Perdón Chapecó

Ismael Schabib Montero*Chapecó es una ciudad del Estado de Santa Catarina del Brasil, catalogada entre las pequeñas si se compara con ciudades gigantescas como San Pablo, Rio de Janeiro o Belho Horizonte; de allí era el equipo de futbol Chapecoense cuyos integrantes fallecieron casi en su totalidad en el accidente aéreo ocurrido el 30 de noviembre pasado en las proximidades de Medellín, Colombia, donde murieron 71 personas. ¿Qué se puede hacer para cambiar ese luctuoso hecho? Nada. A título personal y sin representar a nadie más, como un ciudadano boliviano común, quisiera pedir perdón a los habitantes de Chapecó; se comenta que ellos se conocen y pertenecen a ese Brasil donde el futbol más que un deporte es una pasión. Pido Perdón a sus familiares porque se los ha golpeado en lo más profundo de su ser. Quisiera expresar, lleno de sentimientos, de decepción, enojo, impotencia, amargura, que desde tiempo atrás los bolivianos nos volvimos muy contradictorios; el año 2000 hubo un estallido social en la ciudad de Cochabamba que se denominó “la guerra del agua”, cuya consecuencia es que pasados 16 años esa ciudad siga sin la cantidad de agua necesaria para su desarrollo y para que la gente viva mejor; fue la mascarada de un movimiento auspiciado por los cocaleros en vista de la exitosa política anti coca que el gobierno de entonces llevaba adelante llegando casi “coca ilegal cero” y por lo tanto cocaína casi cero, pese a los bloqueos de caminos liderados por el Sr. Evo Morales Aima.En octubre del 2003 se llevó a cabo en las ciudades de La Paz y del Alto, un golpe de Estado con la fachada de defender el gas, para que no se venda a Estados Unidos y a Chile; a estos golpistas se los declaró “héroes de octubre” y se los amnistió. El resultado es que el gobierno de un país vecino que ayudo a perpetrar ese golpe de Estado terminó vendiendo el gas “que no quisimos vender”; ese país era nuestro principal competidor en el negocio.Tuvimos un presidente que sostenía que el gas era “un arma” para alcanzar el mar, que para Chile no habría “una molécula de gas”; se hizo un referéndum para decidir vender gas a Chile y ganó, por supuesto el “no”, cuando fue la gran oportunidad para crearle una fuerte dependencia de Bolivia, y en esa situación negociar en mejores condiciones una salida al mar con soberanía. Fue también una gran oportunidad para que a través de los buques gaseros gravitemos en los puertos del Pacífico con importante presencia en el mar reflejando a un país diferente. Lo paradójico de esto es que Chile nos vende hasta diesel y lo que su industria produce y necesitamos.Posteriormente el pueblo boliviano engañado, acobardado, presionado por los bloqueos y por la violencia, especialmente el occidente de Bolivia, eligió por mayoría absoluta como presidente al Sr. Evo Morales, al causante de esa violencia, que apenas puede leer y escribir, con casi ninguna formación moral puesto que afirma “que le mete nomás (contra ley) y que arreglen los abogados…” y eso había sido en serio. El mismo que no sabe si tiene hijos y si murieron o no Etc. En la actualidad se disculpa de los problemas del país diciendo que no los conoce.Es en ese contexto donde un piloto boliviano solapado por autoridades incompetentes y corruptas de este gobierno, pareciera haber hecho toda una planificación suicida para hacer un viaje internacional con un avión de poca autonomía que necesitaba recargar gasolina “en el camino” y no lo hizo, poniendo en peligro a sus pasajeros y a su propia vida, cuando su primer deber era protegerlos y hacerlos viajar con seguridad.Ante esa realidad sólo me cabe pedirles perdón queridos chapecoenses, como si con eso mi conciencia y mis sentimientos se aliviaran a pesar de no tener ninguna culpa, pero ¡cómo me duele Bolivia c…! *Vicealmirante de la República de Bolivia