Jorge Luis Borges, el “modesto anarquista”

Adam Dubove “Creo que con el tiempo mereceremos que no haya Gobiernos” J. L. BorgesEl anterior domingo se cumplió el 115 aniversario del nacimiento del escritor argentino Jorge Luis Borges, una fecha que nos otorga una excelente excusa para explorar su pensamiento político, tan singular para la Argentina que vivió, como su obra.Jorge Luis Borges, era un verdadero ciudadano del mundo, un cosmopolita, y una figura muy peculiar en el mundo de la literatura.No solo su pluma, capaz de crear realidades alternativas, personajes memorables —y memoriosos— dejó una obra propia de los más grandes de la literatura universal, sino además su singular filosofía política lo diferenció de otros artistas de su época.Borges se definía a si mismo como un “anarquista spenceriano” que no creía en el Estado sino en el individuo. Tanto en su obra, como en las entrevistas que ofreció, dejó en evidencia su pensamiento político, un hecho que despertó la reacción en el poder. Algunos sostienen que fueron estas posiciones políticas las que lo privaron del Nobel de Literatura.Defensor del individualismo, enemigo del Estado y de los movimientos colectivistas, férreo opositor a la guerra, las fronteras, y los controles estatales, sus ideas políticas siempre fueron incomprendidas en el país que nació.Por ejemplo, entre 1938 y 1946 trabajó en la Biblioteca Municipal Miguel Cané en la ciudad de Buenos Aires, hasta que después de criticar en Montevideo al entonces presidente Juan Domingo Perón, recibió el dudoso honor de ser “ascendido” a Inspector de Ferias de Pollos, Gallinas y Conejos, en el tradicional Mercado de Abasto de la Av. Corrientes.“Las masas son una entidad abstracta y posiblemente irreal. Suponer la existencia de la masa es como suponer que todas las personas cuyo nombre empieza con la letra ‘b’ forman una sociedad.”, afirmó Borges, según el trabajo llevado a cabo por el economista argentino Martín Krause.Borges manifestaba sus ideas políticas con la misma estética y poesía que predominaron sus cuentos. “Desdichadamente para los hombres, el planeta ha sido parcelado en países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de una mitología particular, de derechos, de agravios, de fronteras, de banderas, de escudos y de mapas. Mientras dure este arbitrario estado de cosas, serán inevitables las guerras”.En reiteradas oportunidades Borges se manifestó contra todo tipo de colectivismos:El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha contra ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes.En Utopía de un hombre que está cansado Borges augura el final de los Gobiernos:¿Qué sucedió con los Gobiernos? Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más completa que este resumen.A pesar de que el origen de las ideas libertarias que expone Borges se remontan al siglo XIX, fue un hombre adelantado a su tiempo.Evitó resignarse a los valores invertidos que predominaron en el siglo en el que vivió: genocidios, guerras, dictaduras, autoritarismos, y cualquier otra expresión de dominación de la clase política.Instituto Mises