Marcelo Martins se adaptó a vivir en China

Marcelo Martins firmó el mejor contrato de su carrera con el Wuhan Zall, su segundo club en el país asiático, donde ya aprendió a vivir y hasta se animó a comer escorpiones.
LEGIONARIO

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Wuhan Zall realiza la pretemporada en Corea del Sur, donde se encuentra Martins.

La historia de Marcelo Martins en China aún no terminó. El delantero boliviano aceptó la mejor oferta económica de su vida, la que se la dio el club Wuhan Zall, de la segunda división de ese país asiático. Pero más allá del dinero, el ‘Matador’ dijo que su principal interés es conocer mucho más de una de las culturas más impresionantes del mundo, a la cual se viene acostumbrando desde hace dos temporadas, en las que jugó para Changchun Yatai. 



Más allá de los millones de dólares que pagan en China, lo que tiene feliz a Marcelo es la tranquilidad que le ofrece la vida en una de las potencias mundiales, donde puede pasear como cualquier persona sin ser acosada por hinchas y fanáticos, algo que no pasa en Brasil, ya que la fama que consiguió en Gremio y en Cruzeiro le impedía caminar por las calles sin tener que tomarse un buen tiempo para atender a los fanáticos.

Muchas veces podés ir con tu familia a conocer otras ciudades sin inconvenientes”, cuenta. Hubo varias ofertas de clubes de Brasil, alguno de Europa, y otros de China, pero Martins aclaró que las únicas que fueron concretas les llegó del país asiático, donde la mejor económicamente fue la del Wuhan Zall, que quiere ascender a la Superliga. “La verdad es que realicé el mejor contrato de mi vida”, confesó el ‘Matador’.

Dejando de lado el tema del dinero, la decisión de volver a China esta vez no fue difícil de tomar porque los dos años que pasó en Changchun le ayudaron a adaptarse muy bien a esa cultura. Marcelo asegura que ahora se siente como en su casa, pues sabe cómo moverse y el idioma lo está aprendiendo cada vez mejor.

“Sé hablar algunas palabras básicas, pero estoy pasando clases de idioma chino porque quiero dominarlo bien”, apuntó el boliviano, que tiene a disposición un traductor que le da el club para que pueda asistirlo en algunas charlas internas del equipo, aunque en algunas ocasiones es necesario contar con esa ayuda fuera de la institución deportiva.

Sin embargo, mientras menos pueda utilizar al traductor se siente mejor, pues es la única manera en que va aprendiendo más. “Me gusta salir a conocer, es más fácil y así uno va aprendiendo cada vez más el idioma”, sostiene.

Sobre las comidas, el jugador no es de experimentar mucho con cosas nuevas, aunque reconoció que una vez le invitaron escorpiones y le gustó como saben, así que ya está en su menú. “La culinaria china es espectacular”, confiesa, pero para no tener ningún tipo de problemas prefiere una dieta conocida, por eso el club tiene un chef exclusivo que cocina para los tres extranjeros del equipo (San Johnson, de Liberia, y Evrard Kouassi, de Costa de Marfil).

Un espacio para Dios

No solo de fútbol vive Marcelo, que también tiene un espacio para Dios. A pesar de que en China el principal inconveniente es el idioma, el delantero cuenta que cuando vivía en Changchun encontró una iglesia evangélica, a la cual asistió con su esposa.

Generalmente lo que hacemos con algunos compañeros y amigos es reunirnos en algún domicilio, donde hacemos células familiares y son esos los momentos que le reservamos a Dios, al que le damos gracias y le pedimos  que nos proteja”, apunta.

Ahora su vida será algo diferente, pues en Changchun el clima es frío gran parte del año, mientras que en Wuhan la temperatura supera los 20 grados y en algunas ocasiones, cuando hace mucho calor, llega hasta los 30º.

Desde 2004, Marcelo Martins experimentó la vida en Brasil, Ucrania, Alemania e Inglaterra, pero sin duda el reto más grande fue adaptarse a China, algo que consiguió y que ahora lo está aprovechando al máximo, en lo deportivo y en lo económico.

Fuente: diez.bo