Así funcionan las fiestas para fetichistas de los pies

Todas las fotografías cortesía de Arola PochTodas las fotografías cortesía de Arola Poch

‘Cuando te has sentido raro porque a tus amigos les excitaban los traseros y los senos y a ti, los pies, encontrar más personas que comparten este gusto es una especie de lancha salvavidas’.

Arola Poch participa en la iniciativa Spanish Foot Fetish, que promociona fiestas para fetichistas de los pies en España y es además un icono del fetichismo de pies.



Foot Fetish o fetichismo de pies es la atracción sexual hacia esa parte del cuerpo. De la misma manera que hay fiestas de ambiente liberal o BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión, Masoquismo), también hay eventos temáticos alrededor de este fetichismo. La semana pasada se celebró uno en Málaga.

La fiesta estaba organizada por la iniciativa en la que participo, Spanish Foot Fetish (SFF), que busca la visibilización y normalización de esta práctica erótica. Sergy Martín, el director de SFF lo explica así: «Cuando te has sentido raro porque a tus amigos les excitaban los culos y las tetas y a ti, también los pies, encontrar más personas que comparten este gusto es una especie de lancha salvavidas en una sociedad que señala lo diferente y que, en el caso del sexo, además lo condena».

Internet es ciertamente un buen lugar para vivir las sexualidades minoritarias, protegidos por la pantalla del ordenador. Pero mucho mejor es poder compartir las pasiones con tus semejantes, en vivo y en un ambiente de total naturalidad, por ello unas sesenta personas, con paridad entre hombres y mujeres, se reunieron en un local de la capital de la Costa del Sol.

La autora recibiendo un masaje. Todas las fotografías cortesía de la autora
La autora recibiendo un masaje. Todas las fotografías cortesía de la autora

No existe un perfil único dentro del fetichismo de los pies. Nacho, 41, es un veterano de estos eventos. Ha asistido a todas las fiestas que se han celebrado en Málaga y se ha desplazado, siempre que ha podido, a otras ciudades para vivir su pasión por los pies. «Vi anunciada la primera fiesta y pensé ‘¡Una fiesta de pies! Esto que quiere decir que hay mucha más gente con mi fetichismo dispuesta a vivirlo en sociedad, fuera del ordenador'». Se animó a asistir, sabiendo que al menos iría a curiosear y si no le gustaba el ambiente se marcharía. Desde Sevilla viajó Charlie, 32, novato en eventos de este tipo. «Me apetecía estar por primera vez en un ambiente en el que pudiera sentirme cómodo, practicando e intercambiando impresiones, gustos y experiencias con gente que comparte esta fantástica atracción por los pies femeninos».

Pero también hay quiénes están deseando vivir una experiencia así y cuando llega el momento de la verdad, se echan para atrás. Una especie de «pánico escénico» les dificulta cumplir sus fantasías, a lo que se suma que muchos asisten solos la primera vez, así que es fácil entender sus miedos. Las dudas existen: «¿qué pasa en una fiesta de fetichismo de pies? ¿es una fiesta sexual? ¿qué voy a poder hacer? ¿qué voy a encontrar?».

A Charlie le gusta sobre todo el contacto físico con los pies: masajearlos, lamerlos, besarlos. En el mundo del fetichismo, esta práctica se conoce como adoración o worship. Tras unos primeros minutos de charla para romper el hielo, estaba —más que encantado— a los pies de María, una chica joven y guapa que ha venido a conocer qué es esto del fetichismo de pies. Su primer contacto es un masaje y ¿a quién le amarga un dulce?

Nacho descubrió que le gusta que le pisen. No es el único ni mucho menos. El trampling, que es el término inglés que denomina esta práctica, es uno de los juegos más comunes vinculados al fetichismo de pies. A Charlie, en cambio, no le llama la atención, «el dolor no va conmigo». En el local malagueño hay preparada un zona para hacer trampling con una barra a cierta altura para que las chicas que se suban encima del fetichista puedan tener un punto de apoyo. Quizás no lo habéis pensado nunca pero pisar a alguien requiere de cierto equilibrio, sobre todo las primeras veces que se hace. En seguida, Nacho fue a su zona favorita, se quitó la camisa y se tumbó boca arriba.

Descalza, yo misma me subí encima. Mis pies ya habían probado un masaje y ahora era el momento de pasar a algo más duro. Empecé a caminar por encima de su cuerpo: abdomen, pecho, piernas, cara… Nacho me pidió que saltara sobre él. Notar el peso de quién pisa es uno de los placeres de esta práctica. Por cierto, el trampling también puede hacerse con tacones y hasta de aguja. Aunque eso ya es para usuarios avanzados.

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Por toda la sala se distribuían personas charlando, tomando una copa, bromeando. Algunas se conocían de antes y otras, no. Un ambiente como el de cualquier fiesta. La particularidad aquí es que también había gente haciendo masajes, adorando pies, pintando uñas o haciendo de reposapiés (footstool).

El diccionario de la Real Academia Española define fetichismo como desviación sexual, es decir, como una tendencia o hábito anormal en el comportamiento de alguien. Las palabras no son inocuas y este significado sigue estando en las mentes de algunos que no conciben que la sexualidad va más allá de la genitalidad y de la penetración. Sí, hay personas que se han sentido señaladas por su fetichismo o que no lo viven con normalidad por esto mismo, ni tan siquiera con sus parejas.

Las mujeres en la fiesta suelen tener un rol más pasivo. Las que asumen un rol más activo existen, pero la atracción hacia los pies es más habitual en hombres. A pesar de ello, dejarse masajear o adorar los pies no es un mal plan. De hecho, hay quien incluso saca rédito de ello.

Dómina Ghalia
Dómina Ghalia

Dómina Ghalia, 27, una de las mujeres asistentes, es una profesional del BDSM que ofrece sesiones de foot fetish. No lo hace solo por trabajo, disfruta teniendo a un fetichista a sus pies. Aunque fue por su faceta profesional como conoció el fetichismo de pies y empezó a hacer sesiones. Lo que más le piden sus clientes es que los pies estén sudados, con algo de olor. Asiste a eventos y a talleres para conocer mejor esta sexualidad alternativa. El fetichismo de pies no es simplemente dejar tus pies para que jueguen con ellos, tiene que haber una actitud activa y un saber hacer.

También asistieron chicas que no conocían el fetichismo de pies, como Laura, 25 que, además no quiso buscar información o tipos de prácticas antes de la fiesta para no ir con ideas preconcebidas. «Lo que me pareció más divertido fue hacer trampling y ver como yo misma pasaba de estar algo reticente y tener miedo a hacer daño a la otra persona, a meterme de lleno en el juego y disfrutarlo a tope».

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«¿Pero se folla?», puede ser una de las primeras cosas que pasan por la cabeza. Cuando decimos la palabra «sexo» o cualquier derivada, rápidamente nos vamos a los genitales. Pero hay mucha más actividad sexual que la que se concentra en esos centímetros del cuerpo. Hablar de fetichismo es pensar en una sexualidad cuyo objetivo no es la penetración. Aunque puede haberla. Una cosa no es incompatible con la otra.

En este tipo de fiestas hay juegos compartidos, sensualidad, placer y excitación. Todo ello en diferente grado. Algunos participantes simplemente pasan un rato agradable compartiendo una actividad placentera. Otros tienen erecciones al practicar trampling o al adorar un pie. Y siempre hay zonas reservadas para quién quiera ir más allá. Algo que por otro lado no es realmente necesario para disfrutar del erotismo de unos pies.

Publicado originalmente en VICE.com

Fuente: infobae.com