Golpe a la democracia: repostulación sin referendo

Rolando Tellería A.* Las decisiones del IX congreso del Movimiento al Socialismo, a partir de las declaraciones públicas del Vicepresidente –que anunció la renuncia a su candidatura como acompañante del caudillo el 2019– y otras autoridades que barajaban incluso ocho opciones para la repostulación; estaban implícitamente adelantadas. Ese congreso, más parecido a un teatro, con guiones y libretos previamente establecidos, se organizó para legitimar las decisiones y estrategias políticas definidas anteladamente por la nomenclatura azul: la repostulación de Evo. Usaron a cerca de 6.000 “militantes”, entre ellos, miembros de los desnaturalizados movimientos sociales, con una impresionante logística donde no se podía ocultar la presencia estatal y el uso indiscriminado de bienes públicos. Ojalá que los ministros y otras autoridades del ejecutivo y legislativo, dicho sea de paso, se hayan desplazado al “teatro de operaciones” con sus propios recursos; lo contrario sería delito infraganti.En el acto teatral final, frente al pedido y la resolución del congreso, el “comandante” exclamó: “Si el pueblo dice vamos con Evo, ningún problema. Vamos a seguir derrotando a la derecha, vamos a seguir ganando a la derecha. Tantas veces le hemos ganado a la derecha. Tengo mucha confianza en nuestros movimientos sociales”.Para esta repostulación, el IX congreso masista aprobó cuatro opciones: la reforma del Artículo 168 de la CPE, por iniciativa ciudadana; la reforma del Artículo 168 de la CPE mediante ley aprobada por dos tercios de votos de la Asamblea Legislativa Plurinacional; una interpretación del Tribunal Constitucional sobre el derecho fundamental de los ciudadanos a elegir al Gobierno de su preferencia, y la renuncia de Morales, seis meses antes de cumplir su mandato, para habilitarse automáticamente como candidato. Según el vicepresidente, estas cuatro vías serían “legales, constitucionales, legítimas e irrebatibles”.De estas cuatro opciones, las primeras tres son, en todo caso, “distraccionistas”, forman parte de una “estrategia envolvente”. Sus interpretaciones pueden conducir a laberintos jurídicos, en ambas partes: oficialistas y opositores. Los abogados constitucionalistas, por su parte, también tendrán su propia palestra. Lo que está claro y fuera de discusión, empero, es que estas tres opciones requieren, sí o sí, la reforma constitucional del Artículo 168. Vale decir que la habilitación de Morales, como candidato para las elecciones del 2019, pasa necesariamente por un nuevo referendo constitucional aprobatorio.Sin embargo, dadas las circunstancias, ése es un escenario que, el oficialismo y los estrategas políticos de la nomenclatura azul, tratarán de evitar sistemáticamente. En efecto, desde el 21F, el rechazo al régimen masista tiene un rendimiento creciente. El desencanto, sobre todo de las clases medias de las ciudades capitales, es cada día más notorio y “se siente en la piel”. La megacorrupción, el desmedido abuso del poder, la manipulación judicial y las monumentales mentiras, han provocado un quiebre irreparable en la confianza ciudadana. El discurso obsoleto apenas convence a un menguante grupo de incautos y la descomunal manipulación mediática es completamente estéril. En esas condiciones, los resultados negativos de una eventual consulta en las urnas para habilitar al “comandante” a una nueva repostulación, podrían ser más contundentes que el pasado 21F.Por ello, cual Gobierno dictatorial, abrogando la voluntad popular expresada en las urnas, impulsados por sus bajos instintos y eximia astucia, decidirán repostular al “comandante” como candidato para los comicios del 2019, apelando a la cuarta opción, pues, como afirmaron enfáticamente “con su renuncia, seis meses antes, quedaría automáticamente habilitado”.La política es el reino de la astucia; allí siempre gobiernan los instintos más perversos, la maniobra baja, los trucos y las artimañas: los azules tienen muy bien cultivadas esas “virtudes”.*El autor es profesor de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Simón.Los Tiempos – Cochabamba