hipótesis sobre por qué los regímenes sobreviven o colapsan. Aquí tomare tres de esas hipótesis para explicar lo que pasó y está pasando en Bolivia

1.Los actores políticos deben ser el centro de las teorías sobre cambio y estabilidad de los regímenes. Los actores políticos, no las estructuras o las culturas, determinan el proceso de cambio de régimen, aun cuando las condiciones estructurales o culturales afecten su conformación y sus preferencias. Entendemos que los actores más relevantes son algunas organizaciones como los partidos, los sindicatos, las asociaciones de negocios, los militares, las organizaciones guerrilleras, y también ciertos líderes como el presidente (presidenta). Estas organizaciones y líderes controlan recursos políticos y por ende ejercen una fuerte influencia en la disputa por el poder.

En el caso de Bolivia, podemos afirmar que el MAS basó su poder en los denominados movimientos sociales expresados en la CONALCAM (Coordinadora Nacional para el Cambio) que agrupaba a organizaciones de cooperativistas mineros, cocaleros, campesinos, indígenas y sectores vecinales. Con el pasar de los años, el basamento del poder masista se ha ido deteriorando y, si bien aún conservan algo de su fortaleza, cada vez se va minando y decayendo, dejando solo a los cocaleros, del chapare en particular, como los únicos incondicionales en su apoyo al régimen.



2) Las actitudes normativas de los actores con respecto a la democracia y la dictadura influyen de manera importante en la supervivencia o caída del régimen. Si los actores más poderosos tienen una preferencia normativa por la democracia—si creen que la democracia es intrínsecamente el mejor tipo de régimen aunque no satisfaga sus preferencias por otras políticas públicas—la democracia tiene mayor oportunidad de sobrevivir. El énfasis en la importancia de las preferencias normativas se asienta en otras tradiciones en ciencia política y sociología que enfatizan la relevancia de las creencias para explicar los procesos políticos, y en cierta investigación en economía que muestra que los individuos a veces valoran los procedimientos en sí mismos, más allá de los resultados.

En el caso boliviano y como ocurrió en todos los regímenes que cayeron en el ámbito del denominado “socialismo del siglo XXI”, la democracia no fue un fin a profundizar y modernizar sino un medio para asaltar el Estado, para apoderarse de todas las estructuras de poder. Para ello se esforzaron en construir su propia normativa que legalice su objetivo de controlar todo el poder. En esa línea, la mayoría de los países del socialismo del siglo XXI, impusieron asambleas constituyentes y, a partir de sus resultados, un marco legal que corroía toda institucionalidad democrática en favor de un “nuevo Estado”.

A nombre de extirpar la opresión, la explotación, luchar contra el imperialismo e incluir a los excluidos se impuso el “Yo le meto no más” como norma para gestionar la cosa pública y ejercer el poder. Esta normatividad acomodada y compartida, si bien, en un primer momento, parecía “revolucionaria” y “transformadora” se convirtió en la base apara despilfarrar los recursos nacionales y administrar la cosa pública como si de su hacienda se tratara. Esta normativa “ingeniosa” abrió las puertas para que se instaurara regímenes diseñados para robar y asaltar el erario nacional sin que hubiera instancias de control y fiscalización independientes. Como ya podemos sentir los bolivianos, y lo estamos viendo en el caso de Brasil, Venezuela, Argentina y Ecuador, esta “normativa” está entrando en crisis porque es una de las causas de la corrupción y enriquecimiento ilícito en que se han visto envueltos todos los actores de los regímenes bolivarianos que se dicen socialistas.

3) Los actores están inmersos en un contexto internacional. Un ambiente regional favorable, caracterizado por la existencia de múltiples democracias, incrementa la probabilidad de una transición desde el autoritarismo y reduce el riesgo de una quiebra de la democracia. La democratización se manifiesta en olas regionales que producen cambios profundos en períodos relativamente cortos.

Bolivia no está exenta de las oleadas internacionales. En el periodo 2000-2010 se dio un ascenso de gobiernos neo-populistas bajo el denominativo de socialismo de siglo XXI. La primacía cubana en la orientación de las políticas de los regímenes neopopulistas fue lo que marco el ritmo. En ese contexto, Bolivia formo parte del ALBA como la expresión continental de esa emergencia. Sin embargo, desde el 2011, américa latina está sintiendo la emergencia de una nueva ola hacia posiciones de reconstitución del Estado de Derecho Democrático. La victoria parlamentaria en Venezuela, la asunción de Macri en Argentina, la derrota del prorroguismo en Bolivia y la victoria de posiciones antipopulistas en Perú son señales que estamos entrando a un nuevo ciclo político en el continente latinoamericano. Cuba ya no es referente ideológico pues, después de 50 años de resistencia contra el imperio, éste ingreso, bajo el júbilo popular de millones de cubanos, a la Isla para iniciar un proceso que intenta romper el ultimo bastión dictatorial en esta parte del mundo.

 Ciudadano de la República Plurinacional de Bolivia