¿Qué hacer ante un golpe en la cabeza de un niño?

Impedir que se duerma es un mito. Hielo y atención, las claves.

El actuar con serenidad es clave ante una emergencia.



Ser padre o madre tiene momentos de inmensa felicidad; y otros que no lo son tanto. Cuando un hijo siente dolor se nos cierra el pecho y solo pensamos en qué hacer para que se le pase lo antes posible. Deseamos estar en su lugar para que no tenga que sufrir. En los primeros meses, el llanto desesperado -ese que aparece cuando algo duele de verdad- lo desatan los cólicos. Cuando crecen y se largan a caminar, de la mano de la curiosidad, aparecen los golpes. Dentro de estos últimos están los que más miedo nos provocan: los golpes en la cabeza.

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Ayer nos tocó a nosotros, nuestro bebé de 13 meses se tiró de cabeza desde la cama al piso sin escalas. Una sensación espantosa nos invadió al escuchar el ruido de su cabecita contra el suelo. Teníamos muchas dudas. Qué debíamos hacer, como debíamos proceder. No es mi primer hijo, pero ante estos accidentes uno se siente una primeriza. Mientras uno lo calmaba y el otro agarraba hielo buscábamos en Google instrucciones. Estaba segura que no debía dejarlo dormir. Sin embargo, los resultados de las búsquedas en portales especializados me decían lo contrario.

Los golpes de frente son los más habituales, sobre todo entre el primer y segundo año de vida que es cuando comienzan a caminar

Cuando los chicos se golpean, los padres sufren como los niños.

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Además de culpa -en esos casos uno siente que pudo haberlo evitado- sentíamos incertidumbre. Por suerte no buscamos culpables -al menos en voz alta- y para calmarnos buscamos la palabra de un profesional. “No dejarlos dormir es un folclore sin justificación científica alguna. Solo hace falta despertarlos dos veces cada veinte minutos para controlar el nivel de conciencia. Lo importante es que no pierda el conocimiento y que llore inmediatamente después del golpe. Ponerles hielo de manera inmediata ayuda a desinflamar y evita un hematoma mayor”, nos indicó María Paula Sainz, médica pediatra.

“Los golpes de frente son los más habituales, sobre todo entre el primer y segundo año de vida que es cuando comienzan a caminar. Un accidente común es que se pare de la sillita de comer y se tire al piso; o que, al cambiarlo, se de vuelta y caiga. Cuando crecen vienen los golpes en la bici, por eso la importancia del casco” agregó.

¿Ante qué síntomas se debe llevar al nene a la guardia?

Si cae desde un lugar muy alto, superior a su altura y de manera directa, en ese caso hay que llevarlo a la guardia o si no responde inmediatamente o lo notan abombado y no es el chico de siempre. En la guardia ante un golpe grave le harán una tomografía.

¿Y si vomita?

Suele haber vómitos pero se relacionan con el llanto prolongado. No hay que asustarse. El cráneo está preparado. El hueso frontal es muy grueso y a eso se debe también los grandes chichones.

Ya más tranquilos volvimos a la cama. Seguimos las indicaciones y lo despertamos varias veces para controlar que respondiera. Nos dormimos, aunque de a ratos mirábamos su pecho para ver que respirara como lo hacíamos en sus primeros días de vida.

Fuente: clarin.com