Escándalo sexual en Washington: el caso del senador y la periodista

Foto: Sede de 'The New York Times', en el corazón de Nueva York. (iStock)Sede de ‘The New York Times’, en el corazón de Nueva York. (iStock)

Ali Watkins, una joven reportera de la sección de nacional del prestigioso diario ‘The New York Times’, ha escrito noticias durante años. Ahora, la noticia es ella. Todo comenzó a principios del mes pasado, cuando ‘The Times’ informó que el correo electrónico y las comunicaciones telefónicas personales de Watkins habían sido confiscadas por el gobierno estadounidense, con Donald Trump a la cabeza, como parte de una investigación de filtraciones de información clasificada perteneciente a la inteligencia del país.

La historia no acaba aquí. Dicho documento también reveló que Watkins había mantenido un romance de tres años con el senador James Wolfe, el antiguo jefe de seguridad en el Comité de Inteligencia del Senado de 58 años, un alto cargo responsable de supervisar información altamente confidencial proporcionada a los legisladores de las fuerzas del orden y a las agencias de inteligencia, según informa ‘Business Insider’. Watkins, quien tan solo tiene 26, ha estado informando sobre seguridad nacional, y específicamente sobre el Comité de Inteligencia del Senado, a medios de alta relevancia como ‘Politico‘, ‘BuzzFeed News’, ‘The Huffington Post‘ o ‘McClatchy‘.

Un romance breve pero intenso

En los días de verano del año 2013, Ali Watkins salió de la Universidad de Temple y se mudó a Washington para ejercer de becaria en el diaro ‘McClatchy’, donde conocería al senador Wolfe mientras cubría temas de seguridad nacional en Capitol Hill. Rápidamente ascendió de categoría dentro del diario, ya que realizó una serie de reportajes sobre un informe del Comité de Inteligencia del Senado que el gobierno intentó ocultar y que iba sobre el espionaje llevado a cabo por la CIA a la cámara estadounidense. Gracias a ello, fue finalista en el premio Pulitzer junto a los periodistas Marisa Taylor y Jonathan Landay.El senador le regaló una tarjeta por el día de San Valentín y un brazalete como regalo de graduaciónJames Wolfe por aquel entonces estaba casado. Los amigos de Watkins que hablaron para ‘The Times’ reconocieron que ambos comenzaron a salir en el otoño de 2014, varios meses después de graduarse y cuando todavía trabajaba en ‘The Huffington Post’. Wolfe comenzó a conquistarla cuando todavía era becaria en ‘McClatchy’. Según ‘The Times’, el senador le regaló una tarjeta de amor por el día de San Valentín y un brazalete de perlas como regalo de graduación. A partir de ese momento, Watkins y Wolfe iniciarían un romance que duraría hasta agosto de 2017.Tras dar por finalizada su relación, Watkins comenzó a salir esporádicamente con otro miembro del Comité, según ‘The Times’. Wolfe, por su parte, tuvo una vida personal complicada. Entre otras cosas, fue acusado de abuso físico y verbal por su esposa durante su divorcio en 2004, de acuerdo a los registros judiciales. Los cargos se eliminaron más tarde y Wolfe a día de hoy sigue negando la veracidad de estas denuncias.



Capitol Hill, sede de la presidencia de EEUU, actualmente habitada por la administración Trump. (iStock)
Capitol Hill, sede de la presidencia de EEUU, actualmente habitada por la administración Trump. (iStock)

Los interrogatorios

En junio de 2017 un hombre clave en el caso entra en escena. Se trata de Jeffrey Rambo, quién anteriormente había sido empleado de Aduanas y Protección Fronteriza en California y que había estado con el senador Wolfe de vacaciones en España, justo antes de terminar su relación con Watkins. Rambo la interrogó sobre el informe del espionaje ruso que ella redactó, además de revelarla que conocía todo lo relacionado con ella y Wolfe.Watkins dio parte de la extraña reunión a sus editores del diario ‘Politico’, preocupada. Ella les dijo que creía que Rambo, quien dijo que había sido trasladado a Washington para investigar las filtraciones del gobierno, amenazaba con sacar a la luz pública su relación con Wolfe en caso de no ayudarle a poner caras y nombres a los filtradores del gobierno. A pesar de conocer que una de sus empleadas mantenía una relación estrecha con un miembro del Comité, sus editores decidieron mantenerla en plantilla.Lo más grave de todo es la confiscación de las comunicaciones personales de una periodista por parte del gobierno

El 14 de diciembre, días antes de que ella se pasara a ‘The Times’, dos agentes del FBI se pusieron en contacto con Watkins para hacerle una serie de preguntas sobre Wolfe. Como en anteriores ocasiones, Watkins dio parte de lo ocurrido a sus superiores de ‘The Times’ . Dos meses después, le llegó un aviso proveniente del Departamento de Justicia informándole de que algunos de sus registros telefónicos y de correo electrónico habían sido confiscados por el gobierno, incluso aquellos que databan de su época universitaria. Siguiendo el consejo de su abogado, Watkins no dijo ni una palabra a sus jefes.

El senador, arrestado

Una mañana del 7 de junio, Wolfe es arrestado y acusado de mentir a los investigadores federales sobre sus comunicaciones con cuatro reporteros, Watkins incluida. Un tiempo después, las organizaciones de prensa han condenado que la administración Trump confiscara estas informaciones de Watkins. No se trata de un tema menor o poco importante, es la primera vez que un gobierno estadounidense requisa las informaciones y contactos privados de una periodista. El Comité para la Protección de los Periodistas calificó este hecho como «una amenaza para la libertad de prensa». En este sentido, un portavoz del Comité aseguró: «Lo más grave de todo es la confiscación de las comunicaciones personales de una periodista por parte del gobierno, creemos que todos los estadounidenses deberían estar profundamente preocupados».

La administración Trump confisca los registros de una periodista y engaña a la prensa para que publique sobre su vida sexualLos medios de comunicación se hicieron eco del caso y vieron poco ética la relación de Watkins con Wolfe. La mayoría de los medios en los que la periodista trabajó alegaron que Watkins no proporcionó a sus superiores la suficiente información de su ‘affaire’ con Wolfe. El debate está servido. Algunos periodistas ponen el acento en el fallo de Watkins al no contar toda la verdad, mientras que otros subrayan la reacción del gobierno secuestrando toda la información.»Lo que veo es que la administración Trump confisca los registros de un periodista y engaña a la prensa para que escriba sobre su vida sexual«, opina Ryan Grim, jefe de redacción de ‘The Intercept’, quien escribió historias junto a Watkins en ‘The Huffington Post’. Mientras, el portavoz de ‘BuzzFeed News’, Matt Mittenhal, califica la investigación como «una desagradable campaña para desacreditar a la periodista».Fuente: elconfidencial.com