Cómo ver tu corazón en la pantalla de un móvil

Llega a Europa un ecógrafo ‘inteligente’ que se conecta con el ‘smartphone’ o la tableta

José Luis Zamorano, jefe de Cardiología del Ramón y Cajal experimenta el ecógrafo «inteligente». Foto: Carlos Rosillo. CARLOS MARTÍNEZ

El estetoscopio se inventó para afrontar el reto moral de la Europa puritana en una época en la que los médicos tenían que presionar el oído sobre el pecho de los pacientes, fuesen hombres o mujeres, para diagnosticarles enfermedades del corazón o del pulmón. Justo 200 años después, los médicos de Europa y Estados Unidos podrán retirar los aparatos que, junto con la bata blanca, son parte de su identidad visual. El departamento de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal presenta este jueves en Madrid un «estetoscopio inteligente«, es decir, un dispositivo de ecografía que cabe en un bolsillo y que se conecta a una app en el móvil o la tableta y enseña toda la información cardíaca del paciente. 



El aparato, que llega a Europa después de haber sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), genera imágenes de gran definición y en color de cómo la sangre corre por las arterias y de cómo las válvulas cardíacas se abren y se cierran. Una arritmia de tan solo una fracción de segundo no pasa desapercibida para el dispositivo. «Es como tener tu corazón en la palma de las manos», sintetiza José Luis Zamorano, jefe de servicio de Cardiología del Ramón y Cajal, mientras hace una demostración con el ecógrafo en su despacho. 

La tecnología permite simplificar los diagnósticos y aumenta la eficacia en intervenciones urgentes, como en el caso de un ictus o un accidente de coche: el paciente no tendría que esperar a ser trasladado a una ambulancia o llegar al hospital para que se evaluara en detalle su cuadro cardíaco. Un enfermero podría ver las imágenes en la app y enviárselas a un experto. Para Zamorano, se trata de una revolución en la medicina análoga a lo que hizo el sonido en el cine. «Es el futuro de la labor médica. En poco tiempo habrá tantos aparatos como profesionales en los centros de salud», afirma el cardiólogo, quien ha seguido de cerca el proceso de desarrollo del aparato fabricado por Philips. 

En 2015, la empresa de dispositivos médicos inteligentes Eko Devices dio el primer paso en el intento de modernizar la herramienta médica. La compañía patentó el Eko Core, un sensor que se inserta en el tubo del estetoscopio tradicional y que genera registros digitales de los latidos del corazón de los pacientes usando tecnología Bluetooth. Las grabaciones son transmitidas de forma inalámbrica a una aplicación de smartphone y a un portal web. Zamorano cree que esas innovaciones no solo potencian la medicina, sino que también satisfacen una demanda del siglo XXI: «La sociedad exige verlo todo y la gente quiere tener cada vez más control sobre su salud», dice. 

La globalización de la sanidad

En la era de la medicina digital, la tecnología puede ayudar a disminuir la brecha entre países ricos y pobres. Aplicaciones móviles para diagnosticar problemas en la piel, estudiar enfermedades de los ojos o combatir la malaria ya son utilizadas con eficacia en zonas con pocos recursos sanitarios. Los fabricantes del dispositivo —que afirman que es un aparato de bajo coste, aunque no revelan el valor exacto— apuestan por que el ecógrafo también llegue a las naciones en desarrollo. Pero para eso, según Zamorano, es necesario educar a los futuros enfermeros, médicos y técnicos hospitalarios en un contexto digital. «Las universidades tienen que enseñar a los alumnos a analizar el corazón y todo el cuerpo humano en la pantalla de un móvil», afirma el cardiólogo. Todo parece indicar que la globalización de la sanidad pasa por ahí. 

Fuente: elpais.com