Si la economía de unos es neoliberal, la de los otros es la economía de la envidia y la mezquindad. Cuando el presidente firmaba el último incremento de sueldos sabía que estaba matando infinidad de empresas y de emprendimientos. Lo dijo de manera velada. Pero lo hizo. A los días, también veladamente, dejó escapar sus razones y su verdad. Acusaba a la empresa privada de haber ganado $us 4.000 millones, como si fuera el peor de los delitos. Los dirigentes de los empresarios se avergonzaron. Se sintieron obligados a dar explicaciones. Casi piden perdón.
Lo primero por discutir es la cifra. No la saben. Simplemente la usan para castigar a los que con su quiebra dejarían mal al Gobierno. Este tiene su oficina especializada en inventar estadísticas y datos. Hasta su censo nacional fue mentira. Cada año el INE saca de la manga el crecimiento de la economía. Cuando el jefe necesita propaganda demagógica, hemos crecido más del 4,5%, aunque mueran de hambre nuestros niños. Así habrá regocijo y gratitud por un segundo aguinaldo. Cuando no hay urgencia de publicidad, nos falta una décima y media y tenemos que apretar el cinturón. Ahora dicen que se han producido $us 4.000 millones. Inventan el dato para arrojarlo a la cara de los quejumbrosos empresarios.
¿Cuatro mil millones? ¿Acaso es mucho? Es ridículo para ser la producción de un país. Es una cifra suficientemente grande únicamente para que los mezquinos revienten de envidia y miren chueco a los empresarios, pero ni de lejos es lo que debiera producir un país para atender a su gente. La mitad sería ganancia de los bancos. La otra mitad, utilidades de cooperativas mineras y de alguna empresa que vende las movilidades gubernamentales. Pero ni esa cifra ni el doble indicarían que la gran mayoría de los empleadores produce en bonanza, ni que tienen reservas almacenadas para aumentar los sueldos cuando cualquiera toque la campana.
Es la economía de la mezquindad, es la triste ley de esta tierra. Hay que poner zancadilla a los que tienen el atrevimiento de generar dinero, de ganar. Para eso se hacen y se dan las normas laborales. Por eso los dobles aguinaldos y los incrementos salariales. Por eso los plazos fatídicos a cumplir, por si alguno no ha quebrado aún. Por eso se prohíbe exportar. Por eso el millón de trabas para los que quieren ser empresa. Es delito crecer, avanzar, inventar y producir, tener éxito, soñar con algo mejor. Es la mezquindad criolla y masista, anterior a los partidos.