Alcalde Mérida: “He dicho que no y ahí comenzó la guerra”

“He dicho ‘no’ y ahí comenzó la guerra”, afirmó el alcalde de Quillacollo (Cochabamba), Eduardo Mérida, al hablar de la ingobernabilidad que amenaza al municipio y su difícil relación con los 11 concejales, cuatro del FVP, seis del MAS y uno de Demócratas.

    • El alcalde Eduardo Mérida (FPV) en una concentración luego de asistir a una audiencia cautelar que dispuso su detención domiciliaria por el presunto uso de funcionarios para participar de un paro cívico convocado por el Control Social, en octubre de 2016, en defensa de la democracia. | José Rocha

Contó que apenas ingresó a la Alcaldía, en junio de 2015, uno de los concejales del MAS se le acercó, lo invitó a reuniones, parrilladas y a la denominada “casa de los empresarios”, un grupo de constructores que en el pasado tenían obras con el municipio. Dijo que al principio interpretó el gesto como un intento de amistad y conciliación, pero luego el mismo concejal le propuso gobernar igual que con el exalcalde, donde cada concejal tenía un distrito.Añadió que no aceptó porque la alianza implicaba tener obras de mala calidad, como los puentes que se están cayendo, los asfaltos delgaditos y la red del plan maestro de agua y alcantarillado que está enterrado y no sirve.“Tú quieres fiscalizarme, fiscalízame (…) pero no por ese acuerdo yo voy a entrar a la cárcel, porque igual la contraloría va a entrar a ver mi gestión y si engaño me procesa. Ahí empezó la guerra cuando yo les he dicho: no”, declaró.Mérida enfrenta 14 procesos, siete interpuestos por los concejales y el resto por particulares.Las denuncias interpuestas por Víctor Osinaga, Aydee Mamani y Antonio Montaño son despido de cinco funcionarios (imputación); corte de pelo en la Alcaldía (rechazado); por obligar a marchar a funcionarios municipales en un paro cívico en 2016 (imputación); por el supuesto cobro de diezmos en la licitación del desayuno escolar (imputación); por supuestas irregularidades en compras menores (rechazado); supuesta falta de ingreso de material a almacenes, (rechazado); por no emitir una ley municipal al Servicio Estatal de Autonomías.En tanto, Álvaro Zamorano interpuso denuncias por la supuesta falsificación de su certificado de libreta militar que tiene imputación y por supuesta especulación de datos electorales, la última fue rechazada.Mérida reiteró que rechazó la alianza “no porque yo quiera agarrarme todo, sino que como abogado sé que si le doy algo a mi aliado voy a la cárcel, porque yo firmó el contrato”. Añadió que incluso les propuso que hay otras formas de trabajo, pero no aceptaron y las presiones aumentaron hasta que llegó a pensar: “A qué me he metido”.El asedio se intensificó cuando las esperanzas de una alianza desaparecieron. Uno de los momentos más críticos fue cuando se difundieron audios anónimos en las que el supuestamente interviene su esposa. A partir de ahí comenzó una lista de denuncias sobre adjudicaciones que llevaron al Alcalde a pedir certificaciones de las empresas para desvirtuar el cobro de diezmos. Hoy, una de esas denuncias está en la Fiscalía por el desayuno escolar.Se entra a ganar un sueldoDe acuerdo con Mérida, una causa para la ingobernabilidad en el municipio es que aún persisten las viejas prácticas de la política tradicional. “En mi caso, tratan de presionarme, pero yo no pienso entrar a la cárcel y estoy cuidando de cualquier error minúsculo”. Explicó que “si ésta es la nueva forma de hacer política, la voy hacer, y si tengo que purgar con cárcel por pensar de esta forma y hacer que todo se maneje transparente, ni modo”.Añadió que, en su gestión, los políticos “tendrán que aprender que se entra simplemente a ganar un sueldo y el que quiera hacer algo malo, que lo haga con sus manos, no con la firma del alcalde”. Precisó que el municipio recibe un presupuesto de 200 millones de bolivianos como si tuviese 120 mil habitantes, pero en realidad cuenta con 350 mil. Por otro lado, los concejales remarcan que las denuncias son parte de su labor de fiscalización.%image_alt%El Playón de Marquina recién recuperado por el municipio.Daniel JamesELECCIONESEl alcalde Eduardo Mérida ganó las elecciones en 2015 con el 46 por ciento con la agrupación Frente Para la Victoria (FPV) y desplazó al candidato del MAS, Charles Becerra, que logró el 39 por ciento de la votación en Quillacollo. Dijo que sus prioridades serían los servicios básicos, desagües pluviales, el reordenamiento de los comerciantes y del transporte. Además de revalorizar la fiesta de Urkupiña.13 AÑOS DE CRISIS•La crisis de ingobernabilidad en Quillacollo comenzó en 2004 con el denominado “pasanaku” de alcaldes con la elección de Ricardo Mercado por el MAS. Poco después fue censurado y suspendido por su propia bancada.•En su lugar asumió el concejal del MAS Hugo Miguel Candia.•En 2007, Ricardo Mercado retornó a su cargo con una sentencia constitucional, pero es nuevamente fue destituido y reemplazado por Hugo Miguel Candia, quien también fue apartado del cargo y detenido por irregularidades en el matadero.•En 2009, Orlando Espinoza asumió la alcaldía pero luego fue destituido por presuntos hechos de corrupción denunciados por los concejales de su partido.•En 2010, el concejal Marcelo Galindo fue nombrado alcalde. Luego, fue relevado por Mirtha Condori y Carla Lorena Pinto.•En 2011, Héctor Cartagena ganó las elecciones con la agrupación UNE, pero fue destituido el mismo día por un conflicto social. La concejal del MAS Carla Lorena Pinto asumió el cargo.