Más allá del neo liberalismo

Por Álvaro Jordán M.

La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) ha publicado su propuesta técnica para incrementar el sistema tributario nacional, ya que el actual no refleja la situación creada en más de tres décadas, desde la reforma tributaria del 1986. Recordemos que esta fue el resultado del giro neoliberal impuesto a la economía por el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Paz Estensoro, con el argumento de que “Bolivia se nos muere”, cuyo resultado fue un ajuste a los ingresos del sector laboral en beneficio del empresariado nacional e internacional.

El resultado de la neo liberalización de la economía fue la pauperización del sector laboral y campesino, engrosando la marginalidad económica, obligándolos a la actividad ilegal y delincuencial para engrosar los circuitos de sobrevivencia controlados por el narcotráfico. Recordemos que esta fue la causa por la que los mineros expulsados de sus fuentes de trabajo se desplazaron por miles para conformar la economía narco productora de Chapare con tal potencial de fortaleza que se transformaron en el sector de poder central de Bolivia. En resumen, los revolucionarios nacional-fascistas una vez más engrosaban sus ingresos a costa de la miseria de los pueblos del País, al mismo tiempo que se sentaron las bases sociales para la alianza de los sectores pauperizados con los sectores indígenas, hasta ese momento, históricamente marginados de la actividad económica y de la ciudadanía nativa.



El ascenso del Secretario Ejecutivo de la Confederación de cocaleros de Chapare a la presidencia de Bolivia fue la consolidación del sector hegemónico empresarial representado por los sectores bancarios del País con los sectores marginales de la economía; aquellos son los sectores bancarios y productivos del petróleo, la minería y agroindustria, los últimos son los sectores delincuenciales de la economía como son los contrabandistas, coca productores, narcotraficantes y sanguijuelas de la burocracia partidaria. La consolidación neoliberal legitimó a una mayoría nacional sobreviviente en los intersticios económicos de la legalidad y la ilegalidad conformada por sectores comerciales, cooperativistas, empresarios y agricultores pequeños y cuentapropistas.

La propuesta actual del sector empresarial (CEPB) se asienta en ajustes a cuatro sectores de la economía: 1. Facturación de compras en efectivo, incrementando aproximadamente en 50% el universo de captación de ciudadanos incorporados al sistema. 2. Incremento del universo de aportes por jubilación cargándolo al tiempo del consumo, ampliando el universo aportante de 726.000 personas a 5,2 millones, logrando el aporte de toda la población ocupada y no cubierta por el sistema de pensiones. 3. Creación de un régimen tributario intermediario entre el sistema Simplificado y el General introduciendo información contable formal. 4. Valoración de la capacidad de pago del deudor mediante información financiera presentada al SIN, buscando alinear los intereses para acceder a mayores niveles de financiamiento.

Con el primer ajuste se busca eliminar el alivio con el que se beneficia el consumidor con las compras en efectivo. Con el segundo ajuste se busca incorporar un inmenso sector no cubierto por el sistema de pensiones, sin mencionar ningún ajuste en beneficio de los jubilados, cuyos aportes en la actualidad son abusivamente expropiados por el sector empresarial. El tercer ajuste busca incorporar a la tributación al sector simplificado, que lógicamente significará incrementos en los costos de la canasta familiar. El cuarto ajuste afecta al sector empresarial, beneficiándolo con los posibles incrementos de sus montos financiables.

No nos oponemos a la participación tributaria de todos los miembros de la comunidad, todos deben aportar en forma equitativa, pero con la propuesta empresarial se agudiza el sistema de explotación del pueblo para sostener privilegios del capital, privado y estatal, caracterizado por su naturaleza de sanguijuela.

De consolidarse la propuesta empresarial se profundizará aún más la economía delincuencial neo liberal, nacida con el slogan de “Bolivia se nos muere”, transformando la ciudadanía, en su totalidad, en cómplice de mafias oficiales y no oficiales como ha sucedido con el pueblo de México y como está sucediendo con los pueblos de Argentina, las favelas del Brasil, Venezuela, Nicaragua y otros pueblos de Centro América y el Caribe.

Con la espantosa amenaza a la inocencia chauvinista del pueblo ignaro, obnubilado por el planteamiento de “Bolivia se nos muere” todos presurosos pusieron una vez más la espalda para que sigan las sanguijuelas chupándoles la sangre. Han tenido que pasar más de 30 años para que el pueblo se empiece a dar cuenta que no es Bolivia la que se nos muere con la crisis del neo liberalismo, son las sanguijuelas del empresariado explotador las que se mueren y hay que dejarlas, y ayudar a que bien mueran.

Los pueblos no mueren, aprenden a ajustarse a los condicionantes de la naturaleza que los rodea. Ya van desarrollándose las nuevas ideas que nacen del convencimiento de ser los partidos y los miembros partidarios los que instrumentalizan la explotación con el uso del poder del Estado. Saludamos alborozados el nacimiento de las Kuña Mbarete y su paralelo de plataformas ciudadanas, saludamos el reconocimiento criminal de las organizaciones partidarias. Confiamos en que han de reconocer en el poder del Estado la fuerza que oprime y explota, así como confiamos en que han de tener la inteligencia suficiente para encarar las dificultades de construir una nueva estructura económica e institucional que refleje los contenidos humanos de la diversidad poblacional hasta ahora defensora de los principios de la democracia participativa que los sustentan.