Flores. La demanda internacional es alta, pero las exportaciones desde Cochabamba no logran florecer

Llegó la primavera y esta estación nos trae a la mente un paisaje de flores y vida. Sin embargo, el prometedor negocio de la floricultura en Cochabamba tiene cada vez más exigencias internacionales de calidad, los insumos son elevados y las exportaciones continúan realizándose de forma intermitente.

En 2016 el departamento exportó 110 kilogramos de flores (entre las que figuraban sólo rosas). En 2017 la cifra subió a 2.581 kilos (esta vez rosas, claveles, azucenas, ilusiones y  otras), pero durante todo el primer semestre de 2018 no se registró una sola exportación de flores, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).



El valor de las flores exportadas en 2016 fue de 769 dólares y en 2017  de 4.410.

El total de rosas exportadas en 2016 tuvo por destino España, mientras que el año pasado se enviaron 1.340 kilogramos de rosas y lluvia (ilusión) a Paraguay por 996 dólares. La venta sólo se realizó en el febrero.

La representante de los Productores de Flores del departamento, Teresa Barrionuevo, indica que en esta gestión se dejó de exportar flores por el incremento en los insumos, falta de asesoramiento técnico y los exigentes requisitos del Servicio Nacional de Seguridad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), que terminan por enterrar la exportación de flores cochabambinas. Y todo esto, pese a la gran demanda en Brasil y Paraguay.

“Un tiempo estábamos exportando rosas a Brasil. Como el clima allá es cálido, no tienen estas flores y necesitan esta producción. Senasag pide muchos requisitos de calidad. Hay una serie de requisitos que teníamos que cumplir, plagas, examen fitosanitario y calidad”, explica.

Las rosas y liliums tienen mayor demanda en el extranjero, añade. En pasadas gestiones, algunos productores se asociaron para exportarlas, pero la exigencia del mercado internacional y la falta de apoyo del Gobierno impidieron que continúe la exportación.

“El mercado internacional demanda. Quieren nuestra producción, pero nos ponen  trabas. Deberían ser un poco más flexibles y capacitarnos con asesoramiento técnico”, indica el floricultor de Vinto, Johnny Guzmán.

El mercado internacional es tan exigente en la calidad que la hoja y la flor deben estar brillantes y sin plagas. “Para exportar no quieren ni una rasmilladura. La hoja debe estar verde. Lo miran al extremo y lo descartan”, relata Barrionuevo.

El cultivo requiere de mucho trabajo, porque hay que saber cuidarlas y podarlas.  Las plagas como la del pulgón, arañuela o fusarium dañan los cultivos.

Septiembre es la época de mayor producción y el clima  cálido favorece a los capullos. En cuanto al mercado interno, Guzmán explica que el Día de la Madre, Todos Santos y el 21 de Septiembre son las fechas en que la demanda de flores se dispara.

En cambio en invierno la producción disminuye considerablemente. “La flor duerme. Si quisiéramos producir, necesitaríamos mantos térmicos”, explica Guzmán.

Productor por excelencia

Cochabamba es  el principal y casi único productor de flores de Bolivia. Abastece a todos los departamentos del país  con más de 50 variedades que se cultivan en siete municipios del departamento.

Sólo la Asociación de Flores Pairumani-Iscaypata, de Vinto, produce más de tres toneladas por semana.

A nivel departamental, se estima que existen unas 10 mil familias floricultoras distribuidas en Chimoré, Sipe Sipe, Sacaba, Tarata, Quillacollo, Vinto y Tiquipaya.

Claveles, rosas, saticias, chascas, ilusión, lisianthus, crisantemos, gladiolos, astromelias, nardos y otras variedades abastecen los mercados de todo el país.

El mercado nacional es muy importante para los productores. “El clima de Cochabamba es muy propicio para la producción de flores, eso no tienen otros departamentos. En La Paz hay astromelias, pero el frío no deja que se desarrolle y las llevan de aquí”, explica Barrionuevo.

 

QUILLACOLLO ES EL MAYOR PRODUCTOR DE FLORES

El municipio de Quillacollo es el principal productor de flores del departamento. Cultiva  gran cantidad y variedad en las zona de Bella Vista, Marquina, Ironcollo, Paucarpata, Oqhosuro, Mosoj Rancho y Molle Molle, que se encuentran en las faldas del Tunari.

Se trata de zonas que cuentan con agua que desciende de la cordillera. Además, este municipio es productor de liliums por excelencia y abastece a todo el país. Esta flor es apreciada por su olor, colores  y tamaño.

 

LOS PRODUCTORES NO TIENEN DÓNDE VENDER

A pesar de que en el departamento hay más de 10 mil floricultores, estos no tienen un lugar fijo para comercializar sus productos.

Hace más de 10 años, la Intendencia del municipio de Cochabamba entregó a los productores media cuadra para el comercio, en la calle Uruguay, pero el espacio quedó pequeño porque desde las 18:00 del martes los floricultores empiezan a llegar de diferentes municipios, en una faena que  se extiende hasta las 6:00 del miércoles, hora en que son desalojados por la Intendencia.

“Como productores, pedimos respeto. Ese espacio es tan pequeño  que no abastece  para la cantidad de gente que produce las flores, llegan del trópico, de todas partes”, dice la representante de los Productores de Flores, Teresa Barrionuevo.

La dirigente precisa que las condiciones y el lugar no son apropiados, por lo que piden a las autoridades que les den mejores condiciones.

“Hay flores, como el lilium, que tienen gran demanda. Eso se cuenta directamente en los camiones para mandarlos a otros departamentos. Pero hay otras que no se venden rápido y el productor debe esperar”, explica.

Barrionuevo añade que los productores son echados del lugar por los comerciantes minoristas y la Intendencia.

Producción en familia

La producción de flores en el  departamento se realiza en familia para abaratar los costos y porque no hay mano de obra calificada, indica el productor Johnny Guzmán.

El floricultor siembra, en su mayoría, rosas  y claveles. Sólo lo ayudan su esposa y sus tres hijos. “No hay mano de obra calificada. Hay que enseñarles de dónde y cómo cortar porque la idea es explotar al máximo la planta. Si yo corto mal, se pone en  riesgo la producción”, indica.

Guzmán precisa que él, por ejemplo, invirtió unos 10 mil dólares para sembrar rosas en dos hectáreas. “Debe haber más apoyo, como hay en Colombia y Ecuador  que son grandes productores”, añade.

Fuente: lostiempos.com