•En 2012, Charles Becerra rompe el “pasanaku” y ganó las elecciones con la agrupación UNE. Ante los intentos de destitución, juró al MAS. Concluyó su gestión y se presentó a las elecciones como candidato del MAS sin lograr la victoria en las urnas.•En 2015, Eduardo Mérida ganó las elecciones con la agrupación FVP, pero a los pocos meses perdió el respaldo de los cuatro concejales de su agrupación que se sumaron como opositores al MAS.%image_alt%Las obras inconclusas del plan maestro de agua.José RochaOPINAN ASAMBLEÍSTAS DEPARTAMENTALESLIZETH BERAMENDI, ASAMBLEÍSTAAhora el alcalde Eduardo Mérida, por un lado, está siendo víctima de persecución política y hay que decirlo así, pero parece que también está metido en hechos de corrupción, autoritarismo y le dio la espalda al pueblo quillacolleño al apoyar el Sí en el referendo para la reelección de Evo Morales.No hay fortaleza ideológica en los actores políticos que quieren ser de oposición, pues existe una tendencia a ponerse a filas del MAS, porque tiene el monopolio económico, el presupuesto del municipio no es suficiente para hacer obras.En los últimos 13 años, Quillacollo ha estado sometido en una crisis política que no nos está permitiendo un desarrollo. Hay proyectos importantes como el plan maestro de agua potable y alcantarillado del municipio que ha quedado mal ejecutado y hasta el día de hoy no se ha concluido.El Gobierno está gestionando ahora el débito automático. Quillacollo no tiene ni un centímetro ni el proyecto para recibir el agua del Proyecto Múltiple Misicuni, somos la zona donde está el agua pero no se han destinado recursos del POA. Las únicas obras que se hacen son las del programa “Bolivia Cambia, Evo Cumple”. Estamos en una crisis no sólo política, sino de gestión y de obras.MARIO ORELLANA, ASAMBLEÍSTAQuillacollo se caracteriza por una inestabilidad política permanente. Yo creo que por ciertas incoherentes de sus autoridades. En este caso, el alcalde Eduardo Mérida fue un claro ganador con el FPV, pero no tenía una mayoría que le pueda garantizar estabilidad en el Concejo Municipal.Yo creo que el Alcalde no ha considerado este aspecto que es imprescindible para el equilibrio del poder. No ha logrado consolidar acuerdos con fuerzas políticas que le garanticen estabilidad en el Concejo y evitar estos problemas.Hay una pésima gestión de parte del ejecutivo en su relación con el órgano deliberante. Pero también el Concejo de Quillacollo tiene a concejales angurrientos de poder que están dispuestos a hacer lo que sea, en este caso, para defenestrar al Alcalde. En mi opinión, la salida pasa por convocar a un referendo de concejales y alcalde para que la población decida. Hay que considerar que, además, al frente está el MAS, que siempre ha tenido la costumbre de presionar a los alcaldes para alinearlos y, cuando no logra ese objetivo, los defenestra, como en Colomi.LA CRISIS POLÍTICA TAMBIÉN ES INSTITUCIONAL Y DE OBRASAdvierten que ahora existe el riesgo de “monopolio” político en QuillacolloLa asambleísta departamental, Lizeth Beramendi (Único), que además radica en Quillacollo, asevera que si bien el municipio está sumido en una crisis de ingobernabilidad desde 2004, cuando el Movimiento Al Socialismo (MAS) ganó su primera elección con Ricardo Mercado y dio inicio al denominado “pasanaku” de alcaldes; advierte que ahora además existe el riesgo del “monopolio político”.Considera que “no hay fortaleza ideológica en los actores políticos que quieren ser de oposición, porque existe una tendencia a ponerse en las filas del MAS, porque tiene el monopolio económico, el presupuesto del municipio no es suficiente”. También percibe la intención de hegemonía del MAS.Añadió que además después de 12 años la crisis no sólo es política, sino institucional y de obras. La ingobernabilidad ha repercutido en el desarrollo del municipio, que está en transición a ser una gran ciudad. Remarcó que las obras que sobresalen son las que se hacen con el programa “Bolivia Cambia, Evo Cumple”.Entre los ejemplos negativos está el fracaso del plan maestro de agua potable y alcantarillado que se ejecutó con un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2006), pero no está concluido y ahora el Gobierno puede debitar los recursos de las cuentas del municipio. Otra muestra de la postergación es que Quillacollo ni siquiera tiene el proyecto para recibir agua de Misicuni, aunque la represa se halla dentro de su jurisdicción.Por otro lado, el sociólogo Fernando Salazar manifestó que Quillacollo al ser parte de la región metropolitana es un sitio estratégico y, por lo tanto, el “partido de gobierno busca la hegemonía total, pero tiene que romper con la clase política provincial tradicional”.También remarca que Quillacollo es una región en búsqueda de identidad y desarrollo que tiene preferencia por las agrupaciones, es disidente.El asambleísta departamental, Mario Orellana (Pueblo), dice que “el MAS siempre ha tenido la costumbre de presionar a los alcaldes para alinearlos y, cuando no logra ese objetivo, es defenestrarlos como en Colomi”.Otros aspectosFaltan obras estratégicasUna consecuencia de la crisis que enfrenta el municipio desde 2004 con el cambio de alcaldes es la falta de obras como la conclusión del plan maestro de agua potable y alcantarillado. Hay seis exalcaldes imputados por este proyecto.Existieron erroresLos asambleístas observan la falta de acciones para transparentar las denuncias de presuntos hechos de corrupción.LOS TIEMPOS / Cochabamba / Katiuska Vásquez