El poder y el sexo siempre anduvieron juntos

brechnerJosé Brechner*El poder es afrodisíaco. Nada cautiva a las mujeres (y también a los hombres) como el poder político y económico. Los esperpentos más desagradables se convierten en beldades, cuando los respalda el poder o el dinero; si vienen juntos mejor y, usualmente lo hacen.Está demostrado que los hombres (y mujeres) poderosos tienen una libido más alegre que otros. Como dice el socio-biólogo holandés Johan van der Dennen: “toman lo que les da la gana”.Esa libido súper activa hace que se sientan capaces de correr mayores riesgos. Con la mucama (Arnold Schwarzenegger), la mujer del amigo (el Rey David), la asistente en la Casa Blanca (Monica Lewinsky), la secretaria (todos), o cualquiera que les motive. Basta una mirada provocativa y las hormonas se enloquecen.Una de las historias más interesantes que me fue contada por un presidente amigo del dictador paraguayo Alfredo Stroessner, sucedió cuando Stroessner le brindó refugio político a Anastasio Somoza, el entonces expresidente de Nicaragua.De acuerdo a los archivos históricos, Somoza fue asesinado en las calles de Asunción, por un comando Sandinista en complicidad con agentes cubanos, en una operación que se denominó “Operación Reptil”.Según lo que me comentó el presidente, la realidad fue distinta. Somoza como la mayoría de los Latinoamericanos era mujeriego, asunto que en nuestros países es visto como algo natural. Estando en Paraguay, intentó seducir descaradamente a la mujer de un pariente de Stroessner. A los pocos días Somoza voló por los aires, en un país donde el control militar y político eran estrictos.Cualquiera que sea la verdad, el tema de fondo es que el deseo sexual puede hacer perder reinos o la vida. Si nos remontamos en la historia, desde tiempos bíblicos se conocen historias de cortesanas, amantes, e infidelidades.John Kennedy tenía mujeres por todo lado, siendo la más famosa Marilyn Monroe, que le fue ofrecida abiertamente como regalo de cumpleaños saliendo de la torta. Thomas Jefferson tuvo de amante de por vida, a su esclava mulata Sara “Sally” Hemings, con la que tuvo seis hijos que fueron liberados y se integraron a la sociedad blanca.Explícitamente, como en las épocas monárquicas, cuando los reyes tenían cortesanas o un harén; o de a ocultas, desde que la monogamia se impuso, los hombres poderosos gozaron del placer de tener múltiples compañeras sexuales.Señalar con el dedo a Donald Trump, Bill Clinton o Silvio Berlusconi por mujeriegos es absurdo. Se puede acusar a alguien de acoso sexual, si esa es la situación, pero hoy en día no falta aquella, a quien, si se le dice que se ve linda, lo toma como una agresión en vez de un piropo.En la sociedad de hoy, prácticamente todas las tendencias sexuales son aceptadas, sin embargo, en una de las contradicciones más irracionales, la prostitución y la poligamia están prohibidas; por lo menos en los Estados Unidos.La pregunta interesante es ¿si los infieles hubiesen hecho lo mismo sin tener el poder? Van der Dennen responde, que eventualmente aquellas personas que buscan posiciones de poder tienen grandes ambiciones y obviamente cierta desfachatez y falta de escrúpulos. Pero es la posición de poder en sí la que los torna arrogantes, narcisistas, egocéntricos, despóticos, hiper-sexuales, paranoicos y deseosos de mayor poder. Los poderosos tienen un afinado ojo por las mujeres hermosas y ellas se sienten atraídas a hombres poderosos, ricos, exitosos, y famosos.El psicólogo Satoshi Kanazawa de la Universidad de Canterbury, más docenas de otros investigadores, descubrieron que los hombres exitosos tienen más sexo y más acompañantes sexuales. Lo que la escritora Laura Betzig describió en su libro sobre el análisis del poder, el sexo y la poliginia “Despotismo y Reproducción Diferencial”, como una necesidad y entusiasmo descontrolado de los hombres poderosos para utilizar de ese poder en servicio para la reproducción de la especie (obviamente, Betzig de feminista no tenía nada).El cliché de que el poder corrompe, más que cliché es una verdad. El poder es omnívoro, aporta un placer incomparable. Acusar a un poderoso de mujeriego, es criticar al rey por ser rey.*Analista político y ex diputado bolivianowww.josebrechner.com