Así viven los multimillonarios rusos en Londres

El lujo ostentosamente desproporcionado de los rusos en Londres.El exprometido de Lindsay Lohan, Egor Tarabasov, es el arquetipo de los más de 100.000 expatriados rusos que viven en Londres. No nos estamos refiriendo a su intolerable forma de tratar a la actriz, sino al estilo de vida del que disfruta por su posición económica y que comparte con muchos compatriotas. No sabemos si él se siente rico, porque uno de los descubrimientos del documental de la BBC sobre los billonarios que viven en la ciudad, es una lógica aplastante pero extraña, que define a la perfección su obsesión por el dinero: un ruso que tenga un par de billones de libras no pensará que es rico porque sabe que hay gente que tiene 10 o 20 billones más que él. O eso dice unon de los billonarios entrevistados que, a fuerza, ha de saber qué se siente, no así usted.

Otra de las protagonistas de la producción, usa algo tan inglés como The Beatles al ironizar con un “money can buy your love”: si usted es ruso y vive en Londres lo más probable es que la carrocería de los Mercedes de sus amigos esté acabada con millones de cristales Swarovski, conozca a alguien que puede pagar 25 millones de libras por una pieza de joyería o amortice encantado el cubierto de entre 400 y 700 libras por cabeza para asistir albaile ruso de debutantes. Justo ese al que cientos de jóvenes pudientes acuden vestidos de etiqueta con la esperanza de conocer a verdaderos millonarios con los que compartan nacionalidad.Lo único extraño de ese baile en el que suenan Tchaikovsky y Chopin es que los casamenteros no se hayan cruzado antes, porque la mayor parte del triple pleonasmo “rusos ricos que viven en la capital británica” pertenecen a los mismos códigos postales: Belgravia, Knightsbridge, Mayfair y Regents Park, concretamente.

Desde la caída de la Unión Soviética a principios de los años noventa Londres se convirtió en uno de los destinos de moda de esos nuevos millonarios que aprovecharon los réditos de la privatización de las empresas públicas de la época de Boris Yeltsin, aquel hombre tan dado a la dipsomanía como a compartir información privilegiada para éxito de sus amigos. Pero desde hace unos años, las inversiones inmobiliarias rusas en la capital del Támesis se han disparado. Cientos de oligarcas se preparan para comprar grandes extensiones de propiedad ultra cara en Londres para proteger su riqueza. «En este momento tengo media docena de clientes rusos buscando urgentemente para gastar más de 20 millones cada uno en la compra de un nuevo hogar en el centro de Londres” cuenta al Daily Mail un agente inmobiliario acostumbrado a tratar con clientes de alto nivel adquisitivo.



«EN ESTE MOMENTO TENGO MEDIA DOCENA DE CLIENTES RUSOS BUSCANDO URGENTEMENTE PARA GASTAR MÁS DE 20 MILLONES CADA UNO EN LA COMPRA DE UN NUEVO HOGAR EN EL CENTRO DE LONDRES” CUENTA AL DAILY MAIL UN AGENTE INMOBILIARIO

Las casas de 100 millones de libras se compran al contado en apenas días y cada vez que el rublo baja, la venta de viviendas de lujo sube, no hace falta mucha perspicacia para entender por qué. De hecho, desde hace unos meses existe un autobús turístico que no recurre al eufemismo para promocionar qué enseña en sus paradas. El «Cleptocracia Tour» está lleno de periodistas, opositores y curiosos que reciben un cartón de “Monopoly” al subir al autobús en el que hay nombres propios rusos y fotografías de casas con vistas a los mejores barrios londinenses.

El trayecto enseña el apartamento, por llamarlo de alguna manera, de Igor Shuvalov, viceprimer ministro ruso cuyo sueldo oficial anual es 100 veces menor a los 16 millones de libras en que está valorado el inmueble que se compró en plena crisis ucraniana, justo en el momento en el que a los ciudadanos se les pedía ese esfuerzo tan poco democrático de “abrocharse el cinturón”. Blefrave Square ya se conoce como la Plaza Roja en un guiño a la mayor parte al origen de los propietarios, desde Oleg Deripaska, magnate metalúrgico hasta Roman Abramovich, presidente del Chelsea que también forma parte de lo que Mark Hollingsworth llamó Londongrado. Pero que pronto podría serMiamigrado o NewYorkgrado según Roman Borisovich, el activista anticorrupción que ha organizado la gira.La casa más asombrosa se reserva para el final. Se trata de la mansión Witanhurst, en Highgate, la segunda vivienda más grande de Londres, solo superada por el palacio de Buckingham, valorada en 450 millones de dólares y propiedad de Baron Andrey Guryev, magnate de los fertilizantes y hasta hace poco, senador ruso. Además de contar con 60 habitaciones, se sabe por el New Yorker que tras adquirirla, Guryev mandó construir algo así como un mundo subterráneo de 3.800 metros cuadrados con piscina, aparcamiento para 25 coches y sala de cine.

Pero el misterio que rodea Witanhurst no es mayor que el de saber que más de 36.000 propiedades londinenses están registradas en empresasoffshore. De hecho, según Transparencia Internacional 1 de cada 10 edificios de Westminster, el corazón político de Londres, tiene un propietario con identidad oculta. La flema inglesa está siendo muy útil para que la capital no se inmute ni se pregunte de dónde viene el dinero de sus vecinos.

Y mientras tanto, los cachorros de esos banqueros, abogados, asesores, políticos y agentes inmobiliarios aspiran a integrarse en la cultura inglesa más elitista –colegios prestigiosos, partidos de polo, clubes selectos– al tiempo que imprimen esa marca de ostentación y horterada que exhiben los que todavía siguen en Moscú. No hay más que echar un vistazo a@richrussiankids, la cuenta de Instagram que mejor refleja su estilo de vida.

Esa tendencia al dorado excesivo, las melenas oxigenadas, la exuberancia de quirófano, los coches de gran cilindrada y la llamada de atención en metálico ya pudo verse en Meet the Russians, el reality, digamos, espontáneo y mundano con el que la Fox sugirió una idiosincrasia rusa que ahora la BBC pule con afán dignificante en Russian Billonaries.Fuente: www.revistavanityfair.es