La manera definitiva para encontrar esa palabra que tienes en la punta de la lengua

Foto: Sí, hombre, sí, esa cosa, ¿cómo se llamaba?. (iStock)«Sí, hombre, sí, esa cosa, ¿cómo se llamaba?». (iStock)

De todas las cosas que perdemos con regularidad -véase llaves, coleteros o calcetines sueltos– la más frustrante (e infravalorada) de todas es con diferencia perder la palabra precisa. Cuando extraviamos un objeto concreto, sabes qué hacer: o bien lo buscas hasta la extenuación o lo reemplazas con otro. Con una palabra que falta, sin embargo, no hay tantas opciones claras a tu disposición. El término que estás buscando puede estar justo en la punta de la lengua, ya lo tienes, ya casi, ay, pero si la has dicho mil veces, pero todo lo que puedes hacer es o bien esperar a una epifanía divina o tirar de diccionario, internet u otras cabezas pensantes.Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos visualizado con claridad la palabra en nuestra mente, sabemos que la sabemos, pero no hemos sido capaces de verbalizarla. Cuando esto sucede, a menudo utilizamos un glosario de alternativas: en castellano podría ser ‘coso’, ‘cosa’ o ‘como-se-llame’, en inglés utilizan ‘thinggummyjig’, ‘thingy’ o ‘thingumabob’ (entre otras) para llenar ese vacío . El elevado uso de este tipo de expresiones pone de manifiesto la tendencia humana a olvidar los nombres de elementos y personas sin razón aparente.Las palabras que conocemos pero no utilizamos son más difíciles de recordar a corto plazo porque aún no hemos creado los enlaces necesariosLos científicos se refieren a este bloqueo mental como el fenómeno de la ‘punta de la lengua’ (PDL) o letológica, según explica el lingüista Chiu Luu en ‘JSTOR Daily‘. Este último es un término que proviene del griego (‘lethe’ es olvido y ‘logos’ significa lengua). Según la mitología griega, Lete es uno de los cinco ríos del mundo subterráneo, del que las almas de los muertos bebían para olvidar sus recuerdos terrenales. La acuñación de la palabra ha sido atribuida al psicólogo Carl Jung, pero según recoge la ‘BBC‘ los primeros registros datan de la edición de 1915 del Diccionario Dorland Enciclopédico Ilustrado de Medicina, que definió la letológica como la “incapacidad de recordar la palabra correcta”.

En la punta de la lengua. (iStock)
En la punta de la lengua. (iStock)

A menudo pensamos en las palabras como unidades completas: o las sabes o las desconoces. Pero, digamos que has olvidado el nombre de alguien. Seguro que sigues siendo capaz de recordar otros datos relevantes como su apariencia, antecedentes, cómo os conocisteis, pero el nombre se te escapa. Para todos los efectos, sabes la palabra, pero algo te impide decirla. Y no es tan simple como quedarse en blanco, advierten los expertos.



En el fondo la conoces

“La recuperación léxica se compone de capas a las que accedemos en secuencia, de modo que al formar nuestros pensamientos, elegimos la semántica correcta y codificamos la sintaxis de lo que queremos decir antes incluso de que comencemos a decirlo. La capa final consiste en articular el sonido de la palabra, pero con el fenómeno de la ‘punta de la lengua’ esa codificación se rompe, normalmente cuando no se suele utilizar o no se ha accedido recientemente”, asegura Luu. Es decir, la mayor parte de la información permanece intacta, todavía sabes todo acerca de lo que estás tratando de describir. Todo, excepto la habilidad de formar sonidos para comunicárselo a otra persona.Cuando somos capaces de recordar la palabra por nuestra cuenta, es menos probable que olvidemos el término la próxima vezTraducir los pensamientos en palabras (alguna de las 150.000 que atesora el Diccionario Histórico de la Lengua Española) es un proceso complejo. Sin embargo, lo damos por sentado, pues normalmente ocurre sin necesidad de esfuerzo. El cerebro convierte ideas abstractas en sonidos. Y, voilà, hablamos. Con el fenómeno de la ‘punta de la lengua’, este proceso se interrumpe. Sin embargo, el porqué no está del todo claro. Un estudio lo relaciona con el ingesta de cafeína. Por su parte, la profesora de la McMaster University de Ontario Karim Humphreys lo achaca en ‘Mental Floss‘ al cansancio y señala que suele ser más común cuando se trata de nombres propios. Por lo general, las palabras que menos usamos son las que más se nos olvidan, pues nuestra mente funciona de manera asociativa y funciona a base de conexiones.

Palabras, palabras... (iStock)
Palabras, palabras… (iStock)

Para una mayor frustración, cuanto más pensamos en la palabra que falta, como solemos hacer, más se nos escapa. Una vez experimentes esto con una palabra en particular, es más probable que se te siga olvidando en el futuro. Si sufres con ella y terminas buscándola en internet (si, por ejemplo, siempre buscas el nombre de ese actor en Wikipedia), la investigación de Humphrey señala que seguramente se te olvidará de nuevo.

Empieza por la letra…

La mejor manera para salir de esa rutina es ayudarse de un compañero para que te vaya dando pistas hacia la palabra que tienes en la punta de la lengua. Eso sí, sin decirla de primeras. Humphreys explica la técnica: “Cuando los participantes lograron recordar la palabra por su cuenta, en lugar de que otra persona les dijese la respuesta, era menos probable que olvidaran dicho término en la próxima prueba. Y cuando a los voluntarios se les dio unos sinónimos o una pista fonológica, como las primeras letras de la palabra, era casi igual de probable que recordase la palabra más tarde como si la hubieran descubierto por sí mismos”.El problema con este enfoque, claro está, es que para guiarlo en la dirección correcta, la otra persona necesita saber de qué está hablando. A veces, unas pistas de contexto son suficientes para ayudarles a averiguar lo que realmente significa ‘coso’ o ‘como-se-llame’. Tira de pistas, de sinónimos, y ya no estarás condenado a repetir tus errores.

Fuente: elconfidencial.com