El retorno de un familiar, el mejor regalo de Navidad

La celebración es propicia para el regreso de bolivianos que viven hace muchos años en el exterior. Los reencuentros en Viru Viru son conmovedores. Hay nervios, ansiedad, llantos y risas

Elda Ibáñez. Vuelve después de nueve años en Barcelona. Durante los nueve años que doña Elda ha vivido en España, sus hijos mayores, Miguel y Romina, hicieron crecer la familia en Santa Cruz. Danilo y Sofía, de 2 y 3 años, respectivamente, portan colorido

Elda Ibáñez. Vuelve después de nueve años en Barcelona. Durante los nueve años que doña Elda ha vivido en España, sus hijos mayores, Miguel y Romina, hicieron crecer la familia en Santa Cruz. Danilo y Sofía, de 2 y 3 años, respectivamente, portan coloridos carteles que dicen “Bienvenida mama abueli”.

Fernando Soria Sejas – [email protected]



Samuel Álvarez está nervioso. Tiene una pancarta con el nombre de su madre, Melvy. “Su llegada es nuestro mejor regalo de Navidad”, dice, emocionado. No se ven hace diez años, cuando ella se fue a España.

En la puerta de llegada de vuelos internacionales del aeropuerto Viru Viru, Samuel se pone de puntillas para buscar a su mamá; está entre un centenar de personas que esperan a sus familiares. Muchos viajeros conocerán a quienes nacieron y extrañarán a los que fallecieron en su ausencia.

Es fácil distinguir a quienes esperan a alguien al que no ven hace meses o un año, de aquellos cuya espera ha sido muy prolongada. Los primeros están serenos y dan bienvenidas sonrientes. Por el contrario, quienes llevan muchos años con abrazos y besos guardados, están poseídos por la ansiedad y los nervios, que luego descargan a través de llanto y abrazos intensos.

Años duros
Miguel Medina tenía 19 años cuando su madre, que como muchas mujeres también cumplía el rol de padre, se fue a Barcelona. Él se quedó viviendo con su hermana Romina (16) y Humberto (14).

Desde entonces han pasado 10 años. “El año en que ella se fue, mi hermano creció harto, era chiquito. Fue muy duro, pero nos cuidamos entre nosotros”, dice Miguel y recuerda que años atrás esperaban la llamada de su madre los domingos. Ahora con el WathsApp es más barato y pueden comunicarse en cualquier momento.

Desde España también llegó Elizabeth Rivero y al ver a sus familires, con una sonrisa y los ojos húmedos, les dice: “No me lloren, no me lloren”. Durante su ausencia, su padre falleció.

Del llanto a la risa

“En este tiempo que ella no estuvo, murieron dos de nuestros hermanos y una sobrina”, dice Sofía, hermana de María Soria, quien arriba desde Estados Unidos después de 15 años junto con su hijo Ramiro Pérez.

“Una traductora por favor, porque ella no habla bien español”, dice Ramiro refiriéndose a su madre y la veintena de familiares que acudió a recibirlos pasan de las lágrimas a las risas. “Hay que darle chicha y somó pa que le salga el ‘puej’ de nuevo”, le responde alguien en medio del tumulto de abrazos. El llanto da paso a las risas y carcajadas. En Navidad, brindarán por el reencuentro

Fuente: eldeber.com.bo