Las 8 cosas que debes enseñarle a tus hijos si quieres que tengan éxito

Foto: Los padres pueden aportar su granito de arena. (iStock)Los padres pueden aportar su granito de arena. (iStock)

Vivimos y trabajamos en un mundo en el que la persuasión se reafirma como una habilidad esencial en nuestro día a día. No solo es un aspecto clave en el ámbito profesional, sino también en el personal. Necesitamos vender nuestras ideas, puntos de vista, productos, servicios e incluso nuestro talento y reputación. Tanto es así que Jeff Haden, uno de los autores más prolíficos en el ámbito de la psicología y la motivación profesional, defiende en un artículo en ‘Inc.’ que se trata de la aptitud más importante para aprender durante la infancia o adolescencia.

No existe una receta perfecta para que los hijos, llegados a la edad adulta, alcancen el éxito en su vida, pero el arte de la persuasión les dará todas las oportunidades que necesitan. Hayden no la entiende como manipular o presionar a otras personas, sino como la capacidad para describir de forma efectiva los beneficios y la lógica de una idea para lograr un acuerdo mutuo.Enseñar a tus hijos a no apresurarse cuando quieren decir algo les valdrá para conseguir muchos beneficios a lo largo su vidaEn definitiva, ser capaces de construir un discurso lo más atractivo y coherente posible y que consiga imponerse a los argumentos contrarios, algo que, según afirma el experto, la mayoría de personas exitosas tienen en común. Con el fin de que cualquier niño aprenda a manejarse con esta habilidad, Hayden propone ocho métodos con los que los padres pueden ayudarles para el día de mañana. Además, son una serie de estrategias que merece la pena conocer a cualquier edad.

La importancia de los pequeños logros

¿Y si te involucras en su presentación escolar? (iStock)
¿Y si te involucras en su presentación escolar? (iStock)

En cualquier argumentación, ir poco a poco merece la pena. Enseñar a tus hijos a no apresurarse cuando quieren decir algo les valdrá para conseguir muchos beneficios a lo largo su vida. Al no saltar directamente a la esencia del asunto, sino al comenzar con premisas con las que el público estará de acuerdo, las posibilidades de persuadir a la otra persona aumentan.



Está bien posicionarse

A pesar de nuestra confianza en los datos y el razonamiento, no siempre son lo más útil en una discusión. Es más, las últimas investigaciones aseguran que preferimos la seguridad. Incluso las personas más escépticas tienden a ser persuadidas por un hablante seguro de sí mismo. Es por eso que vale la pena que le enseñes a tu hijo a cuestionarse lo que le rodea, pero también a ser valiente, a decir lo que cree sin miedo ni peros, a respaldar sus opiniones (incluso si son solo eso) con entusiasmo y, en definitiva, a valorar sus pensamientos y creencias de forma positiva.

La velocidad del habla

Habla lento para dirigirte a los ya convencidos. (iStock)
Habla lento para dirigirte a los ya convencidos. (iStock)

En ciertas situaciones, hablar rápido funciona. En otras, no tanto. Un estudio publicado por la ‘Society of Personality and Social Psychology’ asegura que si quieres convencer a una audiencia propensa a estar de acuerdo, vale la pena conversar despacio. De lo contrario, la rapidez es la mejor aliada, ya que les dará menos tiempo a formar sus propios contraargumentos. Es un pequeño truco que pueden utilizar en las presentaciones en el instituto, pero que a la larga les ayudará también el ámbito laboral.

Cómo reflexionan los demás

En las etapas tempranas de la vida tendemos a actuar como si el resto estuviese en nuestra misma onda. Para entenderlo mejor Hayden pone el siguiente ejemplo: durante su juventud le proponía muchas ideas a su jefe y como esperaba una respuesta inmediata, este siempre optaba por lo seguro: “No”.Hacerles entender que todo tiene sus pros y sus contras no solo les hará más persuasivos, sino que también les hará razonar mejorAl parecer, el jefe necesitaba más tiempo, puesto que su forma de razonar funcionaba de forma diferente, algo que no todos los jóvenes valoran. Al contrario, si el que tienes enfrente no está para mucha reflexión, espera una decisión rápida y sigue adelante.

Hay que dejarles ser auténticos

Seguro que más de una vez ha salido el tema de los tacos en casa. Soltar palabrotas sin razón no tiene sentido. En cambio, a ti quizá te ayuden (tampoco hay que pasarse y hay que tener en cuenta el contexto) para inculcar una sensación de urgencia e importancia a quienes te están escuchando. En resumen, Hayden apuesta por utilizar la esencia de este ejemplo y enseñar a los hijos a ser ellos mismos. La autenticidad siempre es más persuasiva que la impostura.

El lado positivo

La agresividad no funciona. (iStock)
La agresividad no funciona. (iStock)

Es tentador utilizar la táctica del miedo, pero está demostrado que lo positivo tiende a ser más persuasivo. Si tus hijos tratan de convencer a alguien, diles que eviten la violencia o la intimidación (pues provocará rechazo) y que se concentren en compartir los aspectos beneficiosos de tal cambio.

Compartir lo bueno y lo malo

Hacerles entender que todo tiene sus pros y sus contras no solo les hará más persuasivos, sino que también les hará razonar mejor. Según el profesor de la Universidad de Illinois Daniel O’Keefe, presentar un tema con lo bueno y lo malo es más persuasivo que limitarse a un único argumento. Las ideas perfectas no existen. Por eso, vale la pena que los jóvenes sepan enfrentar, debatir y superar los puntos negativos de sus pensamientos de frente.

Enséñales a tener razón

Las personas persuasivas entienden que importa el envoltorio, pero saben que el mensaje es mucho más importante. Enséñales a ser claros, concisos y al grano.

Fuente: elconfidencial.com