Si Brasil cae en la ‘crisis cambiaria’ de los emergentes, el contagio puede ser letal

  • Fortalezas de Brasil: equilibrio externo, inflación y margen de actuación
  • Debilidades: deuda pública, bajo crecimiento, déficit público y la política
  • «Brasil es una economía vulnerable, pero no es Argentina ni Turquía»
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Billete de real brasileño. Dreamstime
La caída de las monedas de Argentina y Turquía parecen no tener fin. El peso acumula un descenso del 51% frente al dólar en lo que va de año, mientras que la lira turca cae un 44%. Ahora, todos los focos están puestos en Brasil, donde el real acumula una depreciación del 10% frente al dólar en el mes de agosto, un 22% desde comienzos de año. La situación de Brasil tiene similitudes y diferencias con otros emergentes, por lo que no existe un consenso sobre la intensidad con la que podría contagiarse esta economía, la más importante de Latinoamérica.

Lo que está claro es que Brasil importa y el contagio de este país sería mucho más peligroso que el de otros emergentes. La economía brasileña es la octava del mundo por PIB y se acerca rápidamente a Francia (séptima potencia). Desde el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), en sus perspectivas semanales, reconocen que «en un contexto cada vez más difícil para los mercados emergentes, se vigilan de cerca los posibles riesgos de contagio… la correlación entre las monedas emergentes ha aumentado significativamente, aunque no todavía hasta niveles observados en episodios de estrés previos».

Carmen Reinhart, profesora de Finanzas en la Universidad de Harvard, explicaba hace unos días que los inversores deberían prestar especial atención al contagio de Brasil. La economía de este país es vital para los emergentes, por lo que su contagio podría ser fatal para el resto de mercados, lo que también incluiría a algunos desarrollados con elevada exposición a Brasil.

En declaraciones a la agencia Bloomberg, Reinhart se preguntaba «¿se convertirá la crisis de Turquía en una escenario de mayor contagio? Yo creo que la respuesta clave es ver qué pasa en Brasil». La desestabilización financiera del gigante latinoamericano puede lastrar su crecimiento económico y tener importantes repercusiones sobre todos los países que tienen intereses en Brasil.



Por el momento, según los datos que maneja el IIF, la entrada de capitales en Brasil se ha frenado en los últimos meses, lo que supone un cambio importante respecto al primer trimestre de este año, cuando entraron 11.000 millones de dólares netos (entradas menos salidas) en la economía.

El contagio de Brasil es posible, pero por ahora no es probable. A pesar de sus muchas debilidades, también cuenta con fortalezas externas relevantes. Entre las debilidades de Brasil sin duda están sus finanzas públicas. El déficit presupuestario fue del 7,8% del PIB en 2017, mientras que la deuda pública supera el 74%, un nivel elevado para un país emergente. Por ejemplo, la deuda de Turquía es del 30% sobre PIB, mientras que la de Argentina es del 57% del PIB. Además, el crecimiento económico de Brasil es débil; en el segundo trimestre del año la actividad se expandió solo un 1%.

La deuda en divisa extranjera representa casi toda la deuda externa del país, pero aún así en términos relativos sigue siendo pequeña

Otro punto de debilidad es el elevado porcentaje de la deuda externa denominada en divisa extranjera. De los 680.000 millones de dólares de deuda externa (en su mayor parte deuda a largo plazo), el 85% está denominada en divisa extranjera, según datos del Banco Mundial para el primer semestre de 2018. No obstante, esto tiene también una parte positiva: la deuda total externa de Brasil sólo supone el 30% del PIB, unos niveles relativamente bajos.

Además, aunque a día de hoy el tipo de cambio en Brasil flota de forma libre, de complicarse mucho la situación el banco central cuenta con 379.444 millones de dólares en reservas para intervenir, mientras que Argentina sólo tiene unos 50.000 millones, frente a una deuda externa en divisa extranjera de más de 220.000 millones de dólares.

Marijke Zewuster, economista jefe para los mercados emergentes de ABN AMRO, cree que «la situación política continua caracterizada por la incertidumbre. Sólo quedan dos meses para conocer el resultado final de las elecciones presidenciales, algo muy impredecible. Aún así, todavía creemos que Brasil es menos vulnerable que Turquía respecto a un incremento de la aversión al riesgo causado tanto por problemas domésticos como globales».              

La balanza por cuenta corriente de Brasil se encuentra en equilibrio, es decir, la economía no necesita financiación exterior neta. Además, Zewuster explica en una nota dedicada a Brasil que «el miedo a un cambio radical en las elecciones se está exagerando… mientras que vemos una reducción del déficit fiscal gracias a las reformas que se han aprobado».

El Banco Central de Brasil tiene margen

Por otro lado, la inflación en Brasil no llega al 4,5% anual, una cota todavía muy aceptable para una economía emergente, mientras que Argentina lucha contra una subida de precios superior al 30% y Turquía lidia con alzas del IPC del 17,5%. Esto permite que el Banco Central de Brasil mantenga su tipo de interés de referencia en el 6,5%, lo que le da un amplio margen en caso de que la situación empeore. Turquía tiene los tipos en el 17,5%, mientras que Argentina elevó recientemente los suyos al 60%. Este deja entrever que Brasil aún tiene espacio para luchar contra futuras presiones inflacionistas y una depreciación del real.

Aún así, los expertos Morgan Stanley creen que la incertidumbre se irá incrementando a medida que se acerquen las elecciones. La primera vuelta se celebrará el domingo 7 de octubre, pero el resultado final no se conocerá hasta la segunda vuelta, que se producirá el domingo 28 de octubre. Estos comicios pueden intensificar las turbulencias del real brasileño, algo que es de todo menos positivo. Morgan Stanley está corto (apuesta por la depreciación) en el real brasileño, el rand sudrafricano, el rublo ruso, la rupia india y el peso filipino en sus cruces con el dólar.

Por el contrario, Zewuster (ABN AMRO) cree que la solidez externa es más importante que la incertidumbre que generan las elecciones, una incertidumbre temporal «que no justifica la caída del 20% del real frente al dólar este año».              

«Esta situación llegará a su fin una vez que las elecciones terminen y haya más claridad sobre el nuevo presidente, entonces los mercados de divisas se calmarán. También llegará un momento en el que el dólar comience a perder atractivo, puesto que el camino de alzas de tipos ya está descontado en el tipo de cambio del dólar. Además, un poco más de estabilidad en Turquía, unos precios de las materias primas más altos (que es el escenario que manejamos) y la recuperación del yuan chino ayudarán», sentencia desde el banco holandés, que ve injustificada la caída del real en Brasil.

A modo de conclusión se puede señalar que Brasil es vulnerable, pero no es Turquía ni Argentina. La solidez externa y el margen que tiene su banco central son los mejores ‘cortafuegos’ contra una fuerte salida de capitales. Sin embargo, el peligro de contagio existirá mientras que los inversores sigan apostando por los activos denominados en dólares y las elecciones presidenciales sigan sin arrojar claridad sobre el futuro político de Brasil.

Fuente: http://www.eleconomista.es