Siringa no es una novela

Pedro ShimoseHomero Carvalho publicó hace una semana un artículo titulado La memoria de la selva (La Razón / suplemento Tendencias, 08.06.2017) en el que vierte opiniones sorprendentes sobre un libro del escritor cruceño Juan B.[autista] Coimbra (Santa Cruz de la Sierra, 24.06.1878 – Cachuela Esperanza, 04.09.1942). El libro se llama Siringa, impreso en Buenos Aires, en 1946, con ilustraciones de Gil Coimbra, hijo del escritor. El prólogo escrito en La Paz, en 1942, lleva la firma del escritor beniano Fabián Vaca Chávez. La edición cuenta, además, con el epílogo de Raúl Botelho Gosálvez, quien compara a Coimbra con el brasileño Euclides da Cunha, autor de Os sertôes (1902). En el párrafo 4 de su comentario, Carvalho afirma que Siringa es la crónica (sic) de la epopeya del caucho, aserto que después niega cuando sostiene (párrafo 7) que es una novela (sic). ¿En qué quedamos? Esta confusión merece ser aclarada: 1 / Siringa es una colección de crónicas publicadas en forma de libro por el editor (¿Fabián Vaca Chávez?). Puesto que Coimbra no concibió Siringa como una novela, esta no puede ser una novela como dice Carvalho ni un libro de memorias, como sostiene Díez de Medina en su Literatura boliviana (1954). La edición príncipe no lleva subtítulo alguno, de modo que aquello de Memorias de un colonizador del Beni es pura invención añadida al título por un admirador de Diez de Medina. Y 2 / “Creo –escribe Carvalho– que esta novela (sic) se adelanta ‘con’ décadas (sic) al realismo mágico” (párrafo 8). Tal juicio es inaceptable. El prologuista Vaca Chávez escribe que “en las escenas que relata [Coimbra] no hay un ápice de fantasía”. Todo es testimonial y “en este punto –prosigue Vaca Chávez– Siringa supera a La vorágine, de José Eustasio Rivera y a Canaima, de Rómulo Gallegos”. Solo “en este punto”. Sin embargo, Carvalho dice que Siringa sigue “siendo considerada una de las mejores novelas de la selva (sic), mejor que Canaima, de Rómulo Gallegos, y La vorágine, de José Eustasio Rivera”. Y concluye: “Así lo han expresado autores como Díez de Medina, Porfirio Díaz Machicado (sic), Augusto Guzmán y otros prestigiosos escritores, críticos y literatos” (párrafo 8). La apelación a otros escritores es lícita, pero Carvalho debería citar sus fuentes como pruebas. Siringa –insisto– es un libro de crónicas y su autor, un cronista; uno de nuestros clásicos que, según Vaca Chávez, “nos ha dejado las páginas más intensas de la literatura boliviana”. (Dedico este artículo a mi profesora, doña Juana Coimbra, hija del escritor, y a mi amigo itonama Jesús Alberto Suárez, corrector de EL DEBER y editor de la revista Cadomoje). // Madrid, 16.06.2017.El Deber – Santa Cruz