Para seguir adelante en su marcha hacia el futuro, Perú no puede ignorar el mal funcionamiento de sus instituciones.
El próximo 28 de julio, el buen economista Pedro Pablo Kuckzynski asumirá formalmente la presidencia de la República de Perú. Lo hará ante el Congreso de su país, a los 77 años de edad. Lo acompañarán en ese tan particular momento, hasta ahora, los presidentes de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, México y Paraguay.
En materia de política exterior, cabe presumir que su asunción consolidará el grupo de países democráticos, republicanos, liberales y pertenecientes a lo que llamamos Occidente, cuyas economías están sustancialmente edificadas sobre el mercado y la libertad económica. Y que consolidará la notoria pérdida relativa de influencia en nuestra región de los fracasados gobiernos marxistas (eufemísticamente auto-denominados “bolivarianos”).
De esa manera, América del Sur saldrá del encierro al que la habían sometido esas administraciones, cuando controlaban a su gusto y paladar todos los organismos sub-regionales y se reincorporará al diálogo abierto, con todos por igual, sin caprichosas exclusiones ideológicas.
Su predecesor, Ollanta Humala, se retira, sin pena ni gloria, pero con un 25% de los peruanos aprobando su gestión. Esto, según los datos consignados en un reciente sondeo conjunto de El Comercio de Lima y de la firma IPSOS.
El 46% de los encuestados sostiene que eso quiere decir que Perú seguirá su actual rumbo, sin mayores cambios. Y que no ha mejorado mucho durante la gestión del mencionado Humala. Más bien tranquila, por cierto. Sólo un 30% de los peruanos cree que el país empeoró durante la gestión de Humala. Las dos quejas más significativas sobre la actualidad tienen que ver con la seguridad (el 76% de los peruanos está disconforme con esto) y con la corrupción (el 63% siente que este tema empeoró durante la administración saliente).
Más de la mitad de los peruanos admiten que se ha mantenido el rumbo económico, que existe libertad de expresión y que se está reduciendo efectivamente la pobreza. Y es así. Para bien del Perú.
Las opiniones no son ciertamente tan benévolas respecto de Nadine Heredia, la esposa del presidente Humala, que recoge una enorme opinión adversa:de nada menos que del 82%. Su exceso de protagonismo ha sido fatal para ella y su aparente cercanía con el fallecido Hugo Chávez (muy poco popular en el Perú) la ha perjudicado notoriamente. A lo que se agregan sospechas de cierta corrupción. Por ello, parecería carecer de futuro en el mundo de la política, con la salvedad de que se trata de un mundo curioso, en el que las resurrecciones de pronto suceden.
La tarea institucional que enfrenta ahora Kuckzynski es realmente enorme. Hoy el 72% de los peruanos no aprueba la labor de su Congreso. Y el 71% de ellos desaprueba el funcionamiento del Poder Judicial. Para seguir adelante en su marcha hacia el futuro, Perú no puede ignorar el mal funcionamiento de sus instituciones. Y tiene que generar confianza en ellas. Para lo que debe esforzarse en mejorar su calidad, a la vista de todos.
Por otra parte, de cara al futuro, el 56% de los peruanos aprueba el desempeño político del presidente electo y el 38% de ellos lo hace respecto de la contendora presidencial final, la parlamentaria Keiko Fujimori.
A lo que cabe agregar que existe una aprobación del 43% sobre la designación de Fernando Zavala, el nuevo presidente del Consejo de Ministros; y del 42% sobre la del nuevo Ministro de Economía, Alfredo Thorne; así como del 49% respecto de Jaime Saavedra, el reconocido Ministro de Educación.
En materia de urgencias a enfrentar, el 49% de los peruanos identifica a la generación de empleo; el 53%, al mantenimiento de la libertad de expresión; el 43%, a la construcción de una infraestructura pública adecuada y moderna; el 45%, a la mejora de la educación pública; el 52%, a la reducción de la pobreza; el 76% al control de la delincuencia, el gran problema del Perú; el 63% a la reducción de la corrupción; el 44% a la lucha contra el narcotráfico; y el 54%, al manejo de la economía.
Queda claro entonces que Perú comienza otra auspiciosa etapa de su historia moderna. Esta vez con un timonel de lujo.
Uno de los presidentes más preparados y más experimentados de la región toda. Un estudioso. Un empresario exitoso. Un político que ha llegado a la cima de sus ambiciones. Un hombre sencillo y transparente. Que sabe escuchar y es decidido -y decisivo- al tiempo de conducir. Que sabe bien cómo funciona el mundo y ha dedicado muchos años de su vida a servir a su Patria. Que tiene una estela de conducta absolutamente limpia. Que ha conformado un gabinete convocando a gente de altísimo nivel profesional.
Qué, además, tendrá seguramente un rol importante en la defensa de la democracia en la región, sin dobles mensajes, sin cinismo, sin silencios cómplices, de la mano de aquello tan importante que Pedro Pablo Kuckzynskiha privilegiado siempre a lo largo de toda su vida, que es nada menos que la defensa irreductible de la verdad y de sus valores, convicciones y principios.
*Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas