La pareja se suma a la lista de ‘celebrities’ que hacen una aparición en medios a modo de canto del cisne.
Viendo el extenso reportaje que Jennifer Aniston ha protagonizado en la revista norteamericana Architectural Digest, y que ahora mismo se puede adquirir en los quioscos, nada hacía presagiar qué estaba pasando entre ella y su marido, el actor Justin Theroux. Los dos aparecen en las distintas estancias de su fabuloso mansión de Bel Air, la misma en donde se casaron hace ahora dos años. Pero ayer esos mismos actores que se muestras tan sonrientes desde las páginas de la revista de arquitectura y decoración enviaron un comunicado aunciando que ponían fin a su relación.
Algo parecido ocurrió en nuestro país con una de las parejas patrias más sólidas –Pedro Jota y Ágatha Ruiz de la Prada– quienes posaron juntos para la revista Vogue y nada más llegar al quiosco, el matrimonio anunció su disolución después de 30 años juntos. Todos sabemos qué ha pasado entre el periodista y la diseñadora, pero ¿por cuál era la motivación de Jennifer y Justin para posar como pareja ante las cámaras de AD?
La respuesta no ha tardado en llegar. Según Us Weekly Jennifer Aniston ha puesto a la venta su mansión de Bel Air. No solo ha dicho adiós a su matrimonio, también a la casa de sus sueños. «Compró la mansión y la sometió a una profunda renovación. Es algo que hace habitualmente: compra casas, las renueva y luego las vende para obtener grandes ganancias«, comenta una fuente consultada. «En un principio la mansión se ofrecerá a clientes concretos pero si no se vende de esa manera, se abrirá al mercado generalista. Jennifer está preparada para encontrar el próximo proyecto y lleva un tiempo buscando».
La actriz compró la mansión en 2011 y la restauró con la ayuda del interiorista Stephen Shadley y el propio Justin. En la decoración predominan la madera, la piedra, el bronce, algunos de los materiales favoritos de Jennifer. En la casa, coexisten espléndidamente muebles de mediados de siglo con biombos japoneses antiguos y suelos de cemento. En su día, la propiedad incluyó en un viñedo, que luego se transformaron en unos espléndidos jardines, el lugar donde se casó la pareja. El jardín sigue ahí. Los que ya no están son Jennifer y Justin.Fuente: revistavanityfair.es