Su corazón es chukuta, llegó a La Paz para estudiar turismo. Hoy es una reconocida presentadora de noticias.
Alejandra Pau, Periodista
Su corazón es chukuta, llegó a La Paz para estudiar turismo. No se imaginaba entonces que se convertiría en una reconocida presentadora de noticias en la ciudad, menos aún que en ella formaría una familia.
«Siento a esta ciudad mía. Aquí han nacido mis hijos, aquí me he casado con un paceño y La Paz me ha abierto las puertas siempre para poder trabajar. Es la ciudad más cosmopolita de Bolivia que te permite decir soy boliviano, en esta ciudad se da oportunidad a todos, sin importar si son chapacos, cruceños, potosinos. La Paz no tiene egoísmos, expresa la conductora de radio y televisión Casimira Lema.
Sus padres, de origen tarijeño, se encontraban en Buenos Aires, Argentina, cuando llegó al mundo. A los pocos meses la familia retornó a la «capital de la sonrisa y el buen vino. En 1990 ella llegó a La Paz para estudiar la carrera de turismo, pero por azares del destino terminó en los medios de comunicación.
Quedó encandilada por el Illimani, por la gente, por las oportunidades que la urbe ofrecía. Lema considera que en La Paz se le ofreció la ocasión exacta para iniciar su trabajo en los medios de comunicación, algo que no hubiera tenido en otra ciudad.
Ingresó a trabajar al canal 7 Televisión Boliviana, fue el primer paso de un crecimiento en los medios de comunicación que -considera- continúa hasta el presente en el Canal 13 Televisión Universitaria (TVU) con Casimira en familia, el primer programa de almuerzos en la televisión boliviana.
Para la presentadora, al ser el centro político del país, La Paz tiene miles de conflictos, marchas y paros que hacen que sus habitantes vivan en constante estrés; no obstante -asegura- es donde se genera la noticia, por ello la atención siempre está puesta en la sede de Gobierno.
Hay que luchar por la ciudad
Para Lema La Paz no está atravesando su mejor momento económico, pero ello no es excusa para quedarse con los brazos cruzados. «Soy de las que cree que hay que luchar por La Paz. Hay que seguir trabajando por ella para que vuelva a tener el sitial que se merece, indica.
Tiene una amplia trayectoria en los medios de comunicación en La Paz, considera que una de sus tareas pendientes es crear un emprendimiento en la sede de Gobierno, decisión que espera materializar pronto porque cree que es importante aportar en el crecimiento económico de la ciudad y el departamento.
Su compromiso con La Paz se da en todos los niveles de su vida. En lo profesional porque aunque recibió ofertas laborales en Santa Cruz decidió quedarse, en lo personal porque su hogar no podría estar en otro lugar, asume junto a su esposo e hijos que lo importante es «hacer ciudad y hacer país.
Confiesa que todos los premios que se otorgan a los paceños los ha recibido como si fuera una más. Ese contexto hace que asuma una responsabilidad mayor con la tierra en la que nacieron sus hijos y sus habitantes.
«Todo ello hace que quiera trabajar por esta ciudad y lo hago sin pensarlo dos veces. Todos los días uno trabaja por La Paz, los que vivimos en su regazo así tenemos que hacerlo porque la amamos, asume comprometida la conductora de Casimira en familia.
Generar cambios e inversión
Lema considera que el compromiso con la ciudad conlleva que sus ciudadanos se comprometan a cambiar conductas y acciones que no permiten que la ciudad avance.
«No me agradan las marchas, los bloqueos permanentes y la insatisfacción del paceño. Hay que hacerle ver al paceño que está en una ciudad maravillosa que es reconocida a nivel mundial, esto no es vano. Este es el momento para luchar por nuestra La Paz, expresa.
Otra de las cosas que necesita La Paz -desde su perspectiva- es inversión. Su parámetro es el mundo de la comunicación: son pocos medios de comunicación que se animan a hacerlo en la actualidad, afirma.
Casimera Lema se siente tan paceña que hasta asegura que hay algo sin lo cual no podría vivir: el plato paceño, una comida indispensable en su hogar, sobre todo el día de su cumpleaños. El plato es un símbolo gastronómico de la hoyada, que en esa fecha comparte la mesa con un saice tarijeño.
Después de tantos años, la topografía de la «Ciudad Maravilla la sigue enamorando, lo mismo que los paceños que, desde los actos más simples hasta los más ostentosos, muestran su cultura y tradición todos los días, afirma.
Fuente: paginasiete.bo