Evo Morales y su puchero carnavalero

Winston EstremadoiroPuede que parezca meter al diablo en el carnaval, ¿acaso satanes no danzan en Oruro entre nubes coloridas? No me referiré a sus chinas supay, que en estricta propiedad son súcubos, demonios que toman forma de mujer para seducir a los hombres, algo de lo que a mis años estoy casi vacunado. En la condescendiente redundancia común de los días, deberían llamarlas “súcubas”, ya que no quiero aparecer misógino, más aún cuando una atormentadora me recuerda que es machista algún refunfuño mío, usualmente cuando maniobro el carro para eludir alguna fémina al volante. “Si el machismo mata, el feminismo castra”, pienso entonces, para mis adentros o me quedo sin postre. Sin embargo, pensaba que la deliciosa expresión en inglés “the devil made me do it”, el diablo me hizo hacerlo, era alguna ocurrencia de Mel Brooks hasta que busqué en Internet, caduco que soy. Los más de 24 millones de entradas estaban presididos por Paris, que no es la capital de Francia, ni el seductor de Elena que originara la Guerra de Troya, sino el rapero compositor de una jerigonza. ¡Qué afán este de echarle la culpa al diablo!, si hay tanto cohetillo pecaminoso que depende del libre albedrío que Dios nos dio, aunque de seguro motivado por algún pecado capital por ahí. Eso pensé luego de la mentada entrevista a Gabriela Zapata, calandria en jaula de oro y cabellera teñida en salón de belleza. He ahí una ex púber, ya no pollita de un hervor luego de tanto amigo premiando con billetes sus favores, que se encamaba con un poderoso y matrero lobo altiplánico. Es historia antigua esa de la súcuba, que quizá aprovechando el poder de su entrepierna, lucra de tráfico de influencias en su beneficio. ¡Ah!, el poder del ring de las cuatro perillas, diría Sofocleto. Zapata generó suspenso prometiendo revelar quién, o quiénes, la empujaron al pecadillo. El morbo quizá especula que fue el sátiro rijoso, o el blanco palomo que ni sabía de reuniones en las oficinas de su antiguo Ministerio. Deslindo sospechar de un empresario cuyo carisma, y su fotogenia también, se asemejan a un saco de argamasa; ¿cómo insultar achacando alcahuetería a las neuronas de un asesor peruano, hoy apóstata del catecismo oficial?: no lleven a Evo a este ridículo, insta.La llorona, sin embargo, quizá amenazada, metió en el talego a una renombrada informadora; a la supuesta viveza criolla de un ex agricultor del Chapare, hoy valiente oponente político; a uno tal vez atemorizado ex diputado opositor; a un periodista chileno (¿?); ¡a la cadena de noticias CNN! Ni por su autoexilio se salvó un brioso periodista y autor de nota que dio a conocer la historia del hijo misterioso, quizá engendrado por el Espíritu Santo y tal vez escondido por una tía; pero los corruptos contratos con chinos cochinos están ahí.El desdichado ex abogado de la presa, hoy también viendo el cielo a cuadritos, clama por el derecho a réplica para hurgar la verdad. ¿Será que hablar de la Zapata es meter la pata?, diría una copla carnavalera.En el pasado conmovió el acto de magia que esfumó al hijo de un padre que al inicio lo reveló y luego lo desconoció; de una madre que lo parió y luego lo esfumó. Ojalá revelarán el conjuro a algún charlatán de feria, pensé, que así no pisarán su víbora. ¿Qué mayor evidencia que la tragicomedia fuera precedida por un documental televisivo favorable al Gobierno? Lo censurable para la gente es que los revolcones de una ñatita con un poderoso, que a pocos importan, rindan tantos millones con el delito impune de tráfico de influencia. ¿A qué dobladuras de brazos habrá apelado el Gobierno para que una llorosa vivaracha ahora asegure haber mentido y acuse a medio mundo siguiendo el libreto oficialista? El veredicto tal vez fue dado por eventual choque de barras bravas el pasado 21 de febrero. Los unos pidiendo la re-re-re-reelección de Evo Morales, y los otros marchando para impedir semejante atropello. Ganaron los del NO, recordando la primera derrota del prorroguista. ¡Qué contrasentido!, los adulones de Evo Morales revivieron al zombi del prorroguismo de su re-re-re-reelección inconstitucional, derrotado hace un año. Vaticino que el fiasco del monólogo de la amante del presidente, y los números menguantes de su inconstitucional re-re-re-elección a pesar de coercer a empleados públicos y a cocaleros con multas por inasistencia, resultarán en un Plan B del Gobierno. Pondrán de candidato a un dócil figurón, pero el poder detrás del trono será del megalómano salvador de la patria.En el capítulo del dramón, presidido por un reportero incognito e incisivo hasta donde le ordenó el mandante y su monigote (18 minutos), no fue sorpresivo que la enjaulada se lavara las manos –cuidado con las uñas– quizá con el consabido “¡el diablo me hizo hacerlo!”, más aún cuando de aquí a poco enfrentará los delitos en su contra, y los juzgadores puedan ser duros o blandos. The devil made me do it, quizá pensará Gabriela en vuelo a su refugio financiero cuando salga de la cárcel. Vaya che, dejemos de echarle la culpa al sabido Satuco. Es recurso viejo, tal vez desde que Eva le echó el fardo a la insidiosa serpiente y ¡afuera todos del paraíso terrenal! ¿O será que piensan que somos babosos?El Día – La Paz