Respondió que «obviamente» se quedará en territorio nacional, pese a considerar que existe una «descarada manipulación de la justicia», aspecto que a su juicio quedó demostrado en la proposición acusatoria en su contra por parte de la Fiscalía y el desistimiento del proceso por falsificación que existió contra los funcionarios de Quiborax.El exmandatario también se mostró dispuesto a encabezar la defensa de los resultados del referendo de 2016, donde se impuso el No a la repostulación de Evo Morales. «Yo me comprometo con una acción directa, personal con el tema del 21F, yo soy un militante de esta causa, pero si la ciudadanía cree que yo puedo liderar este movimiento lo haré», sostuvo.»En principio, no quiero ser candidato a la presidencia. Demos primero el paso uno, que es la defensa del 21F y cuando eso esté resuelto, volveremos a hablar de la candidatura (…) Si yo digo voy a ser candidato a la presidencia voy a decir que el proceso del 21F fue superado», insistió.Agregó que «la empresa chilena Quiborax y su mayor accionista, Allan Henry Isaac Fosck Kaplun, dijo que no firmaría un acuerdo con el Gobierno si no se levantaban las acusaciones contra él. Esa acción de desistimiento que se dio efectiva el 5 de junio fue preparada en complicidad en oficinas de la Fiscalía entre abogados de Quiborax y la entonces subprocuradora de Bolivia, ellos prepararon esos documentos. Mandaron desde una computadora de la señora (Carminia) Llorenti para que los abogados chilenos le dieran el visto bueno».Finalmente, sobre la defensa del 21F, anticipó un escenario complicado, advirtiendo que Katia Uriona dejará «en un momento clave» la presidencia del Tribunal Supremo Electoral (TSE), al no poder ser reelecta de nuevo. Esa instancia deberá pronunciarse la próxima gestión sobre la inhabilitación o habilitación de la candidatura de Evo Morales.EL DEBER / Jesús Reynaldo Alanoca Paco