No más empresas

El Gobierno decidió hace algunos años terminar con su política de nacionalizaciones no sólo por la ola de juicios que obligaron al Estado a gastar grandes sumas de dinero, sino también por los problemas que surgieron en las empresas, como escasez de electricidad, falta de agua, el fracaso de Enatex y, por si fuera poco, una fuerte crisis en el negocio gasífero que pone en duda el futuro de Bolivia como principal abastecedor de gas de Sudamérica. A esta decisión debería sumarle la necesidad de abstenerse de seguir creando nuevas empresas estatales, cuya ventaja es prácticamente nula en productividad y altamente negativa en déficits.



Veremos qué ocurre con el principal emprendimiento –la planta de urea-, que está por empezar a producir y todavía no hay ni mercado ni un medio de transporte eficaz. Mientras tanto, nos seguimos enterando de la puesta en marcha de otros emprendimientos, como la Empresa Editorial del Estado, que llega con dos años de retraso.

El detalle es que la plata comienza a escasear y las empresas estatales se llevan la mitad del presupuesto del país.

Fuente: eldia.com.bo