Fiesta de Compadres: ¿el nuevo aliado de la prostitución?

Stefan Terrazas Villegas*En este artículo quiero reflexionar sobre uno de los lados más oscuros de esta linda costumbre: la tenaz corrosión que está sufriendo en los últimos años. Son ya varias fiestas de Compadres que se sitúan muy lejos de sus riquísimas raíces culturales chapacas. Ahora no quiero hablar de la fiesta de Comadres moderna –a la que María Galindo idealiza–: para otra será.Pues bien, desde la mega-expansión de la industria del entretenimiento y la diversión en el siglo XXI, no es casual encontrar novedosas y originales ofertas para las fiestas de compadrazgo. En el caso de Compadres, muchas incluyen visitas al club de striptease o un show privado en el mismo boliche, bar, o lo que corresponda. Entonces, es usual que después de tomar unos tragos con tus mejores compadres, se la continúe en uno de estos espacios.Y qué, ¿cuál es el problema? –Dirán unos–. Sucede, pues, que la fiesta de compadrazgo moderna contribuye a un problema que hoy por hoy es de suma trascendencia y preocupación en Bolivia: la prostitución. La industria de la prostitución en nuestro país está íntimamente vinculada a la cosificación de la mujer, la trata y tráfico y los abusos sexuales a menores. Con un cebo envenenado, la fiesta de compadres ha pactado con esta industria; le da réditos, la expande; dicho corto: le genera demanda, ante lo cual la oferta reacciona. El capitalismo salvaje carece de humanismo.Oye, ¿no estás exagerando con esto de la prostitución? –Pensarán otros–. Quisiera, pero no soy sino realista. Las bailarinas –con excepciones, claro– no se dedican solamente a danzar eróticamente, sino que están obligadas a vender sus cuerpos, quienes, atemorizadas, no denuncian estos atropellos. Solo un ejemplo: las rifas. Especialmente en épocas de escasez, estos clubes las lanzan a los asistentes, obteniendo el ganador la oportunidad de acostarse con una de ellas. Al respecto dice Julieta Montaño, activista, que “detrás de las famosas barras americanas están camufladas las rifas de mujeres y otras prácticas, porque ellas ya no son consideradas seres humanos, son tratadas como animales, como mercancía que puede ser entregada como premio, como regalo a la gente con poder económico”.¿Cómo es posible que en una fiesta cultural contribuya a esta patología de la cosificación de la mujer? Convertidas en mercancías de consumo, las prostitutas se rigen por la ley del costo-beneficio: satisfacer las necesidades del morbo varonil y llenar los bolsillos del dueño del local. Son simples medios para alcanzar estos dos fines, por lo que se cosifican. ¿Hasta cuándo el rédito económico tendrá más valor que la vida humana? Por lo tanto, la profecía de que el mundo de las mercancías acaba por dominar al mundo humano parece dejar el plano mágico para asentarse en la gélida realidad.Estas mujeres se ven obligadas a prostituirse, o bien por esclavitud sexual y trata o bien por sus necesidades económicas u otro tipo de desigualdad. Qué indignante que ahora la fiesta de Compadres sea alíe con esta industria carroñera. Me da vergüenza ajena relatar lo que pude constatar en una de esas fiestas de compadrazgo: el desenfreno mórbico, el berrinche circense, la inmoralidad, no tienen límites.Hablemos de trata, señores. Desde el Caso Katanas está más claro que el cristal que la industria de prostitución en Bolivia está por demás relacionada con ella. La astucia de estos criminales para construir paredes falsas y burlar las batidas policiales dejaría sorprendido hasta al mismo Sherlock Holmes. Este burdel, además, tampoco contaba con su licencia de funcionamiento actualizada. ¡Que viva la corrupción!Asimismo, es muy penoso hablar sobre el abuso sexual a las menores, pero hay que tomar conciencia. En El Alto, las pobres niñas, sea por la necesidad económica o por la trata, siempre mediante proxenetas, venden sus cuerpitos a 50 bolivianos por 15 minutos. ¡Una muchacha de 16 años incluso cuenta que puede tener 25, 30 o 40 citas al día! Precisamente por esto, existe un informe contra la trata de personas de EE.UU. que señala que Bolivia es un destino para el turismo sexual y la prostitución infantil.En fin: ¡Basta ya de tanto desenfreno! La fiesta de Compadres tiene que ver con celebrar y reestablecer la amistad. Aún no estamos tarde para tomar conciencia de esta progresiva alianza, la cual es aún incipiente. Como bien señala Elías Vacaflor, historiador tarijeño, “esta fiesta tiene como esencia festejar con aquel que se tiene lazos espirituales (no con cualquiera) de ahijado, padrino y compadre o comadre”.Por otra parte, la sociedad boliviana debería exigir más debate sobre el tema de la prostitución. ¿Es el abolicionismo (su prohibición) la solución? Esta política funciona en Canadá, Suecia, Francia, y otros países. En Alemania y Holanda al menos la prostitución está legalizada y por lo tanto regulada: la ley obliga a los burdeles a pagar impuestos y las prostitutas cuentan con seguridad social e incluso seguro de desempleo.*El autor es estudiante de filosofía y economía