Una niña somalí de 10 años muere tras ser sometida a la mutilación genital femenina

En este país de África un 98% de las mujeres de entre 15 y 49 años han sido sometidas a este ritual

Una curandera somalí muestra los instrumentos para la mutilación genital de una niña. Una curandera somalí muestra los instrumentos para la mutilación genital de una niña. BERNARDO PÉREZ

Deeqa Dahir Nuur, una niña somalí de 10 años, ha muerto este viernes en un hospital por una hemorragia, días después que su fuese llevada por su madre a una mujer para que le practicara la mutilación genital. En Somalia, al este de África, 98% de las mujeres de entre 15 y 49 años han sido sometidas a este ritual, según datos de Naciones Unidas. Es el país con la tasa más alta de mujeres sometidas a la ablación del clítoris. El caso de Nuur, que fue sometida a esta mutilación el pasado día 14, es la primera muerte confirmada desde hace varios años en un país donde se suele denegar las complicaciones del procedimiento, según ha informado el diario británico The Guardian.



«Se sospecha que la mujer que le practicó la ablación [mutilación genital] le cortó una vena importante durante la operación», ha dicho Hawa Aden Mohamed, directora del centro de educación para paz y desarrollo Galkayo, un grupo local de defensa de los derechos de las mujeres. Según la directora del centro, «la mujer que le practicó la mutilación no ha sido detenida pero incluso si lo fuera, no existen leyes para castigarla por este acto. Esto es uno de los tantos casos que pasan cada día en Somalia».

La Constitución de Somalia prohíbe la mutilación genital femenina, pero no existe ninguna legislación que castigue a quienes la llevan a cabo. De hecho, los esfuerzos para hacer leyes han sido bloqueados por los parlamentarios que temen perder los votos de una parte de la comunidad musulmana que apoyan a ese ritual y lo ve como «parte de las tradiciones», según explica Reuters.

Naciones Unidas calcula que alrededor de 200 millones de niñas y mujeres en todo el mundo han sido sometidas a la mutilación del clítoris, un procedimiento que, en la mayoría de los casos, conlleva serios problemas de salud. Este ritual —que se practica en al menos 27 países de África y en otros de Asia y Oriente Medio— se lleva generalmente a cabo por «cortadores» tradicionales, que usan cuchillos y cuchillas sin esterilizar.

Además de las complicaciones para la salud, la mutilación genital también puede complicar el parto, hasta llegar a la muerte de la madre. En muchos casos, las niñas no paran de sangrar después del procedimiento o mueren por el desarrollo de infecciones.

«Los grupos de presión que apoyan la ablación a veces subrayan que no es dañino, lo que es completamente falso», ha explicado Brendan Wynne, de Donor Direct Action, un grupo internacional de mujeres que se dedica a financiar organizaciones de ayuda local. «Ya no tenemos tiempo de debatir sobre si existen beneficios o no entorno a la mutilación genital femenina y este caso, como muchos otros, lo muestra. La mutilación genital femenina solo cesará cuando los Gobiernos decidan tomar una línea dura y proteger las niñas en riesgo».

Fuente. www.elpais.com