Rastros de sangre y misterio rodean la desaparición de toda una familia en Francia

Nada se sabe de una pareja que ronda los 50 años y sus dos hijos estudiantes. En su casa, alguien limpió manchas de sangre.

La misteriosa desaparición de una familia en Francia aparentemente normal, que no ha dado señales de vida desde hace 11 días y en cuyo domicilio se hallaron rastros de sangre. (AFP)



La misteriosa desaparición de una familia francesa aparentemente normal, que no ha dado señales de vida desde hace once días y en cuyo domicilio se hallaron rastros de sangre, suscita interés e inquietud en Francia.

Pascal y Brigitte Troadec, ambos de unos 50 años de edad, sus hijos Sébastien (21 años) y su hija Charlotte (18) están desaparecidos desde el 16 de febrero. No acudieron a sus trabajos, y sus teléfonos móviles están silenciosos.

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La Policía, alertada por la hermana de la esposa –inquieta por la falta de noticias– , acudió al domicilio familiar, una casita del barrio residencial de Orvault, a unos diez kilómetros al norte de Nantes (oeste de Francia).

La Policía registró concienzudamente el domicilio y descubrió rastros de sangre pertenecientes a varios miembros de la familia, «algunos de los cuales habían sido limpiados», indicó el lunes por la noche la fiscalía que investiga el caso.

El coche del hijo, habitualmente estacionado frente a la casa, había desaparecido. Los dos automóviles de los padres sí fueron hallados en el domicilio.

Ante estos inquietantes elementos, la fiscalía ha abierto una investigación.

«Era una persona simpática, pero discreta», dice del padre, nacido en 1966, un colega de trabajo. «No hablaba mucho de su vida personal o de su familia» explicó a la agencia de noticias AFP.

Pascal Troadec, que tenía que reincorporarse al trabajo el viernes pasado, estaba empleado desde hace unos diez años en una pequeña empresa especialista en la fabricación de carteles luminosos.

Su esposa, Brigitte, nacida en 1967, estaba empleado en un Centro de Impuestos de Nantes. Sus dos hijos eran estudiantes.

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Según una fuente cercana al caso, y según vecinos, el padre había padecido «disturbios depresivos en el pasado». El hijo, por su lado, había «sufrido fragilidades psicológicas».

El joven fue imputado en 2013 por amenazas a personas, pero no fue encarcelado debido a su edad, reveló la fiscalía.

Fuente: AFP.

Fuente: clarin.com