«Un ‘impeachment’ a Trump es posible. Es el gran talón de Aquiles del presidente»

Foto: Visitors react as U.S. President Donald Trump poses for a picture as he departs the Oval Office of the White House for Dallas, in Washington D.C.Visitors react as U.S. President Donald Trump poses for a picture as he departs the Oval Office of the White House for Dallas, in Washington D.C.

«Yo, Trump» comenzó como un libro sobre Hillary Clinton. Por aquel entonces, Donald Trump era prácticamente un desconocido para su autor, solo habían coincidido en un par de eventos en Nueva York en los que el magnate destacaba entre la multitud por su melena imposible y sus excentricidades. La victoria que nadie esperaba cambió los planes de Ramón Rovira, excorresponsal en EEUU entre 1996 y 2000, y despertó «una pasión por un personaje poliédrico». Después de siete meses de trabajo, decenas de entrevistas y la lectura de montañas de documentos, aquel libro se convirtió en «Yo, Trump».

PREGUNTA. Tras un año marcado por el «Rusia-gate«, la inexperiencia del presidente y la buena marcha de la economía, ¿cuál es la situación de Donald Trump? ¿Cómo está EEUU?RESPUESTA. Trump está mejor de lo que era esperable cuando comenzó la presidencia y se enfrentó a las primeras dificultades, provocadas sobre todo por su carácter. La aprobación de la reforma fiscal es un factor que le ayuda. La economía del país atraviesa un momento de fortaleza y el paro ha llegado a tales cifras que es prácticamente inexistente. Podemos hablar de ‘paro vegetativo’. El sector manufacturero ha creado un millón de puestos de trabajo el último año.Trump ha sabido aprovechar un factor trascendental: en 1979 había 19,5 millones de puestos de trabajo en este sector, que se redujeron a 17,6 en 1987 y a 11 millones en 2010. El presidente ofreció un plan a este segmento de la población que había perdido su empleo durante la crisis financiera. Los trabajadores no cualificados perdieron renta por valor de 180.000 millones de dólares entre 2001 y 2011 y tres cuartas partes de los empleos se perdieron en el sector industrial. Trump fue capaz de entender que había que recuperar a estas personas a través de una idea tan sencilla como «America First».

Portada de
Portada de ‘Yo, Trump’, del periodista Ramón Rovira.

Por otra parte, el hecho de que Estados Unidos esté abandonando el papel que tenía en el mundo desde la II Guerra Mundial en el gran teatro de este momento, el Pacífico, está siendo ocupado por otras potencias como China y Rusia.P. ¿Ganaría hoy Trump unas elecciones? R. Es probable. Tal y como está el Partido Demócrata, sin un candidato que pueda hacerle sombra y con divisiones internas. Hay dos factores importantes: Trump ha vuelto a dar esperanza a un considerable segmento de la población; segundo, durante la campaña descubrió una forma de comunicación que nunca habíamos visto y que le sigue funcionando. Además, le permite continuar actuando al margen de los grandes medios de comunicación. Trump llega a 47 millones de personas a través de las redes sociales.P. ¿Cómo describe la personalidad de un presidente tan atípico?R. Es un ególatra, un narcisista y un mentiroso compulsivo que seguramente en ocasiones no es consciente de las mentiras que dice. Su personalidad roza algunos criterios que están fuera de la normalidad. Pero tiene un olfato muy desarrollado para percibir y entender qué quiere la gente, qué busca esa mayoría blanca asustada por el cambio demográfico. Un mundo con el que no se relaciona, porque Trump es muy elitista.P. Sostienes que Obama es en parte responsable de que Trump ganase las elecciones, ¿por qué?R. Obama sembró unas expectativas muy altas que sabía que no podría cumplir. Dichas expectativas movilizaron a una parte del electorado, afroamericano principalmente, que no solía votar. Al no ver cumplidas sus expectativas, ese segmento de electores no se movilizó en las últimas elecciones. En segundo lugar, Obama tenía mucha más información sobre el «Rusia-gate», tenía que haber sido más contundente y haber denunciado (la supuesta injerencia del Kremlin en las elecciones a favor de Trump). Pero por su animadversión hacia Clinton, con quien nunca se ha llevado bien a pesar de que fuese su Secretaria de Estado, y porque estaba al final de su mandato decidió no moverse demasiado.P. ¿Se ha polarizado aún más la sociedad estadounidense desde que Trump llegó a la Casa Blanca?R. EEUU es un país donde la costa Este y Oeste no tienen gran cosa que ver con el resto. Son realidades paralelas muy diferentes y a ello se suma el contexto multicultural que el país asume cada vez con más dificultad. Me refiero a ese segmento blanco que se siente amenazado por los inmigrantes que ocuparon puestos de trabajo que los blancos no querían y al racismo latente que siempre ha existido hacia los afroamericanos.P. La investigación de la trama rusa avanza, ya se ha cobrado piezas de la talla de Paul Manafort, el exjefe de campaña, o Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional, ¿es posible un ‘impeachment’?R. Creo que es posible un ‘impeachment’. De hecho es el gran talón de Aquiles de Trump. El fiscal especial Robert Mueller puede descubrir actividades (en la trama del «Rusia-gate») que impliquen al presidente y a su entorno más cercano. No obstante, un ‘impeachment’ no será fácil. Solo ha habido dos en la historia de EEUU y ninguno llegó a triunfar.La clave es que Mueller siga investigando sin brechas en su equipo y, segundo, las elecciones de 2018 (las mid term, en las que se disputan 435 escaños en la Cámara de Representantes y 33 de los 100 escaños en el Senado). Si los republicanos pierden mucha fuerza la posibilidad de un ‘impeachment’ ganaría puntos. De todas formas, creo que un proceso de destitución es menos probable ahora que hace seis meses; su nivel de barbaridades sigue alto pero ya no pisa líneas rojas institucionales.P. Dices que la figura del presidente de EEUU no tiene tanto margen de acción, pero Trump ha firmado más decretos que nadie desde Lyndon Johnson… R. Forma parte de su circo mediático. Trump escenifica el espectáculo firmando decretos y mostrándolos a las cámaras. Lo cierto es que gran parte de esos decretos o no se aplican o se recortan en el Congreso. Sus planes sobre el Obamacare no han funcionado, tampoco el veto migratorio… El ‘check and balance’ -presidencia, legislativo y tribunales- de EEUU es efectivo. Nadie puede ejercer el poder de una forma absoluta.



Fuente: elconfidencial.com