La muerte de Manuel Noriega dejó en el limbo la verdad sobre varios de sus crímenes

Familiares de las víctimas creen que con su fallecimiento, a los 83 años, se han perdido las esperanzas de conocer qué es lo que realmente ocurrió años atrás en Panamá

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¿Dio la orden de asesinar a un compañero de armas del que había sido padrino de bodas? ¿Dónde quedó la cabeza de un opositor decapitado?



Mientras Panamá pareció indiferente a la muerte del ex dictador Manuel Antonio Noriega, familiares de las víctimas de los más horrendos crímenes que se le atribuyen al otrora hombre fuerte sintieron que con el fallecimiento se apagaba la posibilidad de conocer la verdad sobre esos hechos y de responder diversas interrogantes.

Noriega murió la noche del lunes a los 83 años en el hospital público donde permanecía desde marzo, en cuidados intensivos, tras sufrir una hemorragia luego de ser sometido a una cirugía en la que se le extirpó un tumor cerebral benigno.

Aunque nunca fue presidente, el hombre que gobernó de facto y con mano férrea, tras su ascenso como comandante en jefe del Ejército en 1983 hasta su expulsión por la invasión estadounidense seis años después, fue señalado por sonados asesinatos de los cuales resultó condenado: la decapitación del crítico Hugo Spadafora ocurrida en 1985 y el fusilamiento del mayor Moisés Giroldi y de un grupo de militares tras una fallida rebelión en 1989.

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Spadafora, un médico que integró las filas de la guerrilla que llevó al triunfo a la revolución sandinista en Nicaragua a fines de los años 70, amenazaba con desenmascarar las actividades de Noriega en el narcotráfico.

«Nosotros ya lo habíamos perdonado por lo que ocurrió», dijo telefónicamente a The Associated Press Josué Giroldi, hijo del mayor Giroldi, quien lideró aquella fallida revuelta y de quien Noriega era padrino de bodas. «Nunca confesó la verdad sobre esos hechos y esto sí nos deja en la zozobra para toda la vida», agregó Giroldi, de 37 años y quien es el segundo de tres hermanos del matrimonio del mayor fusilado.

Giroldi tuvo la oportunidad de verse cara a cara con Noriega en una audiencia judicial poco antes de la operación a la que se sometió el ex general el 7 de marzo. Allí Noriega negó haber dado la orden de fusilar a su compañero de armas y de familia. El hijo del mayor ni se inmutó al salir de la casa el martes tras la muerte de Noriega, pero dijo que pondría un mensaje al respecto en las redes sociales.

Noriega también rechazó que mandase a decapitar a Spadafora, según indicaron el martes algunos viejos opositores que lo visitaron en la cárcel en Panamá, pero esto no lo comparte la familia Spadafora, que imploró por mucho tiempo información que diera con la cabeza de su ser querido.

Se lleva sus secretos a la tumba, pero muchos conocen la verdad de sus atrocidades y deben hablar

«Ahora Noriega enfrenta la justicia divina», tuiteó Alida Spadafora, hermana de Hugo. «Se lleva sus secretos a la tumba, pero muchos conocen la verdad de sus atrocidades y deben hablar».

Debido a la condena por el caso de Spadafora, Francia accedió a repatriarlo en diciembre de 2011. El ex dictador pagó más de dos décadas de cárcel en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y lavado de dinero antes de regresar a Panamá.

Noriega también enfrentaba, junto a otros siete compañeros de armas, un proceso por el crimen del opositor comunitario Heliodoro Portugal, quien desapareció en 1970 y cuyos restos fueron encontrados poco después de la caída de Noriega.

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«Realmente muchísimas familias panameñas no van a saber qué pasó con sus seres queridos. Esto es triste porque no puede haber reconciliación ni puede haber paz si no se sabe la verdad de las cosas», dijo a la agencia AP Patria Portugal, hija del opositor asesinado.

Sin embargo, muchos panameños consideraron que Noriega ya había pagado lo suficiente tras las rejas; incluso, otrora enemigos, como el ex legislador de un partido civilista opuesto al régimen militar Guillermo Cochez, abogaron por que al ex general se lo enviase a casa para terminar de purgar sus condenas. Cochez dijo que lo vio en la cárcel aferrado a la biblia y «en paz».

«Ya él había sufrido mucho», dijo Adelina de Sánchez, una pensionada de 59 años que llegó el martes a acompañar a un familiar al hospital Santo Tomás, donde murió Noriega. «Ya pagó. ¿Qué más le podían hacer? Dios sabrá qué va a hacer con él».

Hasta el momento no se ha brindado información precisa sobre la causa de muerte de Noriega y tampoco se han anticipado los planes del funeral. El abogado del fallecido ex dictador, Ezra Ángel, dijo que por pedido de sus hijas se haría un sepelio lo más reservado posible.

El gobierno del presidente Juan Carlos Varela –el sexto en alcanzar el poder tras la transición a la democracia– aclaró el martes que será una semana normal de labores y que no corresponde declarar feriado por la muerte de Noriega porque fue designado jefe de Gobierno en 1989 pero la Justica luego declaró ilegal ese nombramiento. Panamá suele declarar duelo nacional y feriado en los fallecimientos de ex presidentes.

Artículo firmado por Juan Zamorano para Associated Press

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Fuente: infobae.com