Cuando el tiempo sobra

Manfredo Kempff Suárez

Qué difícil va a ser para el candidato opositor montar una campaña electoral que equilibre toda la propaganda que S.E. ha realizado desde que está en el poder, habiéndose creado una imagen de redentor entre las masas, tarea larga, carísima, pero que le dio resultados electorales. Ahora, como si fuera una novedad, S.E. ha anunciado que ya está en campaña.  Y lo dice sin sonrojarse, ignorando que fue derrotado el 21-F y que legalmente está noqueado antes de entrar en la arena electoral.

Pero, en fin, las leyes no están hechas para él. Es que, además,  a S.E. le sobra el tiempo y eso debe ser una maravilla. Cuando una persona puede hacer proselitismo desde las 8 de la mañana hasta entrada la noche, todos los días, las semanas, los meses y los años, es un privilegiado. Desocupado pero privilegiado. Cuando sentarse en un escritorio solo sucede al instante de promulgar una ley con su firma y esa es toda su labor de estadista, quiere decir que el tiempo le sobra para dedicarse al autobombo y a denostar a sus adversarios, los “neoliberales” y al imperialismo norteamericano.



Y no es solamente que S.E. tiene todo el tiempo del mundo para ir de un lugar a otro echándose halagos en ese su desmedido culto a la personalidad, sino que, además, le sobra la plata, le sobran los dólares. Los dólares del gas, los del Tesoro, los del Ministerio de la Presidencia, donde se esconden disimuladamente  los otrora “gastos reservados” que S.E. denuesta. ¿Cómo el candidato de la oposición va a poder enfrentar a S.E., por trucho que sea, si dispone de millones, además de aviones, vehículos, y la protección de una manga de matones?

El MAS se aferra a su candidato porque ya ha gastado fortunas en publicitarlo, hasta en el campo internacional. Es una imagen que se ha vendido a un precio muy alto y que hemos pagado todos los bolivianos, masistas o no. Sería mucha desgracia para ellos, los masistas, tener que cumplir con la Constitución y con el voto popular para promover a un postulante nuevo que no tuvo ni el tiempo ni las millonadas de S.E. para hacerse conocer.Pero lo importante es que el engranaje de la oposición ha comenzado a moverse y ya no se detendrá. Habrá un candidato que será un peso pesado y cuyo nombre se sabrá cuando se conozca quien es el candidato del MAS. Si contra viento y marea el oficialismo se emperra en burlar el art. 168 de la Carta Magna y el resultado del referéndum del 2016, no va a haber más remedio que enfrentar al dúo prorroguista y derrotarlo. Finalmente, ya se los ha tumbado el 21-F y en elecciones autonómicas y judiciales. ¿Por qué no en las presidenciales? Es evidente que las ventajas que señalamos en favor del oficialismo son inmensas y eso que no hemos hablado nada de lo que puede ser un gran fraude en las urnas.Lo único aborrecible sería no darles batalla. Nos ha tocado vivir estos momentos en que hay que batir a un enorme aparato propagandístico, pero además a los órganos (poderes) subyugados con prebendas por el MAS, como son el corrupto Tribunal Constitucional y presuntamente algunos de los miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Ante esa tarea tendrá que lidiar el candidato de la oposición, que solo contará con el  apoyo de un pueblo cabreado que ya no soporta más oír hablar a S.E. sobre las maravillas de su gestión, ni ver al Vice, todo modosito, sacando de la manga lecciones de socialismo comunitario como si estuviera ante un círculo de idiotas.No olvidemos que se debe apretar al TSE para que de una vez descalifique la candidatura del dúo quedadizo, pero hacerlo ya. La oposición tiene que demostrar a los ciudadanos, como su meta, que Bolivia no necesitará de remiendos con la democracia, la justicia, la conducta, la moral, sino de reconstruirlo todo, reconstruir a la nación, porque el MAS ha hecho un verdadero cambio en el país, lo ha liquidado.