Atentar en Europa: La facilidad con que actuó el islamista de Manchester

Ideas radicales, avisos sobre sus intenciones a la policía, conexiones con una red violenta, viajes al norte de África… Las señales ignoradas en torno a Salman Abedi, el asesino de Manchester, ponen en evidencia las enormes lagunas en seguridad que sufre Europa. Rosa Cuervas-MonsLa conmoción posterior a la masacre de Manchester se torna, con el paso de los días, en incredulidad ante los graves fallos de seguridad cometidos en torno a la figura del suicida, un hombre que no escondía sus ideas extremistas y violentas y que era viejo conocido de los servicios de inteligencia británicos. Esta es la cadena de señales ignoradas por las autoridades que permitieron a Salman Abedi matar a 22 inocentes: Ideas radicalesAl menos dos personas llamaron hace ya cinco años al teléfono habilitado por la policía británica para denunciar amenazas terroristas. ¿El objetivo? Alertar sobre la ideología extrema y violenta de Salman Abedi, que había ensalzado el valor de morir por una causa y defendido las acciones suicidas. Este año, de nuevo, se puso en conocimiento de los servicios de inteligencia el apoyo al terrorismo islamista del sujeto, tal como desvelan la BBC y The Times. La familia del suicida, de origen libio y detenida en Trípoli en el marco de la investigación, confirma este punto y afirma que el objetivo de su hermano era “lograr la victoria para el Estado Islámico”. Viejo conocido de la policíaTras el atentado, la ministra británica de Interior, Amber Rudd, confirmó que Abedi, nacido en Manchester de padres libios, era conocido «hasta cierto punto» por los servicios secretos británicos. Su homólogo francés, Gerard Collomb, afirmó además que tanto la inteligencia francesa como la británica tenían constancia de los viajes a Siria del suicida. “Viajó a Libia y probablemente a Siria, donde se radicalizó y decidió cometer el atentado”. Rodeado de una red violentaAsiduo a la mezquita de Didsbury, calificada por algunos de sus asistentes como un centro moderato para acoger a musulmanes de todo el mundo, Abedi se rodeó, sin embargo, de las conexiones más oscuras de la comunidad libia de Manchester. A poca distancia del domicilio de Abedi vivía Abdalraouf Abdallah, condenado a nueve años y medio de cárcel por financiar y planear actos de terrorismo. Discapacitado por el disparo que recibió durante su participación en la guerra civil libia, ayudaba a los jóvenes radicales a viajar a Siria. ¿Se conocían Abedi y Abdallah? “En Manchester todos los libios se conocen”, señala la familia. Otro de los amigos de Abedi era Mancunian Raphael Hostey, descrito como un modelo a seguir para yihadistas. Viajes al norte de ÁfricaY fue precisamente en Libia donde Abedi estuvo hasta cuatro días antes de cometer el atentado, tal como han confirmado las autoridades británicas. A mediados de mayo el joven voló hasta Düsseldorf (Alemania), donde pasó por la zona de tránsito del aeropuerto para volar a Manchester y cometer el atentado. Dos años antes, en 2015, habría viajado también desde Alemania hasta el Reino Unido procedente de un campamento de formación paramilitar en Siria, según afirma el semanario FOCUS. La policía del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, cuya capital es Düsseldorf, y los servicios secretos alemanes investigan ahora los posibles contactos del joven británico en la región, donde hay importantes núcleos salafistas.Una información, la de sus viajes, que corrobora el comando encargado de operaciones militares estadounidenses en el Norte de África, Comando África: “Abedi viajó a Libia hace tres semanas y regresó pocos días antes del ataque. Los detalles del propósito del viaje siguen sin saberse”, señala. La pregunta es inevitable: ¿Por qué no saltaron las alarmas por el paso de este radical confeso por el aeropuerto de Düsseldorf? “Abedi no aparecía en en ninguna lista de sospechosos y sobre él no pesaba ninguna orden de búsqueda internacional”, señala FOCUS. ¿Por qué sin vigilancia?Fuentes del entorno de las fuerzas de seguridad citadas por The Times justifican la nula vigilancia en torno a Abedi apelando al ingente número de denuncias sobre radicales que reciben. Es muy difícil, aseguran, evaluar con acierto todas y cada una de ellas por la falta de recursos. Y lo cierto es que los fallos de seguridad comienzan a ser constante alrededor de los atentados islamistas que han sacudido Europa. Así, Abdel Hamid Abaaoud, el terrorista que diseñó el atentado múltiple que sacudió París el 13 de noviembre de 2015, entró y salió de Europa con destino Siria en al menos tres ocasiones desde 2013 gracias a su doble nacionalidad (siria y belga). En enero de 2014, y después de varias visitas a Siria, Abaaoud abandona Europa desde un aeropuerto alemán con destino Turquía. Meses después, en marzo, sale a la luz un vídeo del belga arrastrando cadáveres de civiles sirios con un jeep. Está en Raqa, el bastión del Estado Islámico en Siria. El 16 de noviembre de 2015, días después de la matanza, un país no europeo confirmó a Francia que Abaaoud había entrado de nuevo a Europa desde Grecia. La Unión Europea, convertida en un espacio con frontera única y libre circulación, es bajo la amenaza yihadista un enorme campo de batalla con una sola puerta de entrada a todas luces ineficaz que se ve, ahora, obligada a militarizar las fronteras interiores, las calles, para tratar de frenar la violencia islamista.La Gaceta – Madrid