Tremendo reto de los nuevos masistas cruceños

Wilfredo Rojo Ardaya*

Los nuevos masistas cruceños, tienen una tremenda responsabilidad histórica. No sólo por el compromiso de trabajar por la patria y nuestro departamento, sino, por “coadyuvar” con los planes del gobierno en torno a la construcción del socialismo Siglo XXI, los compromisos anticapitalistas, las adhesiones y el respaldo internacional a Cuba, Venezuela, Irán, Siria, entre otros, pero sobre todo, en la implacable acción política de dominación, sometimiento y destrucción de todos aquellos adversarios del MAS.

En este marco, no se puede, ni se debe, dejar pasar la confesión del masista y vicepresidente Álvaro García Linera, hecha a El Deber, La Paz en fecha 06/10/2014, cuyo título dice: García Linera: “Al adversario derrótalo e incorpóralo como individuo”.



Ante la consulta de El Deber: ¿Sumar cuadros políticos de oposición no es virar hacia el centro?, Álvaro García Linera, respondió: “En el siglo XVIII, ¿cómo se resolvía la pelea contra los adversarios?, con la guillotina. A principios del siglo XX, ¿cómo se resolvía el problema con los adversarios?, con campos de concentración. La humanidad avanzó en democracia y nunca podrá hacer lo de antes. Ahí viene el concepto de hegemonía, la capacidad de liderar y de jalar a otros sectores en torno a tu concepción del mundo, es más difícil, pero es más duradero y es parte de la conquista mundial de la democracia. En las sociedades modernas el liderazgo de los revolucionarios tiene que sustentarse en la victoria ideológica, política y cultural sobre tu adversario, no te queda de otra y así tiene que ser, y solamente así puedes ganar”.

No es necesario ser erudito en política, antropología, matemáticas o sociología, para darse cuenta que, la victoria “cultural” a la que se refiere García Linera, es sobre sus adversarios “cambas”, quienes tenemos una realidad cultural distinta a la de él . Es la cultura de los pueblos orientales, aquellos con una cosmovisión diferente a la aimara y quechua que él y el MAS reivindican e intentan imponer para consolidar su tan ansiada hegemonía.

A mucho pesar, reconozco que la victoria ideológica y política del MAS está consumada y, aunque se valieron de mecanismos antidemocráticos y antiéticos, es su mérito y ésta se ha dado sobre las clases sociales altas y bajas, sobre los grupos o élites económicas. Por tanto, ahora solo les falta la “victoria” cultural para cerrar su círculo. Ésta es la última fase del ciclo de la Revolución Democrática y “Cultural” masista, que intentarán consolidar durante este periodo de gobierno.

En realidad, la confesión del vicepresidente no sorprende, él jamás ocultó dicho objetivo. Tampoco es novedad que la gran mayoría de masistas occidentales “come cambas”, incluso los que residen y progresan en esta tierra, tengan el mismo propósito.

Sin embargo, en la estrategia masista, la victoria cultural tiene una connotación muy delicada para el pueblo y raza que pretenden “derrotar”, porque significa destruir las bases culturales e históricas de toda una región y su gente para sustituirla por otra. Con esto, se constata, una vez más, la intolerancia del masismo y su indisimulada inclinación dictatorial, al mejor estilo del nacismo.

De ahí mi “preocupación” por los nuevos masistas cruceños, pues tendrán que coadyuvar y ser artífices de la última y definitiva victoria del masismo para consolidar su hegemonía; es decir, tendrán que trabajar en la destrucción y derrota cultural de su propio pueblo.

Ojalá que, los nuevos masistas cruceños, no vuelvan a reivindicar nuestra cultura oriental, pues sabemos que es hipocresía pura. Espero sean consecuentes con sus nuevos jefes y sus compromisos políticos, pues han jurado lealtad al MAS, a Evo, al “proceso de cambio” y todo lo que aquello implica.

A diferencia de sus líderes y correligionarios, siempre sugeriré no tomar represalias contra ustedes, pues respeto su decisión, porque mis convicciones democráticas y de tolerancia son reales, simplemente les digo que, muchos cruceños tenemos memoria y no nos olvidaremos ni de sus nombres ni de sus rostros, para cuando sean desechados por el “proceso de cambio”.

*Ciudadano de a pie