Las bromas más divertidas (y menos inocentes) para El Día de los Santos Inocentes

Una selección de las clásicas inocentadas que siempre funcionan para alegrar esta divertida fecha. El origen se remonta a la fecha de conmemoración de la matanza de todos los niños ordenada por Herodes en Belén

Ilustración del típico muñeco de los Santos Inocentes – Claderón
El Día de los Santos Inocentes, la mayoría de las personas, no suele dedicarse a hacer inocentadas  porque la vida está llena deprioridades más elevadas y preocupaciones por doquier. Pero una minoría, inmensa al final, sí gusta de hacerlas. Y, como no queremos que la cosa salga rana, como le pasó a Mr Gran Bomba con su pírrica broma de cámara oculta, aquí va una serie de sugerencias para gastarlas de manera solvente y sin salir malparado.Empezamos por los clásicos: el monigote en la espalda. Hay que aprovechar un descuido, o favorecerlo, para que no se note. El manejo de los tiempos es fundamental para colocar esa silueta en la espalda que, con un poco de suerte, llevará un buen rato. Conviene recordar, que este día de bromas se debe a la decisión (poca broma) de Herodes de mandar matar a todos los niños (inocentes) para acabar con el niño Jesús. Otra broma tradicional, arraigada en algunos pueblos, era la de lanzarse huevos.El mundo de la cocina también da mucho juego para las inocentadas. Otro clásico sería el huevo frito que no lo es. La lleva sería medio melocotón en almíbar sobre una capa de yogur natural. Cambiar el contenido del bote de azúcar por sal también puede dar mucho juego (y generar algún cabreo que otro). Eso sí, la cara de la persona engañada es divertidísima.Cambiar las horas del reloj es otra de las típicas inocentadas fáciles y sinónimo de éxito. Las opciones, claro, son dos: adelantar el reloj, y que todos lleguen antes a sus destinos; o retrasarlo, para que lo hagan tarde. En principio, se recomienda que lleguen antes por evitar hacer llegar con retraso a cualquier compromiso. Pero las dos opciones están ahí.La pasta de dientes también sirve para «alegrar» el día. Esta broma es un clásico de los campamentos también y consiste en colocar un poco de pasta de dientes en la cara o en las manos de la víctima mientras duerme. Una sustancia extraña encontrará en su piel al levantarse. Si se pone en el pelo puede ser una broma desafortunada.La moneda en el suelo pegada. Esto pone a prueba los automatismos con los que convivimos en nuestra existencia, porque es verla y como un resorte bajar a recogerla. También se puede atar la moneda con un hilo y tirar de ella. Sonrisas aseguradas.

Fuente: abc.es