Guerra de modelos

Humberto Vacaflor GanamCuando las predicciones están muy desprestigiadas, alguien se dedicó a revisarlas y encontró algunas joyas, como la que elaboro el famoso Francis Fukuyama para predecir la llegada de una guerra de modelos económicos, a principios de 2016.El tema ha sido descrito en Siglo 21 de esta semana con alusiones a los fiascos de las grandes predicciones del año pasado: nuestro 21F, el Brexit británico y el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, para mencionar sólo tres.No todas las predicciones son malas, aunque, como dice Jorge Luis Borges, es mejor no hacerlas porque corres el riesgo de que se cumplan.A la predicción de Fukuyama sobre la guerra de los modelos quizá haya que cambiarle la fecha y marcarla para este año 2017. La predicción se anticipó un poco, lo que le da mayor valor.En esta guerra, en una esquina está China: “que, con énfasis en infraestructura y financiamiento estatal, promueve la creación de industrias con uso intensivo de materias primas. Este sistema ha generado contaminación en su propio país y esta sería una de las razones por las que ahora busca exportar este desarrollo y pasar a una segunda fase, más enfocada en el desarrollo del mercado interno y de servicios, dentro de China.”Y en la otra esquina está el modelo occidental, con énfasis en “salud pública, empoderar a la mujer, apoyo a la sociedad civil global y medidas anticorrupción.” Objetivos que Fukuyama define como loables, aunque aclara que ningún país se ha desarrollado jamás aplicando únicamente estas medidas.Siglo 21 apunta que George Soros dijo a mediados del año pasado que el modelo chino tiene un defecto: los proyectos basados en inversiones públicas son más vulnerables al cáncer de la corrupción, como es público y notorio.Los chinos proponen, predijo Fukuyama, la fórmula de “un cinturón y un corredor”, aludiendo a ferrocarriles transoceánicos y a corredores para que sus productos circulen por todo el mundo.¡Y nos venimos a enterar ahora, en 2017, que los chinos quieren corredores y ferrocarriles interoceánicos en todo el mundo para que sus productos circulen libremente!En 2016 los chinos nos quisieron excluir del proyecto del ferrocarril transoceánico, pero nuestro gobierno batalló por comprar ese buzón, ante la mirada incrédula de los vecinos. Parece que los chinos tienen siempre la esperanza de que sus partners estén drogados. Eso no lo dice Fukuyama pero parece acertado